La tensa relación entre el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con un importante sector de la prensa —durante su sexenio— no fue de gratis. Pues, las críticas que se solían formular no eran de su agrado, por ello, implementó en primera instancia, una conferencia de prensa celebrada a diario desde el Palacio Nacional —a las siete de la mañana— a la que denominó acertadamente como “las mañaneras”. Se trata de una conferencia algo distendida, en donde el presidente del gobierno respondía a las inquietudes, ello desde el 3 de diciembre de 2018, y hasta la finalización de su mandato. Detalle relevante, su sucesora, la presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido esta práctica de aparente transparencia.

Ahora bien, precisamente, con el deseo de contrarrestar las “noticias falsas”, AMLO creó la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, a cargo de la antropóloga social Elizabeth García Vilchis, desde junio de 2021. Según explicó el medio Infobae sobre esta sección:

La mentira es una constante en los medios, aseguró el presidente al dar a conocer la sección. Para López Obrador, los medios de comunicación mexicanos están al servicio de sus propios intereses y no de los de sus audiencias. Así, el mandatario considera que la sección es un ejercicio mediante el cual se promoverá una ciudadanía más consciente, “No susceptible de manipulación y que prevalezca siempre la verdad que es la que nos hace libres, la verdad, nada de mentiras, que haya en el periodismo ética, que el noble oficio del periodismo sea un imperativo ético”.

De esta forma, y, pocos meses después de la salida de AMLO, el Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, estableció que, la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, violó diversos derechos humanos y principios constitucionales, ello a raíz del amparo en revisión No 135/2024 promovido por el periodista Raymundo Riva Palacio quien denunció acoso y estigmatización desde la Presidencia, sosteniendo el alto tribunal que, la orden de instaurar dicha sección careció de fundamento legal, reglas claras y parámetros objetivos. Según el criterio jurídico establecido, esta omisión vulneró los derechos a la legalidad, a la libertad de prensa, de expresión y de información, consagrados en los artículos 6º, 7º, 16, 39 y 40 de la Constitución mexicana.

De este modo, el citado periodista, en entrevista realizada en el programa “Aristegui” del 16 de abril de 2025, explicó cómo la sección, se había convertido en una intromisión en su vida privada, además de una violación a su libertad de expresión, de forma sistemática, con los recursos de los contribuyentes, y, con la finalidad de difamar a los periodistas por parte del presidente. Además, explicó que, se llegó a la difusión de los datos privados de los periodistas (bancarios, propiedades, etc.), generando esto un linchamiento en contra de estos, por el discurso de odio gestado de forma deliberada. El comunicador argumentó:

En el 2019, el expresidente hizo un discurso donde dijo que yo era un cretino, porque cuestioné que se cobrara por preguntas a los youtuberos (…), por ende, presenté una queja en contra del presidente, acudí al mecanismo de protección de derechos humanos en la Secretaría de Gobernación, donde no obtuve respuesta”.

Puntualmente, la sentencia indicó:

(…) Si bien es cierto que el Poder Ejecutivo cuenta con facultades para establecer mecanismos de comunicación social que se sujeten a reglas, límites y criterios claros, así como objetivos y transparentes, orientados a la difusión de información basada en principios pluralistas, que respeten el derecho de réplica y promuevan las libertades de expresión, prensa e ideas, esenciales en una sociedad democrática, también lo es que la creación de la sección denominada "Quién es quién en las mentiras" mediante una orden verbal carente de sustento normativo escrito que delimite las facultades del titular del Ejecutivo, vulnera los derechos humanos de la parte quejosa”

Por su parte, la presidenta Sheinbaum, no solo ha mantenido las conferencias de la mañana, sino que, ha creado la sección “Detector de mentiras”, con la misma línea de su antecesor, ello con la finalidad de combatir a sus detractores, y presentar las “noticias falsas”, por ende, si bien la condena judicial —en principio— no tendrá repercusiones en el expresidente, si se puede convertir en una precedente en caso de que se mantengan las mismas acciones que atentan en contra de los periodistas, lesionando su vida privada, y sus derechos constitucionalmente protegidos.

La temática de ataques a la prensa no es cosa de México, sino que, en otras latitudes se emulan dichas acciones que atentan contra la libertad de expresión, por ejemplo, recientemente, el presidente Trump, vetó a la agencia internacional de noticias “Associated Press” o AP (Prensa Asociada, en Español), por considerar que no se estaba alineando a sus posturas, provocando una sólida respuesta de la agencia afectada:

Es alarmante que la administración Trump castigue a AP por su periodismo independiente. Limitar nuestro acceso a la Oficina Oval en función del contenido del discurso de AP no sólo impide gravemente el acceso del público a las noticias independientes, sino que viola claramente la Primera Enmienda”.

Para finalizar, en otros lares, también se utilizan las conferencias, para atacar a algunos medios de prensa, o bien, a los demás poderes del Estado. Lo anterior, justamente, con los recursos de todos, exponiendo a los periodistas al escarnio público, pues se les formulan reproches innecesarios en el momento en el cual formulan sus preguntas, ya sea, al cuestionarles por los dueños de los medios representados, o bien, al no concederles un sitio especial y seguro en el cual permanecer durante las conferencias. Este tipo de acciones, pueden impactar y transgredir los derechos fundamentales analizados por la sentencia mexicana, y ser de perfecta aplicación en cualquier democracia, pues, están garantizados en la Convención Americana de Derechos Humanos.

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