Luego de un año convulso en el plano macroeconómico a nivel nacional e internacional y con la inflación como principal tema, en nuestro país parece que finalmente hemos pasado la página y vivimos un poco de estabilidad. Sin embargo, existe un tipo de inflación que no es estrictamente monetaria, con efectos en el mercado laboral y del que no se hace mención.

¿Se ha preguntado por qué hace tres o cuatro décadas existían pocas personas aprendiendo un segundo idioma y hoy la joven fuerza laboral aprende más de uno? La razón se asocia con la entrada a un mundo cada vez más globalizado y las nuevas oportunidades laborales que llegaron a nuestro país por medio del régimen de zona franca, estas acompañadas de las revoluciones tecnológicas y el impacto del internet.

Gracias a estos factores, los ciudadanos pasaron, paulatinamente, a adquirir habilidades que se adaptasen mejor a estas nuevas y atractivas oportunidades de empleo atraídas por medio de este régimen. No obstante, también provocaron que se volviese necesario el tener un título universitario o al menos conocimientos técnicos que brindasen las habilidades necesarias para optar por este tipo de trabajos, los cuales a su vez demandan experiencia relevante y currículums cada vez más competitivos.

Este fenómeno se ha arraigado con el pasar de los años y a hoy, son muchos los costarricenses que, en vías de aspirar a estas oportunidades tan competitivas y atractivas, incrementan su capital humano con más idiomas, habilidades técnicas, blandas y hasta posgrados. Este mercado adquiere mayor relevancia si se considera que es el sector que más crece en nuestra economía y emplea a la mayoría de los costarricenses en la GAM. Paralelamente, esta situación nos muestra cómo se devaluó con el pasar de los años el capital humano y fue necesario incrementarlo para satisfacer las demandas del mercado.

Tal y como se señalan en un informe de la CEPAL del 2021, Sonia Gontero y Rafael Novella, se ha profundizado un desajuste entre las habilidades requeridas en el mercado laboral y las disponibles por parte de los trabajadores en toda la región latinoamericana. Esto reforzado cada vez más por la poca calidad del flujo de información entre la oferta y demanda laboral y los continuos avances tecnológicos.

La inflación en el mercado laboral nos invita a reflexionar sobre la importancia del estado actual del capital humano costarricense con relación a otros países y cuestionar cuáles serán las demandas del mercado laboral a nuestro capital humano en las próximas décadas. Adicionalmente, debemos preguntarnos si nuestro modelo educativo y políticas de empleo estarán orientadas a acompañar estos cambios, así como el fortalecimiento de otros sectores, ya que ambas tendrán un impacto directo en la tasa de desempleo y en que los costarricenses no pierdan valor en el futuro.

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