Usualmente, cuando se piensa en sostenibilidad, casi automáticamente surge la idea del “consumo responsable”. Ahora bien, qué pasa cuando este consumo se analiza desde la visión de un valor intangible como lo es la confianza o la veracidad. Es entonces cuando nos asalta la pregunta: ¿Somos responsables del consumo y divulgación de las noticias que llegan a nosotros? ¿Nos detenemos a analizar qué tan tendenciosa puede ser una información?

Para hablarnos sobre este tema tan relevante, nuestro nuevo invitado a Próxima Frontera es Darío Chinchilla, periodista de profesión y especialista en Administración de Medios que ha impulsado el proyecto periodístico Doble check, y quien con su emprendimiento informativo busca convertirse en una voz razonable frente al complejo y ruidoso escenario de las denominadas “fake news”, o noticias falsas. En su entrevista Darío incluso dilucida en tres pasos simples el cómo identificar noticias potencialmente engañosas o de cuestionable origen y fuentes.

Para el periodista, ciertamente existe una relación central entre la sostenibilidad y el consumo de información confiable y veraz porque, desde un enfoque sistémico, los principios rectores de la sostenibilidad económica, social y ambiental necesitan de información basada en las mejores fuentes, con la mayor calidad y con los datos más actualizados para tomar decisiones.

Los peligros de la “infodemia” y la “infoxicación”

De acuerdo con Darío, “infodemia” e “infoxicación” son dos conceptos acuñados en la era de las “fake news”, los cuales, nos remiten a la pérdida de la salud y el bienestar, y hay bastante de realidad en cuanto a sus efectos nocivos a escala social.

Desde la teoría, el periodista señala que la “infoxicación” es causada por la saturación informativa y quienes se dedican a “infoxicar”, ni siquiera tienen interés en que les crean lo que dicen, su fin es que la audiencia pierda su capacidad de discriminar entre lo que es o no relevante, su objetivo es generar confusión y un ambiente confuso es propicio para que surjan desde intereses populistas hasta iniciativas autoritarias que no van de la mano con las mejores prácticas de una democracia.

A su vez, Darío explicó que “infodemia” se le llama a las informaciones falsas o dudosas que llegan a saturar, como una epidemia, y dañar viralmente al ecosistema informativo; en consecuencia, hay una pérdida sustancial de la confianza que impide el ejercicio de una ciudadanía armoniosa y libre para tomar decisiones basadas en datos fiables.

No obstante, como explica Darío, el término de “fake news” ha sido tan ampliamente utilizado que su significado ha perdido especificidad en el camino, lo cual, lo torna un concepto difuso por abarcar amplias connotaciones. Pese a ello, es posible tipificar características usuales de lo que podríamos determinar cómo noticias falsas y entre ellas se pueden citar: el falso contexto, el contenido engañoso con información verdadera que induce a conclusiones falsas; así como la falsa conexión, que conduce a entrar a un link con un titular que no corresponde con el contenido de la información ofrecida.

De acuerdo con el experto, un indicador que usualmente debería levantar las alarmas de posible desinformación es que la noticia está estructurada de manera que toque emociones sensibles como el rechazo, o la ira de la audiencia. Esto está hecho adrede para que las personas entren en un estado de indignación que las haga más proclives a compartir y difundir el contenido, aunque este no haya sido contrastado con fuentes de mayor confianza o se haya verificado su veracidad.

En este sentido, explica Darío, las redes sociales y más aún los grupos cerrados pasan a ser no solo focos de polarización que crean círculos sociales cada vez más homogéneos y menos tolerantes con lo que es diferente, sino que se convierten en puntos de entrada y salida a lo que pueden ser falsas noticias que refuerzan la división social y, a la larga, empobrecen el adecuado debate ciudadano.

De acuerdo con Darío, la desinformación siempre ha existido, pero nunca como ahora tiene un nivel tal alto de potencial expansivo, con su principal riesgo: la radicalización de ideas peligrosas y la división social. “Todos somos sujetos de ser víctimas de información falsa, lo importante es tener una mente abierta y saber que todos y todas podemos caer en ella”, explicó el periodista.

La próxima frontera

Cuando se le pregunta a Darío ¿cuál es la próxima frontera respecto al desarrollo de las noticias confiables?, él es claro en el papel que corresponde a la prensa. “Como comunicadores debemos tener muy presente el valor de la transparencia, que indiquemos cómo estamos generando la información, dejando en claro a qué interés público responde la información que estamos desarrollando, cómo estamos trabajándola, por qué usamos unas fuentes y no otras… todo esto es lo que hace es que la gente tenga más confianza en nuestro trabajo”, señaló.

Posteriormente profundizó: “Es también importante apuntar, pensando en la transparencia, que ya no podemos pensar en brindar información solo para dar a conocer un acontecimiento, sino que también hay que declarar sobre las formas en que se crea la información, los actores que participan de la información, el capital que está detrás de la generación de esa información, eso también es de interés público y los medios deben de reportar sobre esos aspectos...”

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