Llegó con amplia experiencia sobre la actualidad de nuestro país: un producto directo de treinta años de vivir a miles de kilómetros de Costa Rica. Conoce a profundidad la realidad del pueblo, digo mal, en sus propias palabras, él es la “voz del pueblo”. Esto es resultado lógico de vivir en Condominio Monterán entre fuentes, canchas de tennis y de golf. Representa también lo mejor de la ideología cristiana, un ejemplo de respeto al prójimo y en particular a la mujer, de “no juzgar” de “poner la otra mejilla”, de humildad.

Entonces… ¡No perdamos más el tiempo! Hagamos todo lo que él está pidiendo literalmente a gritos en marchas y conferencias semanales. Comencemos por prohibir y cerrar toda la prensa canalla, pues cualquiera que cuestione y critique está - por definición - mintiendo y envenenando a la opinión pública. ¡Fuera! Todos los medios – todos – deben de apoyar y aplaudir. Ah, pero solo estamos empezando. Siguen los otros partidos políticos, pues todos son malos y corruptos. Todos. ¡Fuera! En vez del actual fiscal general, debe ponerse en ese puesto uno que sea de su entero gusto y agrado. Digo mal, uno que obedezca para que no estorbe. ¡Fuera!

Lo mismo con los jueces y con la Corte: el Poder Judicial en su totalidad es una cueva de podredumbre y debe responder directamente a lo que diga él, pues él si representa la justicia. Por cierto, tarjeta roja a la Sala IV, pues si el Poder Judicial es el infierno, ese es el mismísimo demonio. ¡Fuera! Lo mismo aplica para la Procuradoría, la Defensoría de los Habitantes y por supuesto ese espantapájaros llamado Contraloría General de la República.

A ver, ¿cómo es posible que no permita que se hagan contratos públicos siguiendo las órdenes del señor Presidente? Eso está mal: él si sabe a quién contratar, cuántos millones pagar y cuándo hacerlo. ¡Fuera!  Casi se me olvida: el OIJ sigue pidiendo más plata y actuando independientemente. ¡Fuera!  Las Universidades Públicas, ay, las Universidades Públicas… ¿cómo se atreven a escudarse en eso de “autonomía universitaria”, ¿cómo es eso que tienen derecho a pensar, a opinar, a preguntar? La única opinión que vale proviene de él. ¡Fuera!

Caramba, y hablando de autonomía, hablemos del ICE.  ¿Cómo es posible que el ICE tenga criterio técnico propio? ¿Cómo se atreven a tener una auditoría interna? ¿Cómo se atreven a administrarse solos? ¡Fuera! Y que no se nos olvide, lo mismo aplica para ese grotesco tumor llamado Caja Costarricense del Seguro Social. ¿Cómo es eso que la institución encargada de cuidar nuestra salud decida sobre hospitales, medicina y otros temas de salud? No tiene sentido, eso es algo que debe decidir él. ¡Fuera!

Pero estamos guardando lo mejor para lo último: sí, ese monstruo, esa degeneración, esa cloaca llamada la Asamblea Legislativa. O la cerramos (¡Fuera!) o mejor aún, nombramos solamente a diputados que digan “sí, sí, sí” a todo lo que diga él.

Entonces sí, aprovechando que todos los nuevos diputados serán “puro jaguach”, haremos una nueva Constitución. Una Constitución a su antojo y plena satisfacción, que le de plenos poderes para gobernar a Costa Rica según sus sabios designios, pues él es absolutamente bueno, imparcial y ecuánime. Bien lo dice el refrán: el poder te hace íntegro, y el poder absoluto te hace íntegro absolutamente.

La historia lo prueba: nada como los sátrapas, los reyes, los emperadores, los dictadores, los tiranos y autócratas para llevar a un país al desarrollo, al futuro, a una mejor calidad de vida para el pueblo. Ortega, Maduro, Stalin, Lenin, Putin, Kim Jong-un, Castro… ¡Adelante pueblo, no lo piense, no dude, no titubee, sigamos al jaguar y a sus sucesores nombrados también por él y su círculo hasta la eternidad! ¿Qué podría salir mal? No, en serio, piénselo… ¿qué podría salir mal?

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