Por Paola Mena León – Estudiante de la carrera de Ingeniería Biomédica
Actualmente, el mundo está sufriendo las consecuencias del virus llamado científicamente SARS-CoV-2, que amenazó Wuhan China el 1 de diciembre de 2019 y que se declaró pandemia el 11 de marzo de 2020. Según estudios, “la proteína S es la llave que el virus utiliza para invadir las células humanas y la alta infectividad del virus se debe a que su proteína S, se activa cuando una enzima llamada furina la corta en dos durante su proceso de invasión” (Yanes, 2020). Como resultado, las personas pierden su vida diariamente, por lo tanto, los centros médicos han optado por la aplicación de respiradores para pacientes críticos. La función de un respirador es “empujar el aire dentro del paciente y además darle no aire sino hasta 100% oxígeno, es decir, mucho más oxígeno del que estamos respirando" (Wallace, 2020).
Crear un respirador no es tarea fácil, sin embargo, su fabricación ha crecido exponencialmente. Un ejemplo de esto es cuando se propone un prototipo que utiliza válvulas de control e implementación de un sistema ventilatorio. Por otro lado, se crean respiradores empleando una extensión del dispositivo CPAP (Continuous Positive Airway Pressure), estos se utilizan para tratar la apnea del sueño. Además, la Universidad de Costa Rica desarrolla un prototipo basándose en la idea de un respirador casero de madera, que utiliza un sistema de un respirador manual de tipo ambu; este simula el ritmo de la respiración accionando el mecanismo que empuja el balón. En la actualidad, alrededor de un 10% de los casos diarios necesitan un sistema de ventilación, por lo que es aún más importante elaborar dichos dispositivos.
La fabricación de respiradores ha sido fundamental para la pandemia, pero no todos piensan igual. Gracias a una investigación realizada por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades se dice que la tasa de mortalidad de los pacientes con COVID-19 conectados a un respirador está entre 49 y 61%. La misma investigación indica que quienes recibieron este tipo de asistencia lo hicieron demasiado tarde. En el Journal of the American Association se indica que un 24.5% de pacientes en la unidad de cuidados intensivos conectados a un respirador mueren; además, dan énfasis en la detección de anticuerpos, enfermedades pasadas y tasas de infección para indicar que existen cientos de maneras por las cuales la mortalidad tiene dicho porcentaje. Caso contrario del informe que asegura que la tasa de mortalidad está entre un 40 y 50%, colocando el respirador hasta el último momento posible, solo cuando se trata de una decisión de vida o muerte.
Por último, se puede observar de manera clara la importancia de crear estos dispositivos para liberar o ayudar al personal de salud y que no tengan que decidir quién muere y quien vive. Las diferentes personas autoras del diseño de los respiradores tienen el mismo objetivo: salvar gente. Además, se evidencia la discrepancia de opiniones, por ejemplo, las tasas de mortalidad son bastante diferentes. Expertos aseguran que los números se deben por colocar el respirador demasiado tarde, caso contrario de los que afirman que las muertes se deben a una anticipada colocación del respirador o los que no están de acuerdo con ninguna de estas opiniones y creen que se debe a anticuerpos, infecciones y enfermedades pasadas. No debemos creer todo lo que vemos, es necesario investigar e indagar lo suficiente para un buen conocimiento y cuidado de nuestra salud.