Es de conocimiento público que la tecnología hoy en día, con el desarrollo de herramientas como la inteligencia artificial, tiene un fuerte impacto en la economía, ya que gracias a sus intervenciones cambian muchas cosas en áreas desde la distribución de tareas y el desarrollo de ellas hasta la transformación del mercado laboral, aspectos macroeconómicos, entre otros.
Un ejemplo del cambio en la distribución de tareas es que ahora algunas tareas son realizables por medio de inteligencia artificial, lo cual significa que ese tiempo que antes se invertía en realizar esa tarea puede ser utilizado en otra tarea más estratégica, lo cual significa que es un aumento en la productividad, reduciendo costos y tiempo. Algunos ejemplos son la atención al cliente con chats basados en inteligencia artificial, y algunos transportes con vehículos autónomos. También se puede destacar que, a pesar de los desplazamientos de empleos, crea oportunidades laborales, en áreas de software, análisis de datos, ciberseguridad, entre otras.
La IA también ayuda a la capacidad de las empresas a analizar grandes cantidades de datos de manera más rápida y eficiente, lo cual mejora la toma de decisiones al elegir las opciones más informadas, lo que conduce a mejores estrategias de inversión, servicios de mayor calidad y mayor eficiencia operativa. Sin embargo, esto genera una dependencia de los algoritmos que lleva a riesgos en cuanto a transparencia y ética de las decisiones automatizadas.
La IA también está proponiendo nuevos modelos de negocio (por ejemplo, Uber y Airbnb), los servicios de suscripción y la personalización de productos y servicios. Esto podría hacer que los mercados se vuelvan más dinámicos, pero también requiere de nuevas regulaciones y marcos legales. El comercio global también podría verse afectado, ya que la IA puede cambiar la forma en que las empresas acceden a los mercados internacionales y la forma en que las cadenas de suministro operan.
Como conclusión, es cierto que la inteligencia artificial tiene un potencial enorme para transformar la economía, y puede tener efectos tanto positivos como negativos. Su impacto dependerá de cómo se implementen las políticas públicas, de cómo las empresas y los trabajadores se adapten a los cambios, y de cómo se aborden los problemas éticos y sociales relacionados con su uso. Si se maneja de manera responsable, la IA puede contribuir significativamente a la creación de una economía más productiva, innovadora y equitativa. Pero también es importante tener en cuenta que este proceso no estará libre de desafíos, especialmente en términos de empleo, privacidad y justicia.
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