Es la única bióloga marina de la UCR que logró certificarse internacionalmente para identificar microalgas marinas tóxicas.

La Universidad de Costa Rica (UCR) destacó la historia de Maribelle Vargas Montero, una bióloga marina que labora como investigadora del Centro de Investigación en Estructuras Microscópicas de ese centro de estudios. Ella hoy lleva su conocimiento hasta la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). 

La científica comentó que a sus 10 años, en 1978, solía ver el programa “El Planeta Azul” que la terminó marcando. Este era uno de los más populares de la época y consistía en una serie de documentales relacionados con el mar protagonizados por el oceanógrafo francés Jacques Cousteau.

Entre los videos de las profundidades del mar, los colores de los peces y los corales marinos, quedó maravillada. 46 años después se convirtió en la mujer que este 2025 se uniría con científicas y científicos de la NASA en una expedición inédita efectuada en Costa Rica para estudiar las mareas rojas.

Orgullosamente, soy resultado 100 % de la educación pública. Estudié en la Escuela Jesús Jiménez Zamora, luego en el Colegio de San Luis Gonzaga y Biología Marina en la Universidad Nacional (UNA)".

Gracias al respaldo de la educación pública costarricense, hoy los aportes de Vargas Montero permiten a Costa Rica y al mundo contar con múltiples hallazgos, como el descubrimiento del género Gambierdiscus (Dinophyceae), un género de dinoflagelados marinos, en el Parque Nacional Isla del Coco.

En su estudio del 2012, la investigadora reportó cómo ese género se asocia con la producción de toxinas que afectan al pescado y el cual, en caso de ser consumido por las personas, puede generar serias intoxicaciones.

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Ella es además de las pocas científicas costarricenses que trabaja en el tema del fitoplancton marino, una especia esencial para conocer la salud de los mares. Además, es la única bióloga marina de la UCR que logró certificarse internacionalmente para identificar microalgas marinas tóxicas y ayudar a salvar vidas.

No todo ha sido fácil. Recuerdo que recién graduada una empresa privada me dijo que no me iba a contratar por ser mujer. Esto me dolió profundamente. Creí que no iba a lograr nada en la vida. Por lo tanto, al ser llamada para integrar una embarcación con científicos de la NASA, de la Federación Costarricense de Pesca (FECOP) y de la UNA para aportar a Costa Rica, me hace estar agradecida y satisfecha de que todo el esfuerzo realizado ha valido la pena”.

La embarcación científica de la NASA es una misión histórica sin precedentes efectuada del 17 al 21 de febrero del 2025 en aguas ticas. Ahí Vargas Montero fue parte del equipo que trabajó en el mar para efectuar mediciones ópticas con el objetivo de detectar la marea roja y validar los datos de la misión satelital.

Ese trabajo lo hicieron con ayuda del satélite espacial de la NASA lanzado en el 2024 bajo el nombre de PACE, el acrónimo para Plankton, Aerosol, Cloud, Ocean Ecosystem.

PACE ofrece la capacidad de observar el color del océano con tecnología hiperespectral. Es decir, al examinar cómo la luz solar interactúa con el agua para identificar cambios en la composición de microalgas, incluidas las responsables de ocasionar la marea roja.

Esta investigación pretende detectar estos fenómenos casi en tiempo real, lo que contribuye a reducir sus efectos en el turismo, la pesca, la acuicultura y la salud pública.

Las mareas rojas son proliferaciones de microalgas que pueden ser tóxicas y afectar la vida marina, la salud humana y el ecosistema. Estas mareas pueden causar mariscos contaminados y generar zonas muertas por la falta de oxígeno. También impactan la pesca, la acuicultura y el turismo. Si bien no todas las mareas rojas son peligrosas, es importante monitorearlas para reducir los riesgos”.

La historia completa compartida por la UCR puede encontrarse en el siguiente enlace.