Esta historia está lejos de ser una que narre un proceso de apropiación de la ciudad para su vivencia y disfrute sin distinción de clase, género o raza. En cambio, narra un proceso de apropiación que es exclusivo y excluyente, y que, como toda conquista, carga consigo violencias que generan desigualdades y exclusiones para una mayoría, mientras que las ganancias quedan en manos de una minoría.
El Programa de Regeneración y Repoblamiento, puesto en marcha desde el año 2004 por la Municipalidad de San José, representó el instrumento político utilizado para activar un proceso de reconquista de San José. Ese programa creó las condiciones institucionales para atraer inversiones a la ciudad, pero además movilizó trabajo, energía y recursos para crear un adecuado ambiente para los negocios inmobiliarios. A continuación, se comparten nueve argumentos que buscan problematizar las realidades que han sido territorializadas en San José en el transcurso del siglo XXI.
Lo que aquí se comparte, forma parte del contenido del libro "Reconquista de San José. Neoliberalismo y cambio urbano en Costa Rica”, que puede ser descargado de manera gratuita. Asimismo, entra en diálogo con el reportaje "¿A quién benefició el plan de repoblamiento de Johnny Araya para San José?" de reciente publicación. En suma, se busca aportar elementos críticos para el debate público que nos conduzcan a iniciar reflexiones sobre el futuro urbano de San José.
El mito de la San José despoblada
Al posicionar la idea de “repoblamiento” como eje central del proyecto político-territorial, se está comunicando la idea de que Chepe está despoblada. Esto forma parte de un mito construido para justificar y legitimar la puesta en marcha de un proceso de intervención de la ciudad. San José no está despoblada, vive en su territorio cientos de personas, pero ¿Será que esas personas son no “aptas” o no “deseables” para habitar la ciudad desde la óptica municipal?
Imposición territorial
El Programa de Regeneración y Repoblamiento fue pensado y ejecutado desde un hermetismo técnico-institucional. Esto quiere decir que se diseñó desde la óptica de representantes institucionales, académicos y del sector privado, y no desde las necesidades, los deseos y los pensamientos de las personas que viven, transitan o comercian en la ciudad. ¡Claro! Eso se puede deber a que, desde la óptica de las autoridades, San José representa un “espacio vacío” de personas. Por tanto, este proyecto tuvo como público meta a inversionistas inmobiliarios y de la construcción, y no así a las personas habitantes de la ciudad.
Incentivos municipales como subsidios
Los llamados incentivos para el repoblamiento representan formas de subsidios públicos que buscan beneficiar la rentabilidad de las inversiones inmobiliarias que son de carácter privado. Esos incentivos son: disminución del impuesto de la construcción, garantizar trámites municipales expeditos, permitir el aumento de la altura de las edificaciones y priorizar inversiones de renovación urbana del gobierno local en los alrededores de los nuevos edificios.
Creación de nuevas instancias de planificación urbana
La oficialización de este programa llevó a crear una nueva instancia de planificación urbana en la Municipalidad, la cual iba a actuar de manera paralela a los órganos existentes. Esta nueva instancia se llamó Comisión de Regeneración y Repoblamiento de San José, la cual iba a tener la función de dirección del proceso de intervención de la ciudad. En la práctica, esta instancia fue funcional para las inversiones inmobiliarias, debido a que se limitó a aprobar los incentivos para los nuevos proyectos de construcción.
Modernización selectiva de la ciudad
El impulso de una modernización de la ciudad representó otro de los discursos que contribuyeron a justificar y legitimar la puesta en marcha del programa. Esta idea de modernidad estuvo mediada por el deseo de replicar estéticas de ciudades europeas o estadounidenses en San José. Pero, además, como no existió una dirección por parte del programa, la intervención de Chepe estuvo mediada por las dinámicas de la inversión inmobiliaria, llevando a enraizar desarrollos espaciales desiguales, y con ello condiciones desiguales para una vida digna de la población.
Poblamiento dirigido por el empresariado
Si bien en el diseño del programa se buscaba generar un repoblamiento inclusivo de la ciudad, esta intención se desdibujó, casi, desde los primeros años de su ejecución. ¿Por qué? Porque la Municipalidad estuvo lejos de generar los mecanismos para dirigir este proceso y dejó a criterio del empresariado inmobiliario y de la construcción la selección del público meta.
Una “Chepe fea”, pero con “raíces caras”
Otra particularidad es que San José vivió un proceso de desvalorización simbólica, es decir, la ciudad se percibe como “fea”, “sucia” o “peligrosa”. Esto representó otra condición de posibilidad para justificar y legitimar la intervención de San José.
Lo interesante, a diferencia de lo ocurrido en otras ciudades latinoamericanas, es que esa desvalorización no estuvo acompañada de una devaluación del precio de la tierra (abaratamiento del valor del suelo).
Esta realidad ha representado un obstáculo para la intervención de la ciudad, debido a que, para el sector inmobiliario y de la construcción, puede ser más rentable comprar tierra y construir en otros lugares fuera de san José que presenten una mejor valorización simbólica.
Nueva inversión como nuevos ingresos municipales
Podríamos preguntarnos: ¿De qué le sirve a la Municipalidad promover un proyecto de este tipo y dar subsidios a la construcción? El beneficio, podríamos decir, viene después, ya que con las nuevas construcciones se genera un aumento en la recaudación de nuevos impuestos, lo cual sirve al erario municipal.
Reinvención de la ciudad
La intervención de Chepe no se limita a las nuevas torres de vivienda, también está siendo impulsada por otros proyectos dirigidos por la Municipalidad, y que tienen la intención de crear “nuevas ciudades”, otra estética urbana y otras realidades sociales. Por ejemplo, está el proyecto de creación de la “Ciudad Tecnológica” en las inmediaciones del Mercado Mayoreo, el cual busca crear un polo de desarrollo empresarial ligado al sector tecnológico. Con este proyecto se quiere transformar una zona amplia de la ciudad, lo cual puede acarrear desplazamientos de habitantes.
Por último, es importante recordar que la producción de ciudad siempre es un asunto político, por lo que está lejos de ser un proceso neutral. “Detrás” de la intervención urbana se encuentran proyectos políticos con intereses concretos, los cuales pueden consolidar, transformar o crear nuevas formas de desigualdades, exclusiones e injusticias sociales.
Pensar en el futuro urbano debe de llevarnos a potenciar formas de democracia radical, donde sean las personas que habitan el territorio las protagonistas de su intervención, y no dejar estas funciones en manos de inversionistas inmobiliarios que lo que buscarán será aumentar sus ganancias privadas.
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