"Nuestros antepasados precolombinos fueron los primeros biólogos de nuestro territorio". Con estas palabras, los Museos del Banco Central de Costa Rica nos invitan a disfrutar de su nueva exposición, Emisarias de la Lluvia, para demostrarnos, una vez más, el enorme nivel de conocimiento que tenían nuestros antepasados indígenas.
La exposición estará disponible a partir del próximo jueves 10 de diciembre en sus instalaciones, debajo de la Plaza de la Cultura y en ella podremos adentrarnos en cómo es que nuestros antepasados visionaban el mundo, a partir de las representaciones de objetos precolombinos que realizaron de estas especies animales.
Por ejemplo: ¿se imaginan que las culturas precolombinas ya hubiesen podido identificar los procesos de reproducción de muchísimas especies de ranas y de sapos? ¿O que el tipo de material, el color o la forma de las piezas sugieren características biológicas de estos animales?
Pues estos son parte de los descubrimientos que la co-curaduría de la herpetóloga, Jennifer L. Stynoski (quien labora para el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica) y de la arqueóloga Priscilla Molina Muñoz (quien trabaja para el Museo) nos traen en esta nueva exposición que abrirá sus puertas esta semana y que nos explicará cómo, desde los recipientes cerámicos o los colgantes de oro utilizados por los pueblos originarios, se caracterizaba a estos seres emisarios de la lluvia y de la vida: las ranas y los sapos.
La exposición es resultado de una investigación detallada que se compila en el libro “Emisarias de la lluvia: anuros en la época precolombina”, una publicación donde se demuestra cómo la representación de estas especies en sus diferentes etapas de vida, sus comportamientos reproductivos y otras características particulares, ya eran identificadas y plasmadas en piezas de cerámica, metales, jade, hueso y otros por los habitantes de nuestro territorio entre los años 500 a.C. al 1550 d.C..
Según detalla Molina:
Este es un trabajo interdisciplinario que complementa la parte arqueológica con la parte herpetológica (rama de la zoología que estudia a los reptiles y anfibios) y aunque al principio lo que queríamos era identificar algunas especies en las piezas arqueológicas, lo cierto es que el proceso de investigación y análisis tanto de la colección del museo como de otras colecciones, como las del Museo Nacional o el del Jade, nos permitió llegar a más".
Stynoski agrega:
Logramos reconocer rasgos que diferencian una especie de otra en las piezas de cerámica, jade y metal; y también vimos muchos casos de representaciones de especies que solo se encuentran en determinadas zonas del país que es donde precisamente, se encontraron esos tipos de cerámicas y metales. Eso nos permitió comparar las regiones culturales con las biológicas donde viven las especies. Vimos los impresionantes conocimientos en materia de biología que tenían estos pueblos antiguos. Ellos ya conocían cosas que hasta hace poco fueron descritas en la literatura científica pero que están representadas en estas piezas y eso es fascinante porque nos permite cambiar un poco de perspectiva respecto a qué es descubrimiento".
"No era solo decoración"
Permítannos ejemplificarles el alcance del trabajo de estas dos investigadoras, cuyos resultados estarán disponibles para todo el público de lunes a domingo a partir de esta semana.
La siguiente pieza de cerámica representa una de las que estarán presentes en esta exposición del Museo:
Priscilla Molina relata que lo que ha señalado la literatura siempre, es que estos puntitos que se presentan alrededor del animal representado son decoraciones, pero... ¿y si no? ¿Y si la herpetología tiene algo diferente que decir?
Según Stynoski:
Estos son como los hilos de los huevos de un sapo, un anfibio que pone huevos. Yo viendo los hilos de esta pieza pensé 'esto tiene que ser como los hilos de los huevos' y en el momento en que Priscilla y yo nos dimos cuenta, entendimos que esto es algo que sin la otra nunca hubiésemos visto: ni yo hubiese visto esta pieza ni ella se hubiese dado cuenta de que son huevos y no solo un diseño ahí".
Molina agrega:
Esto cambia todo, da pauta a no solamente retomar cosas que se han hablado sino a generar hallazgos que nos permitan decir que no, no son modos decorativos, sino que son vasijas y representaciones que van más allá de lo que la arqueología pensaba".
Lo mismo pasó con la pieza que se presenta en la siguiente imagen:
Para las curadoras, algo que la arqueología vislumbró siempre como una decoración, la herpetología lo distinguió como algo que también va más allá:
Las ranas de cristal se sientan encima de los huevitos y tienen la misma forma que esta. Entonces uno puede encontrar en el bosque una hoja con los huevitos, así como está en la hoja. En el oro, uno ve una representación de ese comportamiento parental y eso es lo que tenemos aquí".
