Por más espacios de discusión. De forma premonitoria, el historiador israelí Yuval Harari en “Sapiens. De animales a dioses” señala que: “… los ordenadores podrían superar a los humanos en los mismos campos que hicieron que Homo sapiens fuera el amo del mundo: inteligencia y comunicación. El proceso que se inició en el valle del Éufrates hace 5000 mil años, cuando genios sumerios externalizaron el procesamiento de datos desde el cerebro humano a una tablilla de arcilla culminará en Silicon Valley” (pág. 154). Por ello, desde ya son esenciales los espacios en donde podamos contar con expertos que nos ayuden a estudiar este fenómeno de forma responsable, para conocer cómo actuar ante las consecuencias en el futuro cercano. Hace unos días, el “Colegio de Abogados y Abogadas”, organizó el Conversatorio “Perspectivas y aplicaciones del bioderecho en la Costa Rica de hoy”, en donde disfrutamos de las exposiciones de los profesores Albert Cortina de España y don Bernardo Aguilar —profesor de la UCR—, y en mi caso, me correspondió analizar el tema desde la perspectiva del derecho indígena, lo cual deseo plasmar a los lectores en este artículo.

Bioética y Bioderecho

En cuanto a la primera, “El quehacer fundamental de la bioética es el diálogo para formular, dilucidar y resolver dilemas que se derivan del desarrollo y aplicación de las ciencias y a los asuntos humanos…”. En cuanto al bioderecho, este es “… una rama del derecho que busca que de manera legal se respeten reglas básicas del ser humano desde el punto de vista ético. Se podría decir que es la conjunción de tres ciencias: química, medicina y la ética, que unidos se preguntan por todos los problemas que se suscitan en esa materia; y el derecho, aportando de forma regular a la convivencia social(José Ramón Salcedo, en “La I Jornada de Bioderecho fue organizada por la Escuela de Ciencias Sociales del Tecnológico de Costa Rica (TEC)”. Es decir, mientras la bioética intenta resolver dilemas que, se presentan cuando se aplica la ciencia en el ser humano, al colisionar dos valores del mismo rango; el bioderecho es la relación entre la bioética y las normas jurídicas, creadas justamente para resolver los conflictos, problemas y dilemas que se vayan a presentar. Para mayor entendimiento, durante la pandemia de la COVID- 19, ante la escasez de camas y de respiradores, hubo decisiones que implicaban escoger quién los iban a utilizar, siendo esto un claro ejemplo de bioética y bioderecho aplicada.

Transhumanismo

El transhumanismo, puede ser entendido como “… un movimiento internacional, real, en plena expansión y que se podría “… llamar la “cultura del mejoramiento”, sobre todo en los países occidentales más desarrollados”. En el mismo orden, dicho movimiento considera que, tenemos “… el deber moral de "mejorarnos" artificialmente, sintéticamente, nosotros, nuestros hijos y las generaciones futuras. Por ejemplo, para la visión transhumanista, los implantes cibernéticos "mejorarán" a los seres humanos al dotarlos de nuevas habilidades físicas y cognitivas que les permitirán actuar integradamente con máquinas inteligentes que tendrán plena autonomía para decidir”. En tal sentido, serán inmensos los retos para el bioderecho y para la bioética, ya que la tendencia por parte de los promotores del transhumanismo es la captación de recursos por medio del marketing a todos los niveles, con el deseo de desarrollar todos los estudios que les permitan lograr sus objetivos, los cuales van encaminados al mejoramiento físico, intelectual, y probablemente a buscar la búsqueda de la inmortalidad del ser humano.

Debiéndose dejar claro, que bienvenido sea todo avance que vaya encaminado a mejorar la condición de vida de la especie humana: por ejemplo, la cura de las enfermedades como el VIH, el cáncer y cualquiera otra, o bien, la fabricación de prótesis para que las personas caminen, en el mismo sentido, cualquier desarrollo que permita recuperar el uso del habla, de la vista. Pero, lo que plantea el transhumanismo es otra situación muy diversa, que llevará a la deshumanización, a la creación de seres superiores, con habilidades que aumenten todo lo visto hasta ahora, incluso, intentando llegar a la vida infinita —lo cual considero improbable—.

Seres multiplanetarios

Del mismo modo, casualidad o no, los hombres más ricos del planeta: Bezos con Blue Origin, Musk con Space X y Branson con Virgin Galactic, se encuentran en una franca competencia por conquistar el espacio, ello desde que se abrió el turismo espacial, y las alianzas públicas- privadas en temas de conquista del espacio exterior. Es decir, mediante dos vías, las personas más ricas del planeta buscan no sólo convertir al hombre en un ser multiplanetario, y, además, mejorarlo por medios tecnológicos. Pero mientras tanto, acabamos con nuestro hogar, destruimos el Amazonas, asesinamos a las abejas —uso del glifosato en Quintana Roo—, y desde 1970 a 2016 ha habido una reducción de 68% de especies de animales, se han extraído 6000 toneladas de peces de los océanos, etc. También, el 50% de la riqueza mundial está en manos del 1, 1% de la población, y durante el 2022 han aumentado las migraciones, y unos 924 millones de personas sufren de hambre. Y, por si fuera poco, se sigue castigando a los pueblos indígenas, quienes sufren el menoscabo en el medio ambiente de forma directa, y forma parte de los grupos desplazados que los obligan a migrar, y a la pobreza, y falta de oportunidades.

