Por Josette Gutiérrez Naranjo – Estudiante de la carrera de Ingeniería Química Industrial
El abastecimiento de agua en algunas zonas es un problema para la población. El aprovechamiento y uso responsable de las fuentes existentes es uno de los deberes primordiales que tenemos como ciudadanos. Una de las formas para aprovechar al máximo este recurso es su captación, lo cual hace referencia al punto de origen del agua utilizado para un posible suministro a la población. La fuente puede ser de varios tipos, las más comunes son agua de lluvia (pluvial), arroyos, ríos, lagos o ensambles (Pérez, s.f). En el pasado, aprovechar el agua superficial para el consumo o transporte era totalmente natural. A pesar de ello, en zonas áridas, se impedía suplir del recurso para la supervivencia del ser humano, arrastrándolo a estudiar métodos para su captación.
Existen cientos de actividades que realizan los seres vivos con necesidad inmediata del agua, por ejemplo, el riego de cultivos, y el consumo doméstico, animal e industrial. La captación de aguas superficiales es la alternativa perfecta para garantizar el suministro del recurso en caso de presentarse algún problema con el sistema de agua en la zona que se habita. En Costa Rica, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados se encarga de canalizar las aguas domésticas, residuales e industriales mediante los sistemas de alcantarillado (Espinoza et al., 2004). Sin embargo, en el tratamiento de agua potable, delega las responsabilidades a otras instituciones, pero la falta de un sistema de planificación y desarrollo, dentro del Subsector Agua Potable y Saneamiento, genera contratiempos con el abastecimiento para parte de la población.
En Costa Rica anualmente ingresa un volumen de 170 km3 de agua por medio de lluvias, y 73 km3 se captan superficialmente para formar parte del caudal de los ríos, fuente imponente en la ciudad (Espinoza et al., 2004). El nivel de agua captada va a depender de la zona hidrográfica en la que se encuentre. Según Mora (2020), en el Estado de la Nación del año 2018, el país aprovecha al máximo el privilegio hídrico que tiene, pero no logra controlar los impactos que genera su uso excesivo. Por esto, el Centro de Investigación y Servicios Químicos y Microbiológicos expresó que uno de los retos más importantes del país es el saneamiento y tratamiento de aguas residuales. Actualmente, siguen llegando aguas sin tratar a los ríos, lo cual provoca la contaminación de nacientes y mantos acuíferos. El Tecnológico de Costa Rica, junto con otras entidades y el Laboratorio Nacional de Aguas, trabajan en la determinación de la calidad de las aguas superficiales para propiciar un servicio de calidad (Mora, 2020), sin residuos contaminantes que provoquen enfermedades.
Por otro lado, frecuentemente estos sistemas son por gravedad o bombeo; dependiendo de las características en fuente y caudal, así es su proceso de captación (USAID, 2016). Los parámetros por considerar para implementar el sistema son altitud, diámetro, longitud y tipo de tubería o manguera plástica. Antes de utilizar el agua para uso doméstico o riego captada por este método, esta debe ser tratada en un sistema de purificación. En un río, la captación debe realizarse donde exista buen flujo y altura que propicie la gravedad y reduzca el costo de bombeo para poblaciones de escasos recursos. En caso de abastecer poblaciones grandes, cultivos, ganaderías y lavaderos de industrias, se recomienda que el sistema sea instalado aguas arriba y que la cantidad suministrada no exponga la vida de la fuente donde es extraída. Cabe mencionar que, en estos sistemas, al inicio del proceso se coloca un cedazo o rejilla como en el tamizado para separar materiales no deseados de primera entrada como hojas, palos o cualquier otro tipo de basura (Pérez, 2018). En zonas donde en temporada seca se presenta escasez de agua, estos reservorios son de gran utilidad para la población, y previenen cualquier tipo de emergencia.