Por Itza Rojas Tujab – Estudiante de la Maestría en Proyectos

“El diseño no es solo como se ve y se siente, es como funciona” dijo alguna vez Steve Jobs, CEO de Apple. Esta idea pragmática puede enfocarse en proyectos sociales, porque no es suficiente sentir una causa y querer involucrarse, tampoco lo es solo la idea; tiene además que ser funcional y alcanzar las metas por las que nació, maximizando todo recurso sin perder calidad. Esto es la contribución de un proyecto y su costo. La importancia de invertir en un proyecto social radica en su capacidad de resolver necesidades específicas en una población determinada y en un rango de tiempo dado. Los proyectos pueden llegar a fallar en sus fases, al minimizar la importancia de la formulación y evaluación integral a la hora de invertir.

En el 2019, una fundación costarricense inició un proyecto en la búsqueda de atender las necesidades de familias de un barrio de San José que no contaban con conexión a alcantarillado y aguas negras, implementando un baño innovador. En la decisión pesó más el financiamiento disponible (beneficios financieros internos) y la factibilidad constructiva, que el momento comunitario para hacerlo. La fase piloto del proyecto terminó con resultados negativos: el baño tuvo que ser retirado. ¿Razones? Varias, iniciando por las prioridades no alineadas, pero justificadas desde solo algunas perspectivas técnicas (prefactibilidad), y dejando variables subjetivas por fuera. ¿Nicho propicio? Una cultura débil en formulación y evaluación de proyectos. En la legislación del Sistema Nacional de Inversión Pública de Costa Rica se determina que cualquier proyecto de inversión social asociado a algún programa de una institución deberá estar alineado a los objetivos nacionales del Plan Nacional de Desarrollo (Observatorio Regional de Planificación Para el Desarrollo de América Latina y el Caribe, s. f.), muy similar a lo que debería suceder en las organizaciones, y que no siempre se cumple.

Autores como Fontaine (2010) y Sapag et al. (2014) definen que la evaluación social de proyectos contrasta el costo y el beneficio de una inversión en una comunidad. No solo se trata de las utilidades que podría tener una empresa al invertir, sino del valor social que trae. Se habla entonces de precios sociales o sombra como criterio de evaluación. Completamente en línea con el presente artículo, esto permite comprender integralmente lo que un proyecto puede o no sumar si se invierte en él. La clave es haber atendido una necesidad de poblaciones específicas, reduciendo los riesgos a través de las respuestas, siendo eficientes y eficaces. En términos prácticos, si hipotéticamente se desarrolla un proyecto a nivel de becas para estudiantes de 5.° año de colegios públicos de distritos con mayores índices de vulnerabilidad y pobreza en el país, se estaría a su vez buscando atender no solo la necesidad de dicha población sino también la atención a otras variables que se encuentran dentro del plan de desarrollo, como lo sería buscar reducir el riesgo de exclusión estudiantil que a su vez se podría correlacionar con indicadores de justicia y paz.

Si un proyecto social está asociado al bienestar colectivo, entonces una variable fundamental sería la eficiencia, en relación a la variación del bienestar social y la maximización de los recursos y el aporte que genera a un sistema social. Esta ecuación permite una adecuada formulación y evaluación de los proyectos de inversión social innovadora y sostenible. Proyectos como el del baño mencionado al inicio podrían tener un rumbo diferente desde sus primeras etapas, con mayor alcance e impacto.

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Fontaine, E. R. (2010). Evaluación social de proyectos. (13.° ed.). Pearson.
  • Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de América
    Latina y el Caribe. (s. f.). Sistema Nacional de Inversión Pública de Costa Rica. https://observatorioplanificacion.cepal.org/es/sistemas-planificacion/sistema-nacional-de-inversion-publica-de-costa- rica#content-marco-legal
  • Sapag, N., Sapag, R. & Sapag J. M. (2014). Preparación y evaluación de proyectos. (6.° ed.). McGraw Hill Education.