Bioderecho y medio ambiente

El encadenamiento del Bioderecho con el medio ambiente y su protección es innegable, ya que el “… Estudio del substrato ético del derecho ambiental que incorpora la dimensión temporal del derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado, teniendo en cuenta la inescindible conexión entre calidad ambiental y calidad de vida como parte de la salud de las personas y los derechos de las generaciones futuras a disfrutar de la biodiversidad”. Incluso, a nivel constitucional se estipula en el artículo 50 de la Carta Magna patria que:

 Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por ello, está legitimada para denunciar los actos que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado. El Estado garantizará, defenderá y preservará ese derecho”.

Y en la actualidad estamos ante una enorme encrucijada: desarrollo económico y tecnológico, respeto del medio ambiente, o el ¿cómo compaginar ambas? Por ejemplo, en el documental “La Lucha por el Agua” de la cadena alemana DW, se evidenció que el “auge” en la industria de la alta tecnología en la ciudad de Phoenix, ha ido consumiendo la escasa agua del embalse Powell, lo cual está provocando que escasee el “preciado líquido”. En el mismo orden, se cita el caso de Alemania, en donde se observa un retroceso continúo del agua desde hace 20 años —hallazgo de la NASA—, lo cual ha quedado en evidencia en el pasado verano europeo (sequía de ríos, lagos, embalses e incendios forestales). No debe existir duda, que todo esto va a hacer nugatorio el “… derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado…” en Costa Rica y en el resto del mundo, provocando con ello guerras por el agua. Entonces claramente, es acá dónde será cada vez más aplicable el bioderecho, ya que estamos ante la aparición de más enfermedades por la carencia de agua, debido a la imposibilidad del consumo requerido por persona, la ausencia de medios para el aseo diario, y demás consecuencias nefastas para el bienestar del ser humano. Esta escasez provocará más migraciones, con los problemas ya conocidos, pero sobre todo con la particular situación de que los países de acogida ya presentan carestía de los recursos hídricos, llevando todo esto a un posible caos mundial. Y es justamente acá, donde aparece el tercer elemento: los pueblos indígenas, tal y como se analizará de seguido.

Pueblos indígenas y bioderecho

Los pueblos indígenas son los guardianes de los bosques. Es innegable, que antes de la llegada de los conquistadores a Costa Rica, la misma estaba ya compuesta por los pueblos originarios —8 en la actualidad: Bribri, Cabecar, Chorotega, Huetares, Ngobe, Terraba O Teribe, Brunca y Maleku—, en donde la tierra ha tenido una connotación colectiva, es decir, los árboles, los bosques, los animales silvestres, los ríos, el mar y la tierra pertenecen a las mujeres y a los hombres, y está al servicio de la comunidad. Estudios, revelan esa simbiosis entre la naturaleza y los pueblos indígenas, por ejemplo, son los administradores de una gran parte de las reservas vivas de carbono que deben salvaguardarse para mantener la estabilidad climática global, en el mismo contexto, de especial relevancia es que, los territorios indígenas abarcan el 80 % de la biodiversidad del planeta. Se estima que el 50 % de las áreas protegidas en todo el mundo se establecieron en tierras tradicionalmente ocupadas y utilizadas por los pueblos indígenas.

Ahora bien, irónicamente, mientras los más poderosos intentan poner al hombre en las estrellas, y sincronizarlo a una máquina —cyborg—, deshumanizando al “homo sapiens”, no se han restituido los derechos de los pueblos originarios -520 años después-, no se les ha devuelto su tierra, y por el contrario, las selvas del planeta son devastadas por actividades como la minería, la tala indiscriminada, la ganadería, llevando todo ello a la desaparición de cientos de especies, y consiguientemente, destruyendo nuestro planeta.

Por todo esto, es importante mencionar el trabajo del Relator de la ONU para los Pueblos Indígenas: Francisco Calí, el cual elaboró dos relatorías, una con relación a nuestro país -2022-, y otra en el año 2021, en donde desarrolló el tema de la protección del medio ambiente, siendo indispensable exponer algunas de las recomendaciones más importantes, ya que de las mismas deberían surgir leyes y modificaciones relevantes en cada uno de los estados del planeta.

En la relatoría sobre Costa Rica, se recomendó: Proporcionar reparaciones adecuadas a los pueblos indígenas por violaciones de derechos humanos, relacionadas con la falta de saneamiento de sus tierras y por desconocimiento de su estructura propia de autogobierno por la imposición de las Asociaciones de Desarrollo Integral; Abordar la situación de violencia sistematizada con una política adecuada de recuperación de tierras; Investigar, juzgar y sancionar a los responsables de los ataques, incluidas las amenazas contra los líderes indígenas; y Garantizar la investigación administrativa y judicial, el juzgamiento y la sanción de los responsables del supuesto abuso de la fuerza por parte de la policía en marzo de 2020 contra las personas indígenas recuperadoras de tierra en China Kichá.

Con respecto a la relatoría sobre Áreas Protegidas y Programas Medioambientales, se recomendó que se debe: Garantizar la participación de los pueblos indígenas en el manejo, administración y control de las áreas protegidas; Garantizar a los pueblos indígenas el acceso a los recursos naturales y el disfrute de estos, con el fin de ejercer sus actividades culturales, ancestrales y de subsistencia; e Incluir los derechos de los pueblos indígenas y su cosmovisión como materias obligatorias de los concursos públicos de acceso al Poder Judicial y a las Fuerzas de Seguridad del Estado

Como se puede apreciar, se trata de recomendaciones muy serias, muy bien analizadas y que de aplicarse en Costa Rica y demás Estados, lo cual permitiría reintegrar los derechos de los pueblos originarios, restituyéndolos en el uso de estos, y zanjando una deuda enorme. Por ello, antes de crear seres humanos superiores, o de visitar las estrellas, por qué no preocuparnos por lo realmente importante, cual es el respeto de los derechos humanos de los pueblos indígenas y demás personas en estado de vulnerabilidad, y la protección del medio ambiente: nuestra casa.

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