Aquí una foto de Luis A. Coloma, también utilizada en el libro, en la que podemos ver la manifestación biológica a la que se hace referencia:
La precisión biológica que se evidencia en estas piezas es tal y como la de la que ven a continuación. En ella vemos al único objeto de oro dentro de las colecciones arqueológicas de los museos nacionales que registra un renacuajo, y la encontramos de un tamaño de 22 milímetros: exactamente el mismo tamaño que el de la especie original. Por eso es que es "impresionante el nivel de precisión que tenían estas personas", según señala Stynoski.
Para Molina, la importancia de esta exposición radica en que, a partir de "pequeños detalles" como las que les destacamos anteriormente (y que de pequeñas no tienen nada, pues el impacto de su descubrimiento es evidentemente enorme), podemos dimensionar nuevamente el papel del conocimiento ancestral y entender que "estamos redescubriendo" lo que hoy en día conocemos:
En los museos hacemos la historia tangible. Si bien lo que se ve es algo material, lo que hay que pensar es lo que está más allá del objeto que se está viendo: quienes son las personas que lo ejecutaron, qué era lo que estaban pensando. Ir más allá del objeto para traer esa parte inmaterial que viene con el objeto y que hoy nos permite ver que hace cientos de años ya tenían ese conocimiento tan basto y tan complejo, como el que tienen herpetólogos y biólogos hoy en día. Con este trabajo uno empieza no solo a comprender la parte arqueológica o biológica, sino en conjunto ver qué era lo que pensaban estas personas, meterse un poco en su cabeza y comprender cada vez más su cosmovisión. Esta investigación está llena de esos pequeños detalles y estamos aportando a lo que se ha investigado tanto en arqueología como en herpetología. Como decía Jenny ¿cuáles nuevos hallazgos? En realidad estamos redescubriendo algo que en el pasado ya existía".
Paseo de los Museos para concientizar sobre conservación
Esta exposición forma parte de la cuarta edición del Paseo de los Museos que los Museos del Banco Central de Costa Rica, el Museo de Jade y el Museo Nacional arrancarán este fin de año, con exposiciones referentes a animales de aire, de tierra y de agua, para darle al usuario una visión amplia sobre las representaciones históricas de estas especies.
En el Museo Nacional se trabajará el tema de nidos y aves con una muestra de su colección de historia natural; en el de Jade el de murciélagos con objetos arqueológicos e insumos biológicos; y en los del Banco Central estarán estas representaciones de las que les hemos hablado aquí y que tienen un objetivo común: concientizar sobre la conservación de estas especies.
En la exposición y el libro Emisarias de la Lluvia, el cual también estará a la venta en el museo, las representaciones se contextualizan dentro de la discusión de la crisis mundial de las poblaciones de los anfibios y de la urgencia de concientizar sobre la importancia de su conservación.
Por ello "el trabajo busca iluminar, por medio de las piezas y las cosmovisiones de los pueblos indígenas y su profundo conocimiento de la naturaleza, que nosotros y los anuros, en la historia y hoy día, todos compartimos los mismos espacios en este planeta".
Eso es parte fundamental del objetivo de la exposición que, tras detallarnos las características biológicas y la importancia antropológica de estas especies, nos invitará a reflexionar sobre cómo podemos ayudar en el cuido de nuestro medio ambiente y en la protección de estos animales.
Hacia ese objetivo es hacia donde se desarrolla el trabajo que realiza Jennifer Stynoski en el Laboratorio para la Investigación de Animales Peligrosos (LIAP) de la UCR, pues a partir del proyecto en el que ella labora, se desarrollan acciones que van desde el entrenamiento de bomberos para que sepan cómo atender a estas especies o del trabajar con venenos para tratar los envenenamientos que estas podrían producir.
En ese animalito tan feo hay conocimiento que nos puede ayudar mucho pues mis estudios señalan que, por ejemplo, tienen propiedades antitumóricas. Por eso sería mejor no patear al animalito y conservarlo y su hábitat. Este es un grupo de trabajo enfocado en la conservación y en el estudio", señala la investigadora.
Las redes sociales de los Museos del Banco Central estarán cargadas en las próximas semanas de actividades y contenidos sobre esta exposición que ustedes no pueden perderse; síganlas aquí y recuerden que, además, el Museo habilitó la boletería en línea para que los usuarios compren sus tiquetes de entrada, acatando las recomendaciones sanitarias del Ministerio de Salud.
Permitámonos maravillarnos con el conocimiento de nuestros ancestros, no se queden sin darse una vueltica por acá.