Desde mediados de marzo del año 2020 los centros hospitalarios de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) nunca volvieron a ser iguales, cayó un enemigo nuevo del que no sabíamos nada y cambió nuestra forma de vida totalmente.

Uno de los elementos que cambió fue la presencia de estudiantes de medicina y médicos internos universitarios en los hospitales realizando sus prácticas clínicas o “rotaciones”. Como medida preventiva ante la pandemia que empezaba, la CCSS decidió suspender los procesos de formación médica en sus instalaciones y enviar a los estudiantes a casa.

En ese momento, abandonamos las instalaciones con una falsa esperanza de que volveríamos en un tiempo prudente a retomar nuestra formación médica. Casi un año después, nuestro proceso formativo en salud al lado de los pacientes, viviendo el día a día de un centro de prestación de salud, aprendiendo de la mano de los mejores médicos y médicas de este país, sigue lamentablemente suspendido.

La Escuela de Medicina (EM) de la Universidad de Costa Rica (UCR) decidió darnos la oportunidad durante el 2020 de continuar las lecciones teóricas de manera virtual, pero aprendimos que la enseñanza médica solo en papel, sin poder ponerla en práctica, no sirve. Se trató de hacer lo mejor para que los contenidos teóricos de los cursos clínicos fueran dados a los estudiantes de la mejor manera que la virtualidad permite, pero si se puede sacar una conclusión del proceso de aprendizaje en medicina, es que nada reemplaza la enseñanza de la medicina a la par del paciente.

La EM de la UCR y sus estudiantes aceptamos esa realidad y, por muy difícil que sea, también aceptamos detener nuestro proceso de formación, dado que este año 2021 la Escuela no va a ofertar cursos clínicos debido a la imposibilidad de realizar las prácticas hospitalarias, además de que no podemos ser tan irresponsables de dar por aprobados cursos en los que solo se han visto contenidos teóricos y de los cuáles no se han hecho sus respectivas prácticas clínicas. No podemos seguir aprendiendo medicina a través de una pantalla.

La suspensión indeterminada y el cierre técnico de la carrera de Medicina y Cirugía en la UCR no significa meramente que se detenga la formación académica, sino que esta situación trasciende a la vida personal de cada estudiante matriculado en la carrera.

Cada estudiante significa un ser humano que, por ejemplo, ya no va a poder justificar una solicitud de beca (de la cuál, depende para vivir mientras estudia), ya no va a poder justificar en un juzgado la solicitud de una pensión alimentaria ya que no está estudiando porque le es imposible matricular cursos, no se va a poder justificar el aseguramiento en la CCSS sin ser estudiante activo, la incertidumbre de los empleadores al considerar contratar a un estudiante de medicina que en cualquier momento puede renunciar porque debe regresar a continuar su formación pero no sabe cuándo, etc.

Se truncaron por más de 2 años planes de vida de casi 800 estudiantes activos de la carrera de medicina en la UCR. Ojo que hay muchos más estudiantes de otras carreras de salud en la UCR con problemas similares que no deben ser dejados de lado. Son muchísimos los factores por los cuáles la suspensión de la enseñanza médica en la CCSS sobrepasa la esfera académica de los estudiantes y nos afecta a nivel personal, no solo a nivel académico.

Los estudiantes de medicina de la Universidad de Costa Rica somos conscientes de la carrera que elegimos y los sacrificios que podría involucrar. A Costa Rica, a la CCSS y a la UCR le debemos nuestra formación. Estamos al tanto del precio que involucra esa formación es seguir la responsabilidad ética y moral de comprometerse a llegar a ser los mejores médicos y médicas que este país merece, para finalmente ponernos al servicio del sistema de salud todas y todos los costarricenses.

La CCSS debería tomar consciencia de la enorme calidad de recurso humano que se podría estar formando en este momento en beneficio de la institución y del bien público en general y considerar el regreso de la formación médica cuanto antes como una inversión de rédito altísimo y a un plazo cortísimo. Por ejemplo, con el hecho de que se permita la vuelta de todos los médicos internos universitarios, Costa Rica podrían tener en cuestión de menos de 1 año, una camada de aproximadamente 700 nuevos médicos generales formados en la atención de pacientes COVID-19, que puedan reemplazar a los médicos residentes que están en la primera línea de atención a pacientes COVID-19 y cuyo proceso de formación en especialidades médicas fue suspendido. Sería un gran alivio para un país que está en necesidad desesperada de contar con suficientes médicos especialistas.

Además, vendría excelente que los estudiantes, la población de menos riesgo, que próximamente seremos los profesionales de mañana, estemos formados de la mejor manera posible en beneficio de toda Costa Rica cuanto antes. Seremos las nuevas personas encargadas de la atención médica de los costarricenses. Cada paciente merece que lo atienda el profesional mejor preparado.

En este momento estamos viviendo una oportunidad de oro en cuanto a formación médica, una época de grandes avances y descubrimientos científicos sin comparación que se debería de socializar con todos las partes del sistema de salud, incluidos los estudiantes.

Somos los futuros integrantes y tomadores de decisión en ese sistema, y aun así se nos está dejando de lado. Se está perdiendo la oportunidad de generar una enorme calidad de recurso humano.

Somos conscientes de que el regreso de los estudiantes representa un reto enorme en cuestiones logísticas y hasta un posible riesgo epidemiológico, pero solicitamos que se realice una proyección científica que estime el verdadero peligro de nuestra inmersión en los centros de prestación de salud, ya que estimamos que los beneficios son mucho mayores a lo que se perdería permitiendo el regreso.

Estamos seguros de que existe la manera de crear un plan ideal que pueda garantizar la inserción de los estudiantes de medicina de la Universidad de Costa Rica a su formación médica en los hospitales de la CCSS cuanto antes, sin que signifique un detrimento en la enorme y excelente atención que hasta el momento la CCSS le ha dado a la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2.

Por eso solicitamos encarecidamente a las autoridades de la CCSS que negocie junto con la UCR, a la mayor brevedad, un plan óptimo para el regreso de los estudiantes de medicina de la UCR a los centros hospitalarios cuanto antes para continuar con su proceso de formación médica en beneficio de todos y todas.

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