Por Jorge Víquez – Estudiante de la carrera de Psicología

Cada vez que me hablan sobre los ancianos o de mis abuelos, solo pienso en una cosa: “Que chiva debe ser tener esa edad y mirar hacia atrás y ver todo lo que se vivió y logro” ¡Pues, claro! ¿Se pueden imaginar la cantidad de experiencias que estas personas pudieron vivir desde que nacieron? Y no solo me refiero a lo que vivieron como personas creando una familia o transformando su piel desde la suavidad hasta las arrugas, sino que me refiero también a los momentos llenos de alegría, nostalgia, tristezas, momentos de incertidumbre y en sí... sentimientos varios al ritmo que se venían topando la vida. Esa vida que conforme pasan los años se llena de experiencias laborales, toma de decisiones, amistades y obviamente los momentos de amor.

Erik Erikson nos dice en su teoría de la formación de la identidad que una persona que se encuentra entre los 65 años en adelante se encuentra en una etapa de entereza frente a la desesperación y que se relaciona muchísimo con lo que es la sabiduría. Sin embargo, en esta etapa se enfoca mucho en lo que se relaciona con los objetivos conseguidos durante toda su vida. Es por ello que, dependiendo de los objetivos o propósitos de vida de cada uno, esta etapa puede ser sumamente diferente respecto a sus iguales. Por ejemplo, para algunas personas es muy importante haber construido empresas y un fuerte capital económico; sin embargo, para otras personas el mirar atrás y sentirse pleno es el haber conseguido una familia o un hogar donde compartió o comparte con sus seres mas queridos.

Jorge Bucay (1997), en su libro titulado “Cuentos para pensar”, nos relata el cuento titulado “El buscador” por medio de una analogía de vida. Acá, resumido en muy grandes rasgos, nos indica que la edad de una persona es conforme a la sumatoria de experiencias felices que un ser humano suele tener durante toda su vida. Por ejemplo, si el casarse con el amor de su vida lo hizo muy feliz durante la ceremonia, se debe sumar esa cantidad de tiempo que transcurrió la ceremonia para poder seguir sumándolo a otros acontecimientos importantes, felices y positivos en su vida. Al final, tendrás un cúmulo de tiempo que te otorgará la cantidad de vida que realmente tuviste en este mundo. Y es que esta historia de Bucay —a mí, en lo personal— me pone a pensar en lo plasmado al inicio del presente moxie: “Qué chiva ver hacia atrás y ver todo lo que se vivió”.

Creo que todos nos apegamos a un guión teórico, el cual se basa desde que nace hasta que muere y dentro de dicho camino se encuentra la autorrealización de cada uno. De hecho, nunca sabremos qué limitaciones de tiempo tienen esos propósitos de vida. Hace pocos años en Costa Rica un adulto mayor de 101 años se graduó en un curso del INA y él decía que buscaba realizar más cursos. Por lo cual nunca tendremos con certeza generalizada que es una experiencia de vida realizadora en cualquier etapa de la vida; de hecho, el ser humano es tan perfecto en su creación que la motivación para completar sus objetivos depende de pequeñas circunstancias.

Pero cómo me gustaría llegar a ser como mis abuelos. Por un lado, el ex coronel Ramon “el chino” Umaña y su esposa doña Margarita, quienes fueron a dar a Taiwán por los años 80, enviados por el mismo gobierno en turno de aquella época; quienes también tienen el nivel más alto jamás visto —en la realidad o ficción— ante mis ojos sobre lo que es el amor y tener una relación estable y duradera de apoyo y vida en sintonía; quienes en conjunto (porque fueron un equipo) llegaron hasta la dirección del cuerpo de bomberos y formaron una familia increíble. Por otro lado, ¡don Rigoberto y su esposa Mercedes! Acá consta, sobre piedra firme, lo que es no rendirse dentro de un matrimonio, arraigarse al concepto familiar y superar acontecimientos trillados de la vida. Dos historias distintas, décadas de acontecimientos, experiencias que otorgaron logros, sufrimientos, aprendizajes, proyectos, sintonía, emociones, familia... Una vida sobre el camino que vamos todos.

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Bucay, J. (1997). Cuentos para pensar. https://www.academia.edu/36387744/Cuentos_para_pensar_jorge_bucay