Por Raquel Masís Ledezma – Estudiante de la carrera de Psicología

“Jugar no es un descanso del aprendizaje. Es un aprendizaje interminable, encantador, profundo, atractivo y práctico. Es la puerta al corazón del niño.” -Vince Gowmon

En la etapa adulta, la terapia, en su gran mayoría, se basa en la verbalización del discurso; sin embargo, cuando se trata de niños, el lenguaje verbal no es una fortaleza ni un medio por el cual estos transmiten pensamientos, emociones o sentimientos. No obstante, existen otras formas de obtener esta información en infantes, y es mediante diferentes acciones lúdicas y recreativas mediante las cuales el niño “representa algún papel e imita aquel aspecto más significativo de las actividades adultas y de su contacto con ellas” (Meneses y Monge, 2011).

En edades tempranas, se inicia el desarrollo socioemocional que afecta de manera significativa el desarrollo de un futuro adulto competente dentro de la sociedad. Es por esta razón por la que es tan importante la intervención temprana en caso de que se presenten respuestas emocionales inadecuadas en niños. Sin embargo, para poder abordar a los más pequeños se necesita de herramientas como el juego para poder actuar a favor del desarrollo de estos. En palabras de Gutiérrez y Cardona (2015) “a través del juego se le da vida al juguete, el cual es una herramienta para interactuar con el medio y los demás, dando la oportunidad de explorar, descubrir y aprender”. Ahora bien, ¿cómo utilizar el juego como herramienta de recuperación y sanación?

El juego (y el juguete) permite exteriorizar las capacidades del niño para interactuar con su contexto y con los demás y, sumado a esto, permite traslucir sus pensamientos y expresar sus sentimientos sin sentirse limitado ni restringido de manera alguna. Esto es, el espacio de juego “tolera todo el rango de habilidades de movimiento, las normas o reglas son autodefinidas, la actividad es espontánea e individual” (Meneses y Monge, 2011); por lo que, a través de cada una de las acciones del niño, se obtiene información valiosa e importante para la intervención con el fin de mejorar estas respuestas emocionales que afectan la flexibilidad y adaptabilidad del infante en su diario vivir.

Este proceso inicia en una etapa base, pero compleja, y es el autoconocimiento. Cada uno de los aparatos que escoja el niño para jugar tienen un significado con respecto a sí mismo y su autopercepción. Características tan simples como el objeto, el tamaño, el color o incluso la razón del porqué se eligió este en específico tienen una connotación importante en el proceso terapéutico como tal. Seguidamente, el juego lleva al niño a exteriorizar el mundo que lo rodea y su interacción con las demás personas.

Este instrumento, al revelar información indispensable, permite buscar las técnicas o herramientas necesarias que contribuyen a una intervención exitosa en la que se busca, principalmente, el bienestar emocional del niño. Es decir, el juego además de proporcionar datos relevantes del infante, permite liberar temores, tensión, ansiedad y frustración y, a su vez, promueve satisfacción, diversión y espontaneidad. De esta forma se utiliza como guía en el proceso de recuperación y sanación que lleva a un desarrollo psicosocial y socioemocional, de forma tal que favorece la construcción de adultos mental y emocionalmente sanos.

Con lo anterior, se podría concluir entonces que, más que una herramienta, el juego es un pilar indispensable en la terapia infantil. De esta forma, se explora hasta lo más profundo de cada uno de los niños, permitiendo así conocer sus experiencias, vivencias, pensamientos, emociones y sentimientos. El juego permite explorar el interior del niño, mientras que, al mismo tiempo, se remodela y mejora sus interacciones sociales y emocionales, tanto a nivel inter como intrapersonal. Por lo tanto, se considera el juego como una función necesaria y vital en edades tempranas. Además, se corrobora con lo expresado por el psiquiatra y psicoanalista inglés Donald W. Winnicot cuando hacía referencia al juego como la terapia misma.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
• Gutiérrez Gutiérrez, K. y Cardona Lozada, T. (2015). Jugar para sanar: La mediación de los padres a partir del juego y del juguete en el proceso de hospitalización del niño en el Hospital Infantil Santa Ana. Corporación Universitaria Lasallista. http://repository.lasallista.edu.co/dspace/bits tream/10567/2111/1/Jugar_para_sanar_Hospital_Infantil_Santa_Ana.pdf
• Meneses Montero, M. y Monge Alvarado, M. (2011). El juego en los niños: un enfoque teórico. Revista Educación, 25(2), 113. https://doi.org/10.15517/revedu.v25i2.3585