¡Bienvenidos a Movember, queridos lectores!
Como ustedes ya saben, Movember es un movimiento de concientización mundial en el que los hombres se dejan crecer el bigote (Movember viene de la palabra moustache que significa bigote en inglés) para hacer conciencia sobre la necesidad de prevenir el cáncer de próstata y de cuidar la salud del sistema reproductor masculino.
El movimiento, si bien da principal importancia al cáncer de próstata, nos abre un buen escenario para hablar de los principales cuidados que deben tener los hombres a lo largo de su vida para combatir a enfermedades como este mal prostático o también al cáncer de testículo, un cáncer que afecta principalmente a las personas más jóvenes.
Por eso es que para esta semana conversamos con las urólogas Andrea Quirós, del Hospital Max Peralta de Cartago y Mónica Zavala, especialista en el Hospital San Juan de Dios, para hablar sobre la importancia de cuidarse y de la necesidad de romper mitos respecto a este tema.
Ahora... suave un toque: ¿tabúes sobre el tema? Quirós y Zavala sostienen que los hay y que de ahí viene el primer reto que hay que enfrentar a la hora de tratar la temática de la salud sexual masculina.
Según nos señalaba Quirós:
La urología en general para el hombre es un tema tabú; las mujeres nos revisamos siempre, es una cuestión de autocuidado que nos enseñan desde que nos viene la menstruación, desde que vamos al ginecólogo y desde que tenemos hijos; el hombre, sin embargo, visita mucho menos al médico y por eso, cuando llegan los 50 años y las cosas empiezan a cambiar, la visita al médico para él es todo un shock".
Zavala al respecto agregó que además, el machismo también impera en esta resistencia:
Hay una actitud machista que perdura de que 'yo todo lo puedo, yo soy el proveedor de mi casa, yo nunca me voy a enfermar y por eso no necesito ningún control ni ninguna vigilancia'".
¿Qué es lo que genera esto, entonces? Bueno, pues que en una gran mayoría, la población masculina se eche para atrás inmediatamente apenas la palabra "urología" pasa por su cabeza, no atendiendo la salud de su cuerpo hasta que, desgraciadamente, para algunos ya es muy tarde (y por eso justo es que el mundo conmemora Movember).
Según datos del movimiento Movember Costa Rica, el cáncer de próstata es el segundo tipo de cáncer más común entre hombres en Costa Rica: "la incidencia de este tipo de cáncer va en aumento mundialmente, y la tasa de mortalidad causada por el mismo ha sufrido apenas leves disminuciones, siendo Centroamérica y el Caribe, junto con los países desarrollados, las áreas de mayor incidencia".
El movimiento agrega que si bien se centran en el padecimiento específico, hay toda una problemática alrededor del mismo que involucra muchos aspectos de relevancia como lo son por ejemplo, el rechazo a la prueba del tacto rectal con la que se detecta y previene este cáncer (todos hemos escuchado chistes y mofas al respecto); el compromiso de la capacidad reproductiva y de la potencia sexual que podría experimentar la persona al ingresar a una cirugía y el daño en el autoestima y en la relación familiar que eso puede significar, así como el impacto en la salud mental que esto representa para el paciente. Sí, exactamente todas esas cosas de las que nos hablaban Quirós y Zavala al inicio de este reporte.
Por eso es que la doctora Quirós agrega que hay todo un trasfondo detrás de estas temáticas que afectan a los hombres de una forma diferente a como sucede con las mujeres al asistir, por ejemplo, a consulta ginecológica:
Los hombres también sienten mucho miedo: estos exámenes son muy incómodos, igual que los ginecológicos, sí, pero ellos a diferencia de nosotras las mujeres, no pueden expresarlo: socialmente una mujer con cáncer de mama recibe apoyo y ayuda y hay mil organizaciones que se enfocan en ello; un hombre con cáncer de próstata que no vaya a poder tener erección después del tratamiento, se queda sin una parte fundamental de su vida y eso genera desconocimiento y miedo porque no hay canales para hablar de ello. Si una como mujer tiene algún problema, una se lo comenta a una amiga pero los hombres con disfunción erectil ¿a qué amigo se lo van a contar? ¡Jamás!".
Por eso la especialista enfatiza en la importancia de tratar no solo la salud física sino también la mental de la población masculina a la hora de tratar estos temas y de desestigmatizar esta enfermedad:
Yo he tenido pacientes que han llorado porque la esposa piensa que lo que él tiene es a otra y el otro pobre tiene un enredo en la cabeza de algo que tiene un montón de solución; pero el hombre en la sociedad tiene un rol que no lo deja desahogarse sobre ningún tema y menos sobre este, y por eso es muy muy importante que sobre esto también hablemos de salud mental masculina".
