Durante demasiado tiempo, la Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica vivió una larga pausa en la renovación de sus filas. Años en los que la inercia, la negligencia y la desidia impidieron abrir procesos de audición que son, por naturaleza, el corazón de cualquier orquesta que aspire a la excelencia.

Hoy, esa página ha quedado atrás. Hemos retomado con rigor y transparencia un proceso histórico que no se veía desde hace años: audiciones abiertas para puestos clave en la Sinfónica Nacional. Los resultados hablan por sí mismos: un nuevo concertino, un principal de flauta, un asistente de principal de contrabajo, un violonchelista de fila y un violinista de fila. Cinco atriles fundamentales que dan forma y sostén al sonido de la orquesta.

Este avance es más que un logro técnico: es un signo de vitalidad. Y tiene un matiz especialmente emotivo: dos de estos músicos comenzaron sus estudios en el Instituto Nacional de Música, formación 100% costarricense que hoy florece en el escenario más alto de nuestra música sinfónica.

La llegada de estos intérpretes asegura que la OSN mantenga el altísimo nivel artístico que merece nuestra ciudadanía, y que pueda proyectarse con fuerza hacia los retos del siglo XXI. Como dijo Leonard Bernstein, maestro que ha sido una de mis inspiraciones personales:

Una vida de arte es, en esencia, una vida de lucha por la perfección.”

Estas audiciones son, precisamente, un paso firme en esa lucha.

Esta tarea se la encomendamos con plena confianza al maestro Ramiro Ramírez, director del Centro Nacional de la Música, y a nuestro director titular y artístico Andrés Salado, quienes, junto al jurado, lideraron el proceso con excelencia, transparencia y visión de futuro. A ellos, nuestro profundo agradecimiento por llevar esta misión a buen puerto.

El momento no podría ser más simbólico: en 2025 celebramos los 85 años de la Orquesta Sinfónica Nacional. No es casualidad que este aniversario nos encuentre en plena etapa de renovación. Hemos hecho lo que nos propusimos desde el primer día: devolverle a la Sinfónica su esplendor.

La música sinfónica es, por naturaleza, un esfuerzo colectivo. Ninguna orquesta depende de un solo talento: es la suma de voluntades, de disciplinas y de sueños que, al unirse, construyen belleza. Esa es la lección que nos deja esta nueva etapa: cuando el Estado abre oportunidades, garantiza procesos justos y apuesta por la excelencia, los resultados se sienten y se escuchan.

Costa Rica merece una Orquesta Sinfónica Nacional que esté a la altura de su historia y de su gente. Y hoy, con cada nuevo atril que se llena, con cada nuevo músico que se incorpora, reafirmamos que vamos por el camino correcto. Porque celebrar 85 años de la OSN no es mirar al pasado con nostalgia, sino mirar al futuro con la certeza de que nuestras mejores notas aún están por tocarse.

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