El pasado 8 de octubre se aprobó en la Asamblea Legislativa en primer debate el proyecto de ley "Ley para fomentar los vuelos de bajo costo entre Costa Rica y Centroamérica" (expediente 24.207), propuesto por el diputado Eliécer Feinzaig Mintz, representante del Partido Liberal Progresista.
Luego de este primer debate, surgieron diversas opiniones sobre el impacto del turismo en el territorio nacional y hasta qué punto esta ley afectaría a la actividad económica que en 2019 generaba, según la Cuenta Satélite del turismo del Banco Central de Costa Rica (BCCR), un 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, sin agregar los aportes indirectos.
¿Qué tan inestable y riesgoso es que el turismo sea la actividad económica que más genera ingresos en el país?
Cuando analizamos el turismo en el territorio nacional, tenemos que tomar en cuenta que la mayoría de las personas que realizan turismo en Costa Rica son extranjeras, debido en parte al alto costo de vida en nuestro país. Esto se traduce a que gran parte de nuestra economía depende de agentes externos.
Con la experiencia que tuvimos en el 2020 con la pandemia por COVID-19 pudimos observar lo inestable que es depender de esta actividad económica. Según datos de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), el descenso que hubo de turistas fue del 67,76% comparado a los que ingresaron al país en el año 2019. Muchos locales cerraron o redujeron su capacidad provocando que muchas personas quedaran desempleadas porque cayeron los ingresos de las empresas de viajes, hoteles, restaurantes o centros turísticos donde trabajaban. Luego de la pandemia, cuando las restricciones se fueron alivianando, esta actividad volvió a tener cifras similares a las de años antes de pandemia por todos los esfuerzos que ha hecho Costa Rica creando una visión de que en nuestro país se fomenta el ecoturismo.
¿Ecoturismo?
Hablando sobre el ecoturismo podemos también profundizar en este tema, todos los costarricenses nos sentimos orgullosos de decir que Costa Rica tiene muchas zonas protegidas y que la nación abarca alrededor de un 4% de la biodiversidad mundial, pero en nuestro país, aunque se hable mucho del ecoturismo, lo cierto es que el turismo se volvió masivo, convirtiéndose en una actividad destructiva para el medioambiente y el paisaje y creando una alteración en la estructura del país.
En muchas regiones de nuestro Costa Rica, tanto montañosas como de la costa, se han transformado los paisajes con tal de atraer más turistas. Hay áreas verdes que han sido destruidas para crear hoteles, senderos en medio del bosque o calles improvisadas para busetas de turismo, creando así un riesgo para la flora y fauna nacional. En otras zonas como Guanacaste se ha creado un gran conflicto hídrico entre los habitantes y los hoteles que utilizan los pocos recursos de agua que hay en esta zona, además de la contaminación de basura que se observa en las playas. No podemos pedirles a las personas extranjeras que cuiden de algo con lo que ellos no se sienten arraigados.
La situación descrita crea una realidad crítica para los habitantes de estos lugares. Actualmente se está produciendo una gentrificación por el alto aumento de precios de viviendas en zonas turísticas, provocando que las personas oriundas de estas zonas se trasladen a otras con costos de vida más asequibles. De la misma manera en muchas zonas (sobre todo reconocidas playas de Guanacaste) se le da prioridad al extranjero. Por ejemplo a partir de la creación de hoteles en toda la costa, dificultando el acceso de lugareños a estas playas que son públicas. También dejan de lado a los locales y solo buscan mejorar las condiciones de los turistas durante sus estadías, aunque eso signifique sacrificar ayudas que podrían ser destinadas a mejorar la infraestructura en educación y calidad de vida los ciudadanos de estas zonas.
El proyecto
Si se aprueba este proyecto de ley en segundo debate, nuestro país podría verse afectado, ya que las personas nacionales que realizan turismo nacional preferirían irse a otros países a hacer turismo, antes de gastar tanto dinero en unas vacaciones locales. Mientras tanto, los extranjeros también podrían disminuir sus días de alojamiento en Costa Rica tomando vuelos a otros lugares de Centroamérica y conociendo otros países de la región a un menor costo. Esto podría generar un desafío para la economía local si bien al mismo tiempo como ya establecimos el turismo crea algunas situaciones no óptimas para el medioambiente y para los habitantes de zonas explotadas turísticamente. Surge entonces en medio de este complejo debate la siguiente pregunta ¿De verdad sería para Costa Rica esta ley una gran oportunidad?
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