Ya desde tiempos antiguos se tenía conocimiento de que en muchos puestos de trabajo prima el derecho de familia más que el derecho del mérito, un claro ejemplo es lo que le sucede a Aristóteles que es relegado y no elegido por quienes nombran debido a que no tenía apellido o parentesco dentro de la academia de Platón, Aristóteles poseía mérito y habilidades innatas, pero no tenía el apellido. Por ello, al morir Platón, su sobrino queda al frente de la dirección de la academia, mientras el plebeyo es desplazado y por dicha, ya que Aristóteles es recordado por ser un gran pensador hasta los tiempos actuales, el otro solamente por ser director de una escuela.
Basta con mirar los nombres de las personas que conforman las diferentes escuelas y casas de enseñanza superior en Costa Rica para encontrar una correlación o metáfora directa de quienes han estado y siguen estando al frente de las casas de enseñanza superior. Parece ser que los puestos se heredan por ser el hijo, el nieto, la sobrina, la prima o simplemente por pertenecer a la burguesía criolla de este país, es curioso que la educación superior —en una buena porción de ella— siga estando en manos de familias de antaño, claro sus ancestros fueron muy buenos, grandes estadistas, pero sus ancestros no ellos y ellas.
Sí, la educación superior en Costa Rica en una buena parte sigue estando en manos de la burguesía criolla, familias de renombre, solo pase una ojeada por las universidades públicas y algunas privadas, miren sus escuelas y facultades y encontrará herencias familiares de puestos en docencia, investigación y acción social, desde los años cuarenta hasta la actualidad. ¿Qué ha sucedido para que todo eso se haya normalizado, aceptado y asimilado? Es algo así como las monarquías que se otorgan “el derecho divino” de reinar y vivir a costa del pueblo solamente por la influencia y poder que tiene un apellido más que el mérito propio de su desempeño laboral o intelectual.
El sistema de castas existe y existió en la India, pero en Latinoamérica sigue estando vigente, de una forma solapada, aceptada a inconsciencia o a falta de pensamiento crítico de las grandes mayorías, las realidades están allí para verlas, leerlas, entenderlas y en el mayor bien de los casos transformarlas. La academia lo sabe, por ello y la vergüenza que les correo es que de vez en cuando celebran un mérito de una persona que aporta a la sociedad desde un trabajo ético y noble.
En consonancia con lo anterior, cuando lo hacen se les escucha decir con orgullo, estudió con beca y ahora hace grandes aportes a la educación pública, lo celebran porque saben que no es habitual en esos ambientes controlados por castas y apellidos de alto abolengo la producción intelectual por mérito propio y no por apellido.
Así mismo, por eso ha resultado quizás tan difícil el relevo generacional, ya que estos mandos medios siguen usurpados por los de apellidos y no por los de mérito propio, dicen que esta situación es sombra en toda de Latinoamérica. Recuerden que la burguesía considera que solamente ellos tienen el don de dirigir y pensar, por lo tanto, necesitan esos espacios de poder para continuar alimentando sus egos desbordados, aunque no sean capaces de producir y aportar en la trnasformación de realidades sociales, políticas, económicas y culturales, jamás deben sostener su dosis de poder.
Por otro lado, si usted como persona lectora se toma el tiempo de leer estas líneas aportará los ejemplos que este documento no expone tan cuál, no es por falta de información quizás por el fondo se esconde encender la chispa de la curiosidad y que usted indague y llegue a sus propias conclusiones. Usted sabrá quiénes son estas personas y dónde han estado y siguen estando, les encuentra en la académica, en la política, en los mandos medios, en la cultura, en la económia, etc.
Finalmente, basta leer el Estado de la Educación actual para mirar la decadencia del sistema educativo en general, donde es más importante la memorización, que el desarrollo de un pensamiento crítico, de un posicionamiento político de vida, del mérito y la ética. El saber pensar es gratis, pero son necesarias herramientas básicas para el buen pensar, el buen pensar lleva al buen hacer, y el buen hacer en algo cambia tanto a nivel interior como exterior.
Y recuerden, lo que natura no da, Salamanca no lo presta.
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