En las últimas semanas, los vecinos de la Urbanización La Salle, en Sabana Oeste, han visto con preocupación cómo la Municipalidad de San José ha decidido instalar parquímetros en una zona que, por su naturaleza, es residencial y no comercial, poniendo en riesgo la tranquilidad y la calidad de vida que la caracterizan.
A primera vista, la medida puede parecer parte del ordenamiento urbano habitual. Sin embargo, detrás de los nuevos rótulos metálicos y las marcas numeradas en las calles, se esconde una realidad profundamente injusta para quienes habitan esta comunidad, especialmente para la mayoría de adultos mayores pensionados, así como para quienes los visitan para acompañar a sus familiares.
Lo más preocupante es que la Municipalidad inició la colocación de parquímetros sin realizar estudios técnicos que lo justifiquen ni llevar a cabo consulta vecinal alguna. La empresa encargada de administrar estos parquímetros, adjudicada mediante la Licitación #2023LY-000009-0015499999, parece tomar decisiones discrecionales guiadas por la rentabilidad económica y no por criterios urbanísticos, de movilidad o seguridad vial. Peor aún, esta acción contraviene lo dispuesto en documentos oficiales como el “Folleto Total de Zonas” y la “Ubicación de terminales físicas de parquímetros”, adjuntados en el proceso de licitación en la plataforma SICOP, donde este barrio no aparece incluido.
El resultado es un escenario tan absurdo como peligroso: parquímetros frente a viviendas familiares, aceras convertidas en zonas tarifadas y salidas de garaje flanqueadas por vehículos estacionados a ambos lados, reduciendo la visibilidad y aumentando el riesgo de accidentes. Para los conductores, en su mayoría adultos mayores, salir de casa se vuelve una maniobra riesgosa que obliga a sacar el vehículo casi hasta media calle para poder verificar el tránsito.

Pero el problema va más allá de la seguridad vial. Esta medida tiene un claro impacto social y económico. Muchos vecinos reciben servicios médicos, terapias y asistencia a domicilio, que ahora deberán asumir el pago del estacionamiento, un costo adicional que se trasladará inevitablemente a los usuarios. Lo mismo ocurre con las visitas familiares: hijos, nietos y amigos deberán pagar para estacionar frente a las casas, amenazando con aislar aún más a una población ya vulnerable.
En un contexto donde se promueve la inclusión, el envejecimiento digno y el fortalecimiento del tejido comunitario, resulta incomprensible que una medida municipal afecte justamente a quienes más necesitan apoyo y comprensión.
La Urbanización La Salle no es una zona comercial ni de alta rotación vehicular. No hay tiendas, restaurantes ni oficinas que justifiquen el cobro por estacionamiento. El tránsito vehicular es casi exclusivamente vecinal, con fines personales y familiares. Por eso, aplicar la misma lógica que en zonas céntricas o comerciales resulta no solo inapropiado, sino profundamente injusto.
Decisiones como esta evidencian la falta de sensibilidad social y la desconexión de las autoridades con la realidad humana de los barrios que administran. No se trata de oponerse al orden ni a la modernización urbana, sino de exigir criterio, planificación y empatía.
Por todo ello, se exige que este barrio, y cualquier otro en condiciones similares, sea excluido de la zona de cobro por parquímetros y que se abra un proceso de diálogo con las comunidades antes de implementar medidas que afectan su cotidianidad.
Es importante recordar que las ciudades no solo se construyen con concreto y señalización, sino también con respeto y consideración hacia quienes las habitan.
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