¿Recuerdan cuando nos dijeron que venían a poner orden, bajar el costo de la vida, limpiar la corrupción, construir aeropuertos, hacer una Ciudad Gobierno y meter presos a los delincuentes?
Pues la realidad es esta: no hay Ciudad Gobierno, no hay aeropuertos, los delincuentes tienen las calles, la comida sube, las becas bajan, las listas de espera crecen, y lo único que ha bajado… es la esperanza.
Pero, ¡eso sí!, las calificadoras internacionales están felices. Porque al parecer, si a los bancos les va bien, a nosotros también… aunque no haya ni para el arroz.
El espejismo fiscal: números que aplauden afuera, pero duelen adentro
El presidente Chaves ha dicho —una y otra vez— que su gobierno es un éxito económico. Y en cierto sentido, eso es parcialmente cierto: Costa Rica logró un superávit primario del 1.6% en 2023 (el primero desde 2008), y la deuda pública bajó del 67% al 59,8% del producto interno bruto (PIB). Las agencias Fitch, S&P y Moody’s subieron la calificación crediticia del país. Hasta ahí, palmadita en la espalda.
Pero acá está el problema: ese superávit no nació de la eficiencia, sino del sacrificio. Se logró a punta de congelar programas sociales, no ejecutar presupuestos en educación y salud, limitar el gasto en infraestructura básica y recortar becas. Es decir: se ordenó la casa… sacando a los más pobres de la mesa.
Mientras el gobierno se enorgullece de esos números, el 40% de la población económicamente activa sigue atrapada en el desempleo o la informalidad, según datos del INEC. Y el ingreso real promedio ha perdido valor frente a la inflación acumulada.
La “Ruta del Arroz”: un camino que encareció el plato del costarricense
En agosto de 2022, el gobierno lanzó con bombos y platillos la llamada “Ruta del Arroz”, una política que prometía reducir el precio de este grano básico eliminando aranceles a la importación y desregulando el mercado. ¿El objetivo? Que pagáramos menos.
¿El resultado? Todo lo contrario.
- Según el INEC, el arroz subió un 6,49% en los 26 meses posteriores a la medida, alcanzando los 748 colones por kilo, el precio más alto de la historia.
- La medida no benefició a los consumidores, pero sí a un pequeño grupo de importadores que hoy hacen negocio redondo.
- Desde que se aplicó la Ruta, la producción nacional cayó un 58% y el número de productores bajó de 534 a 239.
- El Estado dejó de percibir más de 27.000 millones de colones en aranceles, lo suficiente para financiar 13 instituciones públicas.
Entonces, no solo no bajó el arroz: se encareció, arruinó a los productores locales, redujo la soberanía alimentaria y le quitó plata al Estado. Pero claro, eso no sale en los anuncios del gobierno.
Educación: la promesa que pasó de la pizarra… al abandono
Durante la campaña se habló de que se iba a mejorar la calidad educativa y reforzar las becas estudiantiles. Pero la realidad es que cientos de centros educativos siguen bajo órdenes sanitarias, hay niños estudiando en aulas improvisadas con plástico, y el Fondo Nacional de Becas (Fonabe) pasó por congelamientos vergonzosos. La inversión en educación, que antes representaba más del 7% del PIB, ha retrocedido peligrosamente, afectando sobre todo a estudiantes en zonas rurales y comunidades vulnerables.
Y eso no es casualidad. Porque un pueblo educado cuestiona. Y este gobierno no tolera preguntas difíciles.
Salud pública: la enfermedad del abandono silencioso
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), orgullo nacional durante décadas, no ha recibido ninguna reforma estructural bajo esta administración. Las listas de espera, que ya eran un problema, han empeorado: más de 1 millón de personas esperando una cita o una cirugía, según datos del Observatorio de Salud. No hay nueva infraestructura hospitalaria, ni contratación significativa de personal médico. Todo sigue igual… o peor.
Pero eso sí: en Facebook, el gobierno cuenta la historia de una señora que sí logró operarse. Porque en vez de invertir en el sistema, invierten en la narrativa.
Seguridad: cuando la mano dura se vuelve circo
La violencia en Costa Rica alcanzó niveles históricos. En 2023, el país cerró con 17.2 homicidios por cada 100 mil habitantes, el peor registro en décadas. El crimen organizado ha tomado control de comunidades enteras, y la reacción del gobierno ha sido —otra vez— espectacular, pero ineficiente: construir una cárcel de máxima seguridad y prometer que “ahora sí los vamos a encerrar a todos”.
¿Saben cuál fue la tasa promedio de homicidios entre 1998 y 2018? Entre 6 y 11 por cada 100 mil. Estamos casi al doble.
¿Y cuál fue la estrategia de los gobiernos anteriores? Invertir en prevención, educación, trabajo comunitario, patrullaje inteligente.
