Por Stephannie Gabriela González Ramírez - Estudiante de la carrera de Ingeniería Biomédica
La mayoría del tiempo las personas realizan acciones o, sin darse cuenta, imitan los gestos de los demás, pero nunca se han puesto a analizar ¿por qué el ser humano es capaz de ejecutar ciertos movimientos? ¿Por qué otros copian algunos o la mayoría de ademanes? Conforme van pasando los años y las personas se hacen mayores conocen niños o personas adultas que poseen el Trastorno del Espectro Autista (TEA), pero ¿alguna vez usted se ha puesto a pensar por qué sucede esto? ¿O simplemente lo deja pasar? Además, ¿puede ser algún problema para ellos el COVID-19, mejor conocido como coronavirus?
Realizar estas acciones es gracias a las neuronas espejo, las cuales según Sánchez (2019) se definen como un tipo de neuronas que solamente se activan cuando una acción es ejecutada o al observar a alguien efectuándola (párr. 6). Al mismo tiempo, este tipo de neuronas son de suma importancia para el movimiento de las manos, es decir, son necesarias para controlar y descodificar estas (Sánchez, 2019, párr. 9). Asimismo, la Pontificia Universidad Católica de Chile (2019) cuestiona si este tipo de neuronas pueden estar asociadas a la empatía, pues la mayoría del aprendizaje es mediante la imitación, y la empatía muchas veces se activa al observar la situación o sentimientos de otros.
Sin embargo, según lo menciona Larbán (2012) existe un estudio realizado por G. Rizzolatti en el cual se indica que en el autismo existe un déficit en el sistema de las neuronas espejo. El TEA es una discapacidad del desarrollo, este puede provocar diversos problemas sociales, comunicativos y conductuales, es decir, se comunican, interactúan, comportan y aprenden de forma diferente (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, 2020). Se dice que la proporción de pacientes con autismo es de una mujer por cada 16 hombres, ya que en las mujeres es más complicado diagnosticarlo, a la vez se estima que por cada 160 niños hay uno con autismo (Ontiveros y Heredia, 2019).
Como bien se sabe, los niños con TEA tienen una rutina establecida y les es bastante complicado el cambio de la esta. Un estudio realizado en niños autistas afectados por el COVID-19, Amorim et al., (2020) menciona que los infantes con autismo al cambiar su rutina por la pandemia del COVID-19 tuvieron cambios significativos en su comportamiento (párr. 14). Los niños con autismo son los más afectados por la pandemia, ya que como se menciona anteriormente sus hábitos diarios cambiaron de un día para otro, por lo que profesionales de la salud mental han recomendado que ellos den paseos al aire libre, además de utilizar recursos visuales para explicarles lo que sucede (Martines, 2020).
En conclusión, las neuronas espejo son las que hacen imitar o realizar algún movimiento, además de que estas ayudan a manejar las manos, estas mismas neuronas son las que se alteran y es por esto por lo que existe el Trastorno del Espectro Autista, mejor conocido como el autismo. De esta manera, el COVID-19 no solo ha venido a cambiar la vida de las personas, sino que también a revolucionar a las personas adultas y niños con este padecimiento (TEA), es decir, el COVID-19 es un gran detonante para estas personas, pues al alterar su rutina de manera abrupta lo resienten de gran manera, así que debemos pensar en ellos y no en nosotros mismos.