De próstata y de testículo
Volviendo a Movember, si bien el movimiento mundial en torno a este mes busca hacer conciencia sobre la importancia de realizarse frecuentemente el examen de próstata, las especialistas fueron super enfáticas en la conversación que sostuvieron con Delfino.cr de que el tema no se queda aquí: la necesidad de cuidar la salud sexual no empieza ni a los 50 años (que es cuando se recomienda que se inicie con los exámenes de su detección) ni se queda sólo en la próstata: va mucho más allá.
La doctora Quirós señalaba al respecto que:
He atendido a hombres que me llegan con una masa en los testículos y cuando uno les pregunta, me dicen que la tienen hace seis meses pero que 'yo pensé que era normal'. Eso es algo muy frecuente en población joven y aunque el cáncer de testículo tiene buen pronóstico pero es muy importante que se trate a tiempo, porque vemos que los pacientes llegan tarde porque les da vergüenza consultar o porque no conocen su cuerpo".
La doctora Zavala por su parte, señaló en que es necesario que los hombres revisen su cuerpo, se conozcan y se realizan el autoexamen testicular una vez al mes, a fin de detectar cualquier anomalía a la que haya que ponerle ojo.
Y esto es serio pues, según los últimos datos del Registro Nacional de Tumores (2016) el cáncer testicular es el más común en hombres de entre 15 y 40 años de edad, por eso no es broma eso de que es muy necesario controlar y cuidar constantemente esta parte del cuerpo.
Zavala enfatizó de hecho, en que ese autocuido es tan importante como el de tener una vida sexual saludable y el realizarse el examen de paneles de enfermedades de transmisión sexual de manera constante.
Este primer autoexamen es fundamental en la juventud pues en años mayores es cuando el examen de próstata entra en juego.
Según ambas doctoras, el tacto rectal debe empezar realizarse anualmente a partir de los 50 años pero señalan que los hombres que tengan factores hereditarios como padre o hermanos con cáncer de próstata, debe empezar a los 40; a su vez, las personas afrodescendientes también deben tener un poco más de cuidado, pues los datos señalan que este tipo de cáncer tiene una frecuencia mayor y más agresiva en esta población.
Las especialistas también enfatizaron en que es muy común que la gente confunda al cáncer de próstata con la hiperplasia prostática benigna (que es la que se presenta cuando la próstata crece anormalmente y el hombre empieza a presentar síntomas como ir al baño muy seguido). Sin embargo, ese crecimiento irregular sí da síntomas, a diferencia del cáncer y por eso es tan importante la detección temprana del segundo, pues cuando el cáncer de próstata empieza a dar sintomatología "significa que ya hizo metástasis" y ese es el punto que se quiere evitar.
Aunado al tacto rectal, los hombres mayores de 50 años también deben realizarse el examen de antígeno prostático que es una prueba que se realiza vía sanguínea; ojo y esto es importante: esta prueba es complementaria a la primera y no salva de la necesidad realizarse anualmente el tacto.
Según señaló Quirós:
Sí, es un examen físico un poquito incómodo pero en serio, dura cinco segundos: no es que uno se queda media hora en esa posición. Yo siempre molesto a mis pacientes y les digo '¿ve? usted duró tanto en venir a revisarse y duró cinco segundos'. Pero lo felicito porque ahora se va a seguir revisando todos los años".
¿Mujeres urólogas?
Ahora bien, y hago esta pregunta a nuestros lectores masculinos: ¿ustedes se han preguntado cómo se sentirían si los tratase una mujer uróloga joven en una consulta? Ese fue uno de los temas principales que tratamos en nuestra conversación con las doctoras Zavala y Quirós, quienes relataron cómo es el camino de ser profesional en un mundo que se piensa dominado por hombres.
El trabajo que hacemos hombres y mujeres urólogos es exactamente el mismo pero el miedo y el estigma sí se ve reflejado en todo lado, incluso en la consulta. La tendencia normalmente es que los pacientes que nos buscan a nosotras son más jóvenes o aquellos que se sienten más cómodos de hablar de disfunción sexual; pero el paciente prostático, mayor de cincuenta años que quiere diagnosticarse porque tiene síntomas de algún tipo, nosotros no somos nunca la primera opción", relataba Zavala.