¿Y la de este? Una megacárcel… que todavía no existe.
Gobernabilidad a base de gritos
Este es el gobierno del conflicto. Desde que Chaves llegó al poder, ha confrontado al Poder Judicial, a la Asamblea Legislativa, a la prensa, a los sindicatos, a la academia, a los estudiantes, a los artistas… y básicamente a cualquiera que no le aplauda.
Resultado: Costa Rica cayó del puesto 8 al 36 en el Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras. Ningún gobierno en las últimas dos décadas había generado un retroceso tan drástico en este indicador.
Y con ese mismo tono confrontativo, el presidente culpa a la Asamblea de todos sus fracasos. Pero los proyectos de ley que se han rechazado lo han sido por razones técnicas y constitucionales.
Por ejemplo:
- Algunos proyectos de seguridad ciudadana buscaban eliminar garantías procesales básicas, como la presunción de inocencia.
- Otros omitían el principio de publicidad y transparencia en contrataciones, como el caso de Ciudad Gobierno.
- La Sala Constitucional ha dicho que varias de estas iniciativas violan la Constitución Política, el debido proceso y el control fiscal independiente.
¿Queremos que se aprueben leyes solo porque las pide el presidente, aunque sean inconstitucionales? ¿Aunque a la larga nos afecten a todos? Eso no es gobernar. Eso es capricho con corbata.
¿Y las promesas? Quedaron como el arroz barato… desaparecieron
- Bajar el costo de la vida: el arroz subió, los medicamentos no bajaron y la canasta básica aumentó.
- Ciudad Gobierno: rechazado.
- Marina de Limón y aeropuertos: ni planos hay.
- Eliminar 114 impuestos: ni uno.
- Combatir la corrupción: más bien la Fiscalía tiene hoy al presidente bajo investigación.
Este gobierno llegó con una larga lista de promesas. Hoy, tenemos una larga lista de excusas.
Comparación con los gobiernos del 98 al 2022: ¿estamos peor?
Sí. Porque aunque ningún gobierno ha sido perfecto, durante los últimos 20 años Costa Rica mantuvo estabilidad institucional, fortaleció su educación y salud pública, y construyó políticas sociales redistributivas. Se cometieron errores, sí. Pero también se avanzó.
Hoy, bajo este gobierno, tenemos:
- Menos diálogo.
- Menos inversión social.
- Más violencia.
- Más polarización.
- Más autoritarismo.
- Más marketing que política pública.
Y el único “éxito” del que pueden presumir es un superávit fiscal… conseguido a costa del pueblo que más lo necesita. Aunque usted apoye a esta administración, a la larga usted y yo, nos veremos afectados por todo lo malo que han hecho en 3 años de gobierno.
Seguidores sin argumentos, desinformación con presupuesto
En este contexto, conviene también preguntarse: ¿quién defiende a este gobierno y por qué?
Porque cuando se revisan los perfiles que lo apoyan en redes, no se encuentran argumentos ni análisis… se encuentran insultos. Ofenden a periodistas, a ciudadanos críticos, a mujeres líderes, a quienes piensan diferente.
No debaten: escupen.
No informan: atacan.
No argumentan: repiten lo que dice el presidente sin siquiera darse a la tarea de pensar.
Y cuando no alcanza la furia de los más fanáticos, el gobierno tiene otro recurso: los bots.
Cientos de cuentas falsas, muchas alojadas en Vietnam y otras partes del mundo, han sido usadas para inflar mensajes, atacar o ridiculizar opositores y manipular tendencias.
Además, han montado campañas sistemáticas de desinformación y desprestigio desde oficinas públicas, disfrazadas de comunicación oficial. El propio gobierno ha sido señalado por medios y organizaciones civiles por usar recursos del Estado para atacar a críticos y manipular la opinión pública.
Este no es un movimiento ciudadano auténtico. Es una maquinaria. Y la maquinaria necesita ignorancia, ruido y enemigos.
Conclusión: un gobierno para pocos, a expensas de todos
Este no es el gobierno que nos prometieron. Ni el que Costa Rica merece.
No es valiente. Es ruidoso.
No es eficiente. Es superficial.
No es para el pueblo. Es para el show. Es para una masa que no cuestiona, no piensa, no investiga, no argumenta. Oye y repite sin cuestionarse ¡Más si le dan 10 mil y un almuerzo gratis para ir a llevar sol a una “manifestación”!
Y mientras seguimos esperando que cambie algo, los que más necesitan una respuesta del Estado reciben silencio o regaños. Eso, si no los bloquean primero en redes.
Así que, la próxima vez que alguien le diga que “por lo menos está haciendo algo”… pregúntele: ¿Para quién? ¿A qué costo? ¿Y cuánto más vamos a pagar por este falso orden?
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