Contexto biológico. Algunos animales, en particular muchas especies de insectos sufren un proceso de cambio en su forma, llamado metamorfosis. Voraces orugas se transforman en mariposas, jobotos en abejones de mayo, algunos gusanos en moscas…en fin, criaturas terrestres se transforman en criaturas aladas. Hasta hace poco, este tipo de metamorfosis, de terrestre a alado, solo se conocía en los insectos. Sin embargo, en nuestro país tropical, pleno de biodiversidad, ocurrió un fenómeno nuevo para la ciencia: un jaguar depredador se transformó en un zopilote con asco.
Contexto cultural. La expresión “zopilote con asco” refiere al hábito carroñero de estas aves, y la contradicción que entrañaría que a estas aves les diera asco la carroña. En nuestro lenguaje popular se describe como “zopilote con asco” a una persona que critica en otras lo que ella misma practica.
El fenómeno en cuestión. En Costa Rica tenemos un personaje que en actividades públicas le da por emitir sonidos guturales que según él suenan como un rugido de jaguar, para reforzar su pose de hombre fuerte y salvador de la patria, y ocultar el rotundo fracaso de su gestión en todos los ámbitos. Al imitador de jaguar también le da por insultar a las personas que piensan diferente, por faltarle el respeto a sus subalternos, y en especial a sus subalternas, y a sus adversarios, y en particular a sus adversarias. Le hemos visto irrespetando a diputadas y diputados, burlándose de periodistas que le hacen preguntas incómodas, insultando a quienes lo critican. El jaguar depredador en toda su expresión.
Recientemente, la cuestionada ministra de Educación Pública, quien, por el enorme daño causado a la educación costarricense en dos años de desastrosa gestión, recibió nada menos que un voto de censura por parte del primer poder de la república, fue abucheada por un grupo de estudiantes universitarios a la salida de una reunión del CONARE. El abucheo fue vehemente, con cánticos y consignas, así como recordatorios de la censura con que le castigó la Asamblea Legislativa, pero no hubo una agresión. Nadie la tocó, ni tampoco se profirieron insultos. Solo se dio la esperable protesta de quienes han visto cercenado su derecho a una educación de calidad, por una política educativa restrictiva y destructiva.
Luego del incidente, el jaguar de Zapote expresó su protesta porque -según él- la ministra sufrió una agresión por parte de los estudiantes. El agresor, quien durante dos años ha dado un ejemplo de grosería, chavacanería (así, con v), vulgaridad y falta de respeto hacia los demás, ahora protesta porque un grupo de estudiantes supuestamente agredió a la ministra. El mismo que llamó “chop suey” a una marcha de agricultores, el mismo que llamó reprimido a un diputado, el mismo que se burló de un periodista que le hizo una pregunta incómoda, el mismo que ha insultado a diputadas de la república, el mismo que ha insinuado que los demás poderes de la república son unos corruptos, en fin, el mismo que se ha dedicado a envenenar con odio el alma nacional, ¿qué autoridad moral tiene para criticar un incidente como el descrito? Definitivamente, zopilote con asco.
En fin, acabamos de ser testigos de un nuevo descubrimiento científico: la metamorfosis del jaguar.
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