Francisco Cruz, ingeniero Civil, con especialidad en diseño, se define a sí mismo como inventor. Él, es el director ejecutivo y co-Fundador de la organización Atando Cabos, emprendimiento ganador del certamen “Rethink Plastic Challenge”, un esfuerzo impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la iniciativa del Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT Solve. Francisco es también el invitado a un nuevo episodio de Próxima Frontera.
“Me defino como inventor porque al final un inventor es una persona que busca soluciones a los problemas, unas soluciones las inventa, otras veces mejora las que ya existen; y cuando hablamos de problemas ambientales, vemos que los problemas son cada vez más patentes, más presentes”, explica Francisco.
Efectivamente, con su emprendimiento Atando Cabos, Francisco señala que el papel de la organización es articular soluciones existentes y ser un esfuerzo aglutinador de actores sociales e ideas para llevarlas al ámbito del reciclaje de plástico en la costa Austral chilena.
Atando Cabos, sin embargo, no trabaja en el reciclaje de cualquier plástico, sino más bien de aquellos compuestos materiales que usualmente no se reciclan y que requieren la aplicación de tecnologías adecuadas para generar nuevos plásticos que puedan reincorporarse a la industria y crear una economía circular que mejore el entorno ambiental de playas, islas y fiordos de la Patagonia.
Para lograrlo, “Atando Cabos”, ha impulsado múltiples procesos de I+D, que le ha permitido crear un modelo de valorización que hace rentable transformar residuos plásticos como cuerdas, boyas y tuberías desperdigados por la costa Austral para obtener un material más económico que el virgen y que mantiene los estándares de calidad que requiere la industria.
Pese a su gran experiencia técnica y amplio conocimiento, Francisco señaló que, en procura del objetivo, Atando Cabos ha tenido que superar desafíos técnicos y prácticos de cara a consolidarse como un modelo de economía circular que responda con efectivamente a la triple utilidad, social, ambiental y ecológica.
Impacto positivo en múltiples sentidos
En su entrevista, Cruz recordó un caso especialmente significativo para Atando Cabos en el cual una empresa embotelladora de cervecera les concedió una licitación para ofrecer palets plásticos. Como resultado, todos los actores sociales del proceso resultaron beneficiados.
Atando Cabos ganó al reciclar casi 1000 toneladas de cuerdas para poder elaborar los palets para el proyecto; el embotellador, por su parte, logró cumplir con sus metas de sustentabilidad a un costo mucho menor del que habían presupuesto y sin directamente proponérselo a través de esta licitación.
Además, la empresa competidora de Atando Cabos, de capital norteamericano, se dio cuenta del potencial de utilizar los residuos plásticos para incorporarlos en sus propios esquemas de producción; razón por la cual, dentro de los Estados Unidos empezaron a montar un departamento especializado en la identificación de materiales reciclables para replicar la idea de Atando Cabos.
En tanto, la salmonera, que era la empresa que generaba los residuos plásticos, se dio cuenta que al apoyar un proceso más robusto para la gestión de sus residuos pudo extender años de contrato en mercados más atractivos y sofisticados.
Y finalmente, se benefició la comunidad porque desarrollaron una nueva actividad económica que les garantizó nuevos ingresos al tiempo que les permitió ayudar a limpiar su propio entorno natural.
El valor de inspirar a otros
“Uno ve que los cambios van sucediendo, que a escala ejecutiva se está cambiando la manera de pensar, pero que esos cambios van más lentos de lo que uno espera”, explica Cruz. Sin embargo, este inventor ve las cosas desde una perspectiva optimista, en la cual, la colaboración es cada vez más necesaria para afrontar los retos enormes que ciernen. Por eso, para Fernando, más allá del impacto puntual de lo que se hace, hay un intangible valor de inspiración y motivación para otros que es de importancia suprema para seguir progresando.
“A nivel de la Patagonia se calculan entre 150 mil y 200 mil toneladas de plástico. Es decir, hablamos de números monstruosos. A la fecha, en Atando Cabos, con las inversiones que hemos hecho, hemos procesado 2000 toneladas, quiere decir que en stock nos quedan 200 mil toneladas. Es decir, no hay una sola posibilidad de que solo una iniciativa sola pueda resolver los problemas, y eso solo haciendo referencia a la Patagonia chilena. Entonces sabemos los límites, pero nuestro papel, o lo que queremos hacer es generar cambios culturales, demostrar que se puede e inspirar a otros…”, señaló Fernando.
La próxima frontera
“Latinoamérica es una tierra de oportunidades, tenemos nuestras peculiaridades, pero sin duda podemos marcar diferencia - explica Fernando Cruz para luego señalar que su Próxima Frontera es expandir su modelo a otras latitudes. “Lo hemos comunicado de muchas maneras, con un sentido de inspiración y motivación, pero también a través de números concretos, con realidad de negocio, con realidad operativa, con realidad legislativa y buscando resolver un montón de otros problemas que hay que superar”.
Por eso, Atando Cabos, continúa enfocada en implementar tecnología para encapsular su modelo y consolidar un sistema de trazabilidad que les permita certificar los residuos desde su origen hasta su destino, sin duda, un paso claro y rotundo que aboga a crear un modelo de economía circular cada vez más efectivo y positivo para todas las partes.
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