Recientemente la banda de metal System of a Down lanzó, por primera vez en 15 años, dos sencillos tiulados “Protect the land” y “Genocidal Humanoitz”. La noticia ha generado una gran controversia en los medios de comunicación dado que este grupo de ascendencia armenia (implicado en la difusión de la memoria histórica armenia, principalmente en lo que respecta al genocidio armenio perpetrado en 1915 por el imperio otomano) ha decidido donar todo el dinero recaudado con estos dos sencillos a los miles de armenios víctimas del conflicto militar entre Azerbaiyán y Armenia que recientemente ha concluido con la firma de un acuerdo de paz que deja a los armenios como los grandes perdedores de una guerra que duró menos de un mes.
Tras más de treinta años en disputas por la región de Alto Karabaj, Azerbaiyán finalmente se ha impuesto militarmente sobre Armenia. El acuerdo de paz reconoce que siete de las provincias de esta región pasarán al control de Bakú. Además, para los próximos cinco años alrededor de 2000 soldados rusos se asentarán en la región como parte de las llamadas “fuerzas de paz” que tendrán el objetivo de velar por el cumplimiento del acuerdo de paz y sobre todo para evitar una posible limpieza étnica contra la población armenia que finalmente decida no huir de ese disputado territorio.
Cabe señalar que en la región de Nagorno Karabaj habitaban antes del conflicto militar alrededor de 250.000 armenios. En la actualidad cerca de 100.000 armenios han huido de sus casas, muchas de ellas han sido quemadas por ellos mismos para “que el enemigo no se haga con ellas”, huyendo a territorio armenio y sin saber si algún día volverán a la que consideran su tierra ancestral.
Por otra parte, el acuerdo de paz no contempla la protección del patrimonio cultural armenio en las provincias entregadas a control azerí: las iglesias cristianas armenias y sus cementerios, por lo que ha habido despedidas masivas de armenios a sus familiares en los cementerios y la despedida de edificaciones históricas para la cultura armenia.
En cuanto a la entrega de territorios las fechas propuestas entre las partes han sido prácticamente cumplidas. En las últimas semanas diversos medios de comunicación han hecho eco de la salida de tropas armenias y sobre todo de la llegada en acto victorioso de las tropas azeríes, incluida la visita del controvertido presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, que encontró en Turquía, y principalmente en Erdoğan, a un aliado fundamental para la victoria militar sobre Armenia. Ankara por su parte continúa con el objetivo de aumentar su influencia en los antiguos territorios del Imperio Otomano y una nueva derrota de los intereses armenios representa una victoria moral para los turcos.
La violación de los derechos humanos también ha sido noticia en este conflicto militar. Human Rights Watch ha denunciado que el ejército azerí ha usado bombas de racimo, armamento que está prohibido por legislación internacional. El artículo “Acuerdo de Paz en Nagorno Karabaj: todos ganan menos de los armenios” señala que “los armenios muestran por redes y en informes como los soldados azeríes y los mercenarios sirios llevados a la zona por Turquía persiguen a civiles armenios, mutilan, torturan y degollan a soldados enemigos. La entrega de prisioneros de guerra también está siendo complicada, lo que hace que miles de familias —sobre todo armenias— desconozcan si sus familiares están vivos o muertos”.
En cuanto a los fallecidos en este conflicto las cifras varían dependiendo de la fuente: Rusia asegura que han muertos alrededor de 4000 personas. Los armenios por su parte reportan alrededor de 2500 bajas en sus filas, mientras que los azeríes no han revelado un estimado de bajas en sus fuerzas militares a pesar de que seguramente sea una cifra bastante menor a las bajas armenias dado a la superioridad tecnológica del ejército turco-azerí con drones y mercenarios extranjeros, no reconocidos ni por Ankara ni por Bakú, y que además nunca aparecerán como bajas en el conflicto.
En cuanto a qué podemos esperar a partir de ahora, la situación en Nagorno Karabaj tiene todos los matices para convertirse en una especie de “conflicto congelado”: ausente de un nuevo enfrentamiento militar al día de hoy, pero lejano a una solución definitiva.
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