Por Joseph Enrique Gómez González – Estudiante de la carrera de Psicología
No es un secreto para nadie que hoy en día las empresas dejaron de buscar a quienes poseen los mejores y más reconocidos títulos; ya no se basan en notas perfectas ni en la cantidad de hojas en un currículo que pueden brindar información sobre la persona que busca llenar una posición. Las famosas soft skills (habilidades blandas) llegaron para quedarse, a tal punto que en muchas empresas, antes de contratar, realizan pruebas de manejo de estrés, resolución de conflictos, comunicación asertiva y demás cualidades que son las buscadas y tan esperadas por quienes reclutan para un puesto en específico, ya que estas deben llenar las expectativas y necesidades que requiere la empresa u organización.
En primer lugar, las habilidades blandas pueden ser el punto de diferenciación que nos ayude para ser seleccionados en un empleo. El por qué es sencillo: podemos estar optando a un cargo con personas igual o incluso más calificadas que nosotros, pero para lograr los objetivos colaborativos de la empresa se demanda más que solo la parte técnica y racional. La forma de comunicarnos, los valores y ética, así como los rasgos de personalidad, son factores altamente cotizados ya que ayudan a impulsar a las organizaciones (Flores, 2018).
Las habilidades blandas facilitan el crecimiento personal y no solamente el profesional, permiten crecer como personas y no solamente enriquecer a una empresa. Cuando el liderazgo es un pilar fundamental en una institución, y más si es referente a una universidad, puede brindar un espacio para fomentar lo colectivo antes de lo individual, planteando objetivos en común y la posibilidad de que en conjunto estos sean logrados. Cárdenas (2019) menciona que, el liderazgo colectivo supone que todos los miembros del equipo se empoderan para hacer y conseguir los objetivos con su desempeño, a la vez que lo hacen fácil sumando a los otros. Las claves para que ocurra sin estragos son mantener una comunicación fluida y de calidad.
Un líder tiene que encargarse de trazar una estrategia, delimitar normas y establecer valores y hábitos que guíen a un grupo de trabajo hasta su objetivo. Como puede apreciarse, se trata de un rol complejo y que demanda de muchas características especiales de parte de quien lo desempeña. (Comunicaciones Socialab, 2019). Sin embargo, cuando en un mismo grupo existe más de un liderazgo, esto brinda la oportunidad de resaltar el trabajo en equipo; por supuesto que necesitará de una comunicación completamente asertiva y con la capacidad de escucha para entender diferentes perspectivas. A pesar de ser todo un reto, el liderazgo colectivo busca ser mucho más objetivo y no tan subjetivo como lo puede ser el individual.
Hay una frase muy conocida que dice “si quieres llegar rápido debes caminar de manera solitaria, si quieres llegar lejos, debes caminar con compañía…”, esto toma sentido cuando un grupo se caracteriza por tener personas con grandes cualidades de liderazgo, sin embargo, hay quienes tienen mejor capacidad de comunicarse, otras personas serán más creativas, otras tendrán la capacidad de organizar y establecer fechas de entrega para avances de proyectos, existirá quien motive al grupo, y así sucesivamente hasta lograr compaginar todo el equipo. En un lugar donde el liderazgo está presente en cada persona, esto se vuelve una mina de oro, ya que brinda la posibilidad de que se vea a cada persona como pieza fundamental de un rompecabezas que al final será armado con las diferencias de cada persona, pero que hacen que todo calce a la perfección. Se buscará saciar lo grupal y no enaltecer lo individual.
