La Ley del Sistema Nacional para la Calidad fue publicada en el año 2002. Actualmente se debate en el Congreso una reforma a dicho marco normativo. Un tema clave para la discusión es la necesidad de modernizar la Infraestructura de la Calidad (IC), como parte de un enfoque integrado para fortalecer el clima de negocios y el desempeño competitivo de las empresas. La IC comprende la totalidad de la red institucional (sea pública o privada) y el marco legal que la regula, responsables de formular, editar e implementar las normas (reglas para el uso común y repetido), y dar evidencia de su cumplimiento (por medio de la combinación de actividades de inspección, ensayos, certificación, metrología y acreditación). Así, con una IC avanzada, un país fomenta la adecuación de los productos, procesos y servicios para los fines deseados, prevenir barreras comerciales y facilitar la cooperación técnica, dentro de un marco de confiabilidad, fiabilidad, comparabilidad, trazabilidad, competencia, conformidad, transparencia e imparcialidad.

Costa Rica se ubica en el puesto 65 (de 184 países) en el Índice Global de Infraestructura de Calidad 2021. Si bien el país ha avanzado en años recientes, hay tareas pendientes para mejorar en varios componentes centrales de la IC: acreditación, estandarización y metrología, así como con la participación en organizaciones internacionales de la IC. Por otro lado, desde la perspectiva de la normalización, de acuerdo con la Organización Internacional de Normalización (ISO), para el año 2021 el país califica en las posiciones 83, 79 y 91 (entre 193 economías) con relación al total de certificaciones de sistemas de gestión de calidad, ambiental, y seguridad ocupacional (ISO 9001:2015, ISO 14001:2015, e ISO 45001:2018) respectivamente (las tres certificaciones con mayor número a nivel global).

La calidad es un elemento central en el desempeño competitivo de las empresas. Sin un sistema de Infraestructura de Calidad (IC) avanzado, se dificulta la implementación de reglamentos técnicos adecuados, y la mejora productiva, lo que debilita el potencial competitivo de las empresas en los mercados. Según Sabel y Ghezzi (2020), la calidad es un concepto definido ampliamente a nivel de empresa, que incluye tanto características físicas y químicas (visibles o no) del producto elaborado, como capacidades de la unidad productiva, así como la capacidad de lograr mejoras continuas de productividad y cumplimiento de estándares que permite participar en cadenas de valor dinámicas. Así, la calidad debería ser un tema clave en un enfoque integral de gestión hacia la mejora continua y el crecimiento de la productividad.

Varios analistas han señalado que el sistema productivo de Costa Rica muestra características de una economía “dual,” compuesta por un grupo de empresas con altos niveles de productividad, en sectores vinculados a Cadenas Globales de Valor (CGV) y encadenados con la Inversión Extranjera Directa (IED), que coexisten con una mayoría de micro, pequeñas, y medianas empresas (MIPYMES), que operan en el mercado local, con rezago productivo y alto grado de informalidad. Esta dualidad productiva puede ser resultado de las debilidades del clima de negocios y de las Políticas de Desarrollo Productivo (PDPs), que impiden el crecimiento de la productividad.

Ante esto, el fomento de la calidad debería ser un eje central de política para el crecimiento de las MIPYMES, e incluirse transversalmente en el marco de servicios de desarrollo empresarial y promoción de la competitividad. Así, el acceso a los servicios de la lC debería posicionarse como uno de los eslabones de la cadena de diseño e implementación de PDPs enfocadas en las MIPYMES. Para esto, se debería promover la integración y coherencia institucional de los servicios de la IC con las PDPs impulsadas en el país. Son de especial relevancia las políticas y programas relacionadas con innovación, competitividad, fomento de clústeres y desarrollo de encadenamientos. El posicionamiento estratégico de los servicios de la IC en estos frentes vendría a fortalecer el impacto de la gestión de la calidad sobre el enfoque global de crecimiento de la productividad en las empresas.

Una buena noticia es la incorporación del tema sobre el acceso a los servicios de la IC por parte de las MIPYMES, en Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública 2023-2026. Ante la actual discusión sobre reformas a la ley, debe tenerse presente que la IC no podrá desarrollarse si no existe un marco institucional de fortalecimiento del entorno competitivo que permita y apoye dicho desarrollo, y que además posicione la IC como uno de sus ejes estratégicos. La interacción y retroalimentación entre la IC y las políticas de mejora de la competitividad es una condición necesaria para posicionar la calidad como un activo estratégico para las empresas, en particular las de menor tamaño.

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