En la vida pocas cosas son casualidades, pues de algún u otro modo, corresponden a una reacción en cadena de un hecho anterior. Los errores serían el ejemplo ideal. Tarde o temprano, aunque generalmente tarde, acarrean las consecuencias de nuestros actos y afectan nuestro presente.

Este aspecto se extrapola a cualquier ámbito de la vida, hasta la política. Al ser esta un área permeada por el ser humano es más que evidente que está plagada de errores. Estos han cambiado considerablemente el rumo de la historia y la misma condición de la existencia humana.

En el caso concreto de la Costa Rica actual, se podrían mencionar un sinfín de ejemplos, sin embargo, realmente solo hay uno en importancia ¿por qué él llego al poder? Es necesario mencionar que coexisten muchas variables, pero quizás las más importantes son los partidos políticos.

Inicialmente, se debe considerar nuestro pasado. Los costarricenses venimos de una época feudal, a la tica, pues la política se dirimía entre castas, mismas que no hemos podido desligar. Estos personajes se basaban en la figura de un caudillo, al que pocas veces seguían al pie de la letra. Además, tenían la ventaja de plantear sus intereses como necesidades a nivel país, simplemente lo hacían por una razón, funcionaba.

A la lista, se podrían sumar los excesos. Tuvieron la osadía, en mayor o menor medida, de explotar al pueblo para costear sus caprichos. Por ventura los costarricenses nunca fuimos insurrectos, quizá por eso aguantamos la esclavitud a la que nos condenaron. Estos gremios políticos se encargaron, por gran cantidad de tiempo, a repartirse los beneficios que de la administración pública emanaban. ¿Quién podría culparlos? En sus aires de grandeza se sintieron superiores a la ley y en gran medida, lo cumplieron. Esta posibilidad les permitía colocar personajes ligados a ellos, en los puestos de poder, esa ‘red de cuido’ que es tan famosa últimamente.

Entonces, francamente es inútil preguntarse por él, pues es la respuesta directa a un pueblo cansado de la servidumbre, interesado en su desarrollo y creyente en que la solución debía venir de otro lado. Ejercieron su derecho supremo a votar, lo hicieron por la decisión que más creyeron oportuna, aunque no la comprendieran del todo.

Vaya ironía, los vicios y las decisiones superfluas del pasado, que ustedes mismos tomaron, nos llevaron a este presente. Son ustedes los responsables de que él gobierne. Caímos en las manos de un demagogo, populista y rotundamente inmaduro. Pobre Costa Rica, están presenciando su muerte y ni son conscientes de ello. Si alguien tiene la responsabilidad son ustedes, pues él es un accidente histórico de sus errores. Paradójicamente, el lunes 2 septiembre, evidenciaron que no han aprendido la lección.

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