“Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado;

y la ciudad, que es el hogar público”.

 —Enrique Tierno Galván

En 1888 —cuando Costa Rica tenía apenas 67 años de “edad”— el presidente Bernardo Soto firmó desde el Palacio Presidencial en San José la ley para crear el primer espacio protegido por el marco legal. Aunque éramos un país joven y mucho menos urbanizado, la Ley 65 decretó como inalienable una zona de dos kilómetros de ancho a cada lado de la montaña del volcán Barva, para proteger las fuentes de agua que hoy continúan abasteciendo al Valle Central.

Desde ese momento, la conservación costarricense puso sus esfuerzos en las zonas rurales, aunque las leyes se firmaban en la ciudad. La ley que creó los primeros Parques Nacionales en 1955 para proteger tres volcanes del valle Central también se firmó en la capital.

Durante casi 200 años de historia, el país ha construido un sólido sistema de Áreas Silvestres Protegidas (ASP) bajo distintas categorías de manejo. Pero lo hicimos enfocados en el ambiente rural. Al mismo tiempo, la agricultura y un desarrollo urbano poco planificado generaron presiones en la ciudad, que nos terminaron costando muy caro.

Eliminamos la mayoría del bosque húmedo premontano (BHP) presente en la Gran Área Metropolitana (GAM), el segundo tipo de bosque más amenazado del país después del tropical seco. Por citar un ejemplar, el tirrá (Ulmus mexicana) era uno de los imponentes árboles que convivía en nuestras ciudades, pero ya su sombra escasea.

Hoy se conserva tan solo el 1,75% (9 mil hectáreas, el equivalente a 125 veces el parque La Sabana) de la cobertura original de BHP y los pocos espacios remanentes están fragmentados.

Conexión de la ciudad con sus espacios naturales

En el 2021, el país comienza a saldar una deuda con el medio ambiente en la ciudad. El pasado 24 de febrero, en el marco del segundo aniversario del Plan Nacional de Descarbonización, se firmó desde un bosque urbano entre Curridabat y Desamparados el decreto que crea la categoría de manejo de Parques Naturales Urbanos. La figura permitirá proteger y administrar mejor los bosques remanentes en la ciudad.

Sumado a la protección, la meta es revalorizar los espacios e impulsar la apropiación de la ciudadanía. Hoy grupos comunitarios o de personas amigas organizan caminatas y paseos a sitios como la Zona Protectora Cerros de Escazú o la Zona Protectora Cerros de la Carpintera. Los Parques Naturales Urbanos revitalizarán estos sitios, proyectándolos como un espacio de turismo.

Respirar aire puro, darse un baño de bosque sin sonidos de carros… La ciudadanía se beneficiará de los servicios ecosistémicos que estamos a tiempo de proteger.

La creación de un Parque Natural Urbano o la transformación de una ASP existente se realizará en un proceso participativo con municipalidades, comunidades y las personas dueñas de tierras privadas. Esto luego de que un estudio determine el potencial de un sitio para contar con esta categoría de manejo.

Las zonas verdes deben ser más que un anhelo de quienes habitan la ciudad. Representan una conexión con la naturaleza. Múltiples investigaciones han señalado los beneficios de un baño de bosque en la salud física y mental.

Una de las misiones del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es construir mejor hacia el futuro tras el impacto de la pandemia. Son también prioridades de la Agenda 2030, el Plan Nacional de Desarrollo y el Plan Nacional de Descarbonización.

Esa misión se engloba en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11: ciudades más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

Hace 133 años una joven República decidió crear el primer espacio protegido en la GAM. Desde el sitio donde estaba ubicado el Palacio Presidencial se podría ver el macizo del volcán Barva, a lo lejos. Este año Costa Rica lleva la conservación a las zonas urbanas. Volvemos los esfuerzos a una ciudad gris que aún se puede recuperar; hoy nos comprometemos a mejorar nuestro “hogar público”, donde todos y todas tenemos derecho a convivir.

“Al responder ante la pandemia y trabajar por la recuperación, volvemos los ojos hacia nuestras ciudades y vemos en ellas centros de comunidad, innovación humana e ingenio. Ahora tenemos la oportunidad de recuperarnos y mejorar, construyendo ciudades más resilientes, inclusivas y sostenibles.” 

António Guterres

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