Zavala, por su parte, también señala que si bien es difícil dar un porcentaje respecto a cuánta visitación menor perciben "uno nota que compañeros de la misma edad de uno y misma generación, siempre tienen consultorio lleno y una no".
La primer mujer que se especializó en el área de la uróloga en el país fue la doctora Ana Isabel Chaves Brenes en 1995 ¿Se imaginan que hasta 1995 sólo hubiesen hombres en esta rama? Pues a eso agreguémosle que de los 90 urólogos que trabajan en Costa Rica, según nos comentaron las dos especialistas, apenas 30 son mujeres (es decir solo una tercera parte) y así nos damos cuenta de cómo está el escenario no solo en Costa Rica, sino en toda la región.
Según señalaba Quirós como ejemplo, "hace años fuimos a un congreso a Guatemala y nos dijeron que ahí no había ni una sola mujer uróloga porque todos eran hombres".
Por eso es que las dos médicas tienen historias fuertes en este camino de tratar el tema más "incómodo" de la salud sexual masculina. Según relataba Zavala:
Pasa mucho que a una no le digan 'doctora' sino 'mamita, mi amor, reina, doctorcita' con una insinuación o de forma despectiva; eso es de todos los días que a uno no lo traten con el respeto social respectivo. Además, la gente se te va del consultorio cuando se dan cuenta que el que lo operó es uno y siempre se sorprenden porque se asume que quien los opera es un hombre y hombre grande: yo he tenido a pacientes que yo salgo a decirle algo a la secretaria y cuando los llamo ya se fueron porque no se sienten cómodos con una doctora mujer y joven".
La doctora Quirós, por su parte, comentaba que en el Seguro Social también ha tenido que enfrentarse a momentos incómodos como estos, ocasionados solo por su edad y por ser mujer:
En el Hospital de Cartago me tocó hacerle una biopsia trasreactal a un señor, esta una biopsia que es incómoda y era un señor de 70 años. El señor entra y me dice 'pero ¿no es un doctor?' y yo 'no, yo soy la uróloga', y él de nuevo: 'pero ¿no es un doctor?' y yo 'bueno señor, vea, si usted lo que ocupa es un hombre, yo no le puedo ayudar pero si necesita una uróloga, para servirle'. Al final le hice la biopsia y traté de atenderlo de manera empática porque también entendí que esto es muy sensible para él pero todo es parte del escenario machista en el que machista a los hombres no se les deja ser sensibles y en el que llegan tensos ante estos escenarios".
Es un tema de educación y trabajo paso a paso, concuerdan ambas:
Yo creo que la barrera académica ya se superó y ya los profesores se acostumbraron a tenernos como alumnas y como compañeras de trabajo pero va más lento en la evolución con los pacientes. Tengo la esperanza por lo que veo en los pacientes jóvenes, que esto va a cambiar y tengo la esperanza de que las nuevas generaciones se van a sentir en confianza y no le van a decir a una 'doctorcita o mi reina'", señaló Zavala.
De hecho, ella agrega una experiencia en el Hospital de San Ramón, en la que logró posicionarse frente a la comunidad rural y ganarse la confianza de los pacientes (aunque claro, es una confianza que se no se hubiese puesto en duda, si ella fuese hombre mayor):
Nosotros al terminar la residencia vamos a un hospital, normalmente uno regional. A mi me mandaron a San Ramón donde estaba un urólogo con 25 años de estar ahí. Justo cuando yo llegué, él renunció a la Caja y yo me quedé con sus pacientes, pacientes de esa zona rural. Poco a poco una se va ganando el cariño y ellos se van casando con la idea de que los puede atender una doctora mujer. Al final yo los viernes salía con la bolsa completa de la feria: lechuga, queso palmito... y era producto del cariño de la gente que es lo más gratificante".
Para Quirós, su trabajo también es gratificante por los momentos en los que logra que el hombre se abra, se deje cuidar y le permita ayudarle, además de la parte oncológica en el que se da acompañamiento a pacientes que superan el cáncer.
La doctora señala que es emocionante poder hablar con un paciente y que él "se destape a contar sus cosas y así ayudarle y quitarle un peso de encima".
Las dos especialistas confían en que las siguientes generaciones serán más abiertas respecto a recibir ayuda profesional por parte de mujeres, al tiempo que esperan que se los tabúes que imperan bajo toda esta temática vayan cayendo, por el bien de sus propios pacientes.
¿Ustedes, ya se examinaron o ya concientizaron a sus seres queridos al respecto? No dejen pasar la oportunidad de cuidarse, ahora que el mundo tiene el mostacho bien puesto.