Cuenta la historia que una herencia del régimen Nazi es la dualidad “cañones o mantequilla” para ejemplificar la necesidad de la inversión militar por encima de la posibilidad de destinar los recursos escasos a otros gastos de contenido social. La historia nos recuerda que el encargado de la propaganda Nazi, Joseph Goebbels lo expresó claramente al indicar que “‘Si es necesario, alguna vez podremos arreglárnoslas sin mantequilla, pero nunca sin cañones”, lo cual fue reafirmado tiempo después por Rudolf Hess, quien usó la frase ‘Cañones en lugar de mantequilla’ “en un discurso en el año 1936.

En la actualidad la frase es usada como concepto económico que ejemplifica claramente la disyuntiva del gasto militar frente a la inversión social, en los países en donde el primero se ve como necesario para la seguridad y la defensa nacional.

La frase viene al caso en nuestro país, por la existencia actual de un paroxismo punitivista en donde un día sí y otro también el legislador propone proyectos de ley para crear tipos penales, incrementar el gasto en seguridad y aumentar los mecanismos de represión estatales contra el delito; pero ha dejado de lado las causas de este y la necesidad de mejorar la inversión social y atacar de manera sincera y directa la pobreza y la falta de oportunidades en nuestro país, ante todo, de las personas más jóvenes.

El desempleo y sub empleo de las personas jóvenes, que en algunas zonas alcanza niveles alarmantes y vergonzosos, la ralentización en la inversión para la construcción de soluciones de vivienda de interés social, la necesidad de creación de empleo digno y de calidad, el descuido en el enfoque de encadenamientos productivos en las zonas que requieren un mayor desarrollo económico, -desplazado por un asistencialismo facilista entronizado-  han hecho que la lucha contra la pobreza pase a ser actor de reparto, olvidado en este marasmo de insultos y ocurrencias entre Poderes y sin que en la realidad, podamos ver un efectivo y sostenible impacto en la disminución de la delincuencia.

No es casualidad que el papa Francisco (QDDG) en su Carta al primer ministro de Australia con ocasión de la cumbre del G20 en noviembre de 2024 señalara de forma inequívoca a la pobreza y las desigualdades sociales como una de las causas y origen de la actividad criminal y destacara que una mentalidad en la que las personas son descartadas por un sistema económico que privilegia el enriquecimiento de unos pocos, en último término, jamás alcanzará la paz y la justicia.

En mi trabajo como abogado, me ha tocado revisar dictámenes sobre decenas de proyectos de ley en donde se crean alegremente tipos penales para cualquier cosa que se le ocurra a un diputado hacer una conducta punible y he visto como se inyectan más fondos públicos al tema de seguridad sin ninguna planificación y reflexión, dominados por un activismo que reacciona aterrado a las consecuencias, mas que reitero, descuida las causas de los delitos.

Es por eso que la frase indicada debe retomar el valor necesario para entender que no es suficiente con comprar más armas, si el pueblo carece de la mantequilla necesaria para su subsistencia -entendida como empleo digno, educación de calidad y acceso a oportunidades-  y sin una visión integral y sistémica de un problema tan serio y tan mal tratado, como es la seguridad de las personas costarricenses.

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