Argumentaba Carmen Lira en sus escritos para el año 1931 lo siguiente “pongo primero bananos que hombres porque en las fincas de banano, la fruta ocupa el primer lugar, o más bien el único. En realidad, el hombre es una entidad que en esas regiones tiene un valor mínimo y no está en el segundo puesto, sino que va en la punta de la cola de los valores que allí se cuentan” realidad vigente hasta el sol de hoy, mismas prácticas violatorias de los derechos humanos y laborales de las personas trabajadoras bananeras.
El cigarro, la maría, el traguito siguen siendo realidades en los bananales, aseveran muchos peones bananeros, esto desde mil novecientos treinta, los mismos sirven para luchar contra el frío, el sol y el cansancio que demanda la fuerza que debe hacerse cuando hay que apañar una fruta, o carriar a la cintura 25 racimas de banano varios kilómetros, si no hay mulas que hagan esa labor.
En las fincas bananeras de Rio Frío en Sarapiquí ya lo hacen con mulas, en la finca bananera de la tres en Ticabán, Pococí, también tienen algunas mulas para ello. Sin embargo, en la finca bananera de la Teresa en Pococí, no, allí son las personas quienes hacen de mulas, se les ve carreando sobre un cable que comunica con la planta, lugar donde se procesa la fruta.
También en las fincas de Valle la Estrella he visto mulas jalando las racimas de banano, también en las fincas bananeras del Cantón de Matina, en almenos una de ellas se tienen mulas para acarrear la fruta no en todas hay. En las bananeras de Cariari, en Pococí, no hay tampoco, se dará cuenta el lector que Limón sigue siendo un enclave, con una economía extractivista en especial enclaves de banano y piña que dañan no solo la salud de las personas, sino contaminan el agua y la tierra debido a la gran cantidad de químicos que incluso son prohibidos en otros países.
Mucha de esa fruta irá a Puerto Moín, en Limón, sitio concesionado a una empresa Holandesa por 30 años, este hecho se gesta en la administración Arias Sánchez (2010-2014), el arismo logro concesionar y a su paso fusilar al Sindicato de Trabajadores de Japdeva, la estocada jamás les permitió volver a recuperarse como institución y como sindicato, una apuesta política bien jugada por los partidos tradicionales, otro ejemplo de cómo estos fuerzan al obrero a vivir en la precariedad, mientras ellos, esos poquititos viven en la opulencia.
Volviendo a la idea principal, el peón bananero, la persona que trabaja en los bananales, sigue sufriendo la lesión de sus derechos más básicos, siguen estando al amparo de los intereses mercantiles del empresariado bananero, parece ser que las leyes les abandonan. También se escuchan muchos relatos de situaciones que se dan hacia el peón bananero por parte de personas de ciertas jerarquías dentro de la estructura bananera (gerente, capataz, etc.) que les someten con tratos y comentarios humillantes en muchas ocasiones.
Recientemente me compartieron de forma anónima la siguiente foto, que tiene que ser anónima por las represalias que conlleva para la persona trabajadora del banano si se expusiera su rostro, al exponer su nombre, en primer término se quedaría sin trabajo y en segundo lugar quedaría manchado en las otras empresas bananeras, ya que entre fincas se pasan el santo, de lo que ellos consideran son personas problemáticas, es decir peones que no dejan pisotear sus derechos laborales, la represión histórica sigue siendo no darles más trabajo, jamás mejorarles las condiciones para un mejor desempeño laboral.
En la imagen se ve una erupción cutánea producida por el riego de la bocacha, situación que sucedió ahora a principios de febrero del año 2024, si usted le pregunta al peón bananero que instrumentos le da la empresa para la protección durante el riego de este producto, la respuesta es que le dan un delantal, en ocasiones guantes, pero estos no suficientes para evitar la exposición al químico que genera la erupción cutánea en la piel de la persona trabajadora.
¿Desde un punto de vista de higiene y salud ocupacional cómo se entiende esto? ¿desde un punto de vista de la psicología de disminución del riesgo que se puede deducir? ¿qué dice la inspección laboral? ¿qué dicen las leyes? ¿es prudente entonces un delantal? ¿hay que cambiarlo por un overol? Se necesitan mejores guantes, máscaras, entre otros, representa esto para empresa bananera un gasto o lo ven como una inversión.
Agreguemos a estas realidades que viven los peones bananeros el discurso de un diputado de Nueva República que clamaba por la estabilización del dólar, porque las empresas del banano estaban perdiendo millones y eso era justificación para que la empresa despidiera personal, el diputado no clamaba por mejores condiciones para los trabajadores de banano, sino por el bajonazo del dólar.
Se usa al primer poder de la República para defender los intereses empresariales por encima de los intereses de la gente, esto ya es conocido. Los sectores populares votan por la aristocracia, el pueblo no tiene suficiente representación en la Asamblea Legislativa, no es el pueblo quién tiene la mayoría de las diputaciones en el Congreso, es la élite empresarial y la burguesía familiar.
Otro ejemplo fue el caso del Nemagón, químico que dejo estéril a mujeres y hombres que trabajaban en las bananeras, pero, el daño no se limitaba a esas personas, ya que, aunque la mujer no trabajará en la bananera, tenía que lavar la ropa de su pareja y de esa forma tenía contacto con el veneno, así también sufría los daños directos del mismo en su salud sexual y reproductiva, así como en su salud mental, el Nemagón como arma biológica en el sur y en el caribe costarricense, aquí no pasa nada, aquí hay paz dicen muchos.
Recuerdo una vez de niño, estaba con mi madre en la terminal de buses que nos llevaría del centro de Pocoçí a casa, había una fila enorme y una niña de mi edad se deja decir desgalillada, "mami cuando le paguen los huevos a pollo, me compra una sombrilla", todo mundo soltó a reír fuertemente, yo no entendía, años después supe la triste situación. La realidad que aquella niña ingenuamente planteaba era que cuando a su abuelo le indemnizaran por los estragos del veneno Nemagón en su cuerpo, ser acordaran de comprarle la sombrilla.
Años más tarde, aun cuando el Nemagón ya fue prohibido, muchas personas trabajadoras bananeras siguen esperando hacer justicia y que estas empresas bananeras les reconozcan el daño sufrido en su salud, en sus derechos humanos y laborales. Una historia que al parecer no termina de tener cierre, una historia que cada vez que se cuenta se ensancha más la herida, bananos, hombres no, sino bananos es lo que sigue habiendo allí.
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