Por Catalina González - Estudiante de la carrera de Ingeniería Biomédica
A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de visitar ciudades de primer mundo como Londres, París, Nueva York y otras; todas son ciudades donde convergen diversas culturas, con diferentes idiomas, costumbres, formas de actuar e interactuar. Es muy interesante el solamente sentarse a ver la gente pasar, escucharlos hablar e interactuar entre ellos. En los aeropuertos, si te pones a observar alrededor, la variedad cultural es inmensa. Esto es lo que vemos a simple vista, pero me lleva a pensar en lo que no vemos y que nos diferencia que está directamente ligado a cada cultura. Vivimos en un mundo interconectado, donde cada día estamos más cerca unos de otros a pesar de la distancia; gracias a la tecnología, la globalización nos ha hecho conocer e inclusive adoptar pequeños aspectos de diversas culturas y nos exige adaptarnos y prepararnos, buscar la forma de comunicarnos universalmente para poder crecer con el mundo mismo.
El concepto de interculturalidad Wanda Solorio (2013) lo define como “la interacción entre dos o más culturas, de manera que ninguna se encuentre por encima de la otra, con el propósito de favorecer la integración y tener una convivencia armónica”. Por su parte, la competencia intercultural la podemos entender como la capacidad de comunicarse con individuos de distintas culturas y, a la vez, poder desarrollarnos adecuadamente dentro de su contexto cultural (Elboj, Valero, Iñiguez y Gómez, 2017). En un mundo globalizado como el nuestro la capacidad de adaptación es vital para poder desarrollarnos profesionalmente; poder comunicarnos de forma verbal y escrita con el resto del mundo de diferentes formas es indispensable. El aprender una o más lenguas extranjeras, viajar e interactuar con personas en otros países nos hace darnos cuenta de que los valores, normas, comportamientos y creencias que para nosotros eran “universales” realmente no lo son y que cada cultura tiene su propia realidad. El desarrollo de manejo, comunicación y adaptación en estas situaciones es lo que nos va a hacer cultural y lingüísticamente competentes.
Estas son habilidades que debemos desarrollar junto a nuestra preparación profesional para ser individuos idóneos para las empresas al salir al mercado laboral, con capacidad de identificar y utilizar estrategias para trabajar en equipos multiculturales y multidisciplinarios de forma efectiva.
Habrán personas que se resistan a aceptar algunas costumbres o creencias de otras culturas que ante la suya parecen inaceptables, Contrario a esto, nuestra posición debería ser de respeto ante las diferencias culturales, ser abiertos y trabajar en la comprensión, sensibilización y adaptación que nos permitan trabajar e interactuar de forma armónica dentro de las empresas y tomar esas diferencias para aportar ideas que lleven al crecimiento y posicionamiento efectivo en cada uno de los mercados en que se desarrollan. Los profesionales que no se preparen en éste sentido o que se nieguen a adaptarse a los constantes cambios globales irán con clara desventaja al mercado laboral.
Costa Rica es conocido en el mundo por el alto nivel y capacidad de sus profesionales, vemos que empresas multinacionales como Intel, Procter & Gamble, HP, Boston Scientific y otra tienen sedes en nuestro país, motivados en gran parte por la calidad de profesionales que tenemos. En muchas veces lo envían a radicarse en otros países para liderar proyectos y equipos de trabajo. Las oportunidades las tenemos, solamente tenemos que prepararnos adecuadamente en todos los aspectos para ser candidatos idóneos, además del enriquecimiento personal y la amplitud de criterio que nos deja todo éste aprendizaje.