En el contexto del día de la madre en Costa Rica, siendo madre de tres, después de 22 años en el mercado laboral y 10 brindando asesorías, coaching y mentoría para empresas, mujeres y personas líderes, dejo por acá algunas reflexiones y aprendizajes sobre la maternidad y la vida laboral.

  1. El mejor indicador para buscar el balance es la intuición, para acceder a ella las pausas introspectivas y la auto-conexión son clave.
  2. El juicio nubla la intuición. Debemos observar los hechos de la manera más objetiva posible para no juzgarnos ni permitir que los juicios de otras personas intervengan con nuestra claridad. El juicio y la culpa hacen daño.
  3. La empatía es clave. Ser empática con nosotras mismas, reconocer y abrazar nuestras emociones, esfuerzos y deslices nos permite reconocer nuestros aciertos e incorporar aprendizajes y tomar acción rápidamente.
  4. Lugares no inclusivos. La mayoría de los lugares de trabajo en el mundo laboral no están diseñados para la realidad de las madres y las mujeres con recarga de trabajos domésticos y roles de cuido. Es una realidad a la que nos enfrentamos pero también que debemos, cada quien desde su trinchera, ayudar a cambiar y para esto es clave que nos expresemos como mujeres y madres y nuestras voces sean escuchadas.
  5. Pedir ayuda. Es más valioso solicitar ayuda que creerse supermujer y drenar nuestras energías. Con un análisis de nuestra realidad podemos tener claridad de quién puede apoyarnos. En el trabajo, pareja, hogar, escuela u otros círculos cercanos siempre hay personas dispuestas a tender una mano. Podemos migrar de la vergüenza a la autoconfianza para activar recursos de apoyo.
  6. Priorizar. Establecer prioridades nos ayudará a buscar esa ayuda precisa y a determinar y vivir en paz con lo que vamos a dejar de hacer -sí, no siempre se puede hacer todo-.
  7. No sólo se trata de administrar el tiempo, si no nuestra energía. Distribuyamos las labores en múltiples contextos de manera que lo más preciado y lo que requiera de nuestra presencia y energía, no quede para cuando nuestras energías se han agotado.
  8. Establecer límites. Debemos poner límites a la vida laboral y a la personal con espacios específicos para la maternidad presente (no asuntos logísticos). Estos límites son en gran medida acuerdos con nosotras mismas que debemos honrar para lograr el balance.
  9. Autocuidado. No podemos rendir en el trabajo, en la maternidad ni en el hogar si no estamos bien. Pausas activas, suficiente sueño, alimentación, movimiento, hidratación y esparcimiento son clave para mantener nuestro rendimiento, satisfacción y salud mental. (Recordatorio: no siempre se puede hacer todo, pero nada se puede hacer de manera sostenible si no estamos bien).
  10. Rutinas: teniendo claras las prioridades, los límites y los recursos de apoyo, entonces podemos crear rutinas.
  11. Conexión: la conexión con hijos e hijas implica no sólo sacar tiempo, sino conexión visual y física, escucha y palabras afectivas. Es decir, presencia y ternura.
  12. Sororidad: acompañémonos entre mujeres. Cada una encuentra soluciones diferentes, aun así construir comunidad entre nosotras, escucharnos e impulsarnos nos hace comprender que no estamos solas y esto aliviana nuestra carga. La sororidad incluye reconocer las diferencias entra las realidades de las madres (socioeconómicas, educativas, de salud, capacidades, etc,).

Nadie dice que trabajar y ser madres es fácil, por eso comparto estas reflexiones que lejos de hacer un llamado a más autoexigencia, buscan para brindar ideas para realizarnos plenamente en un mundo ajetreado que no tiene porqué privarnos de nuestra posibilidad de elegir, porque aún en las circunstancias más demandantes somos libres para elegir.

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