Por Antonella González - Estudiante de la carrera de Publicidad
Amazon ha aumentado un 26% su facturación durante el primer trimestre del año 2020, de acuerdo con Mena (2020). Hasta ahora, ciertas empresas han continuado creciendo a pesar de la pandemia, pero otras están al borde de la extinción. El coronavirus cambió al planeta, a la humanidad entera. Y eso incluye a las marcas y su forma de comunicarse. Durante y después de la pandemia, las marcas no deberían regresar a la normalidad como si nada hubiera pasado. Más bien, deben saber adaptarse estratégicamente a la “nueva normalidad”.
Como se mencionó anteriormente, existen industrias más afectadas que otras. Específicamente en Costa Rica, de acuerdo con Ruiz (2020), la industria de las bebidas y alimentos será uno de los que resentirá menos el golpe, mientras que el sector automotriz sí verá afectadas sus ventas negativamente, al igual que el sector del entretenimiento, como los hoteles y restaurantes. Entonces, ¿cómo deberían proceder las marcas? Laura Bonilla, socia directora de la agencia Arena Media, explica que “las personas han encontrado nuevas rutinas y hábitos. Por eso, lo que esperan de los anunciantes en este momento es que ofrezcan soluciones a sus nuevas prioridades, no que les recuerden cómo era su vida antes de la pandemia”, (López, 2020). En las crisis siempre se vuelve aún más primordial el análisis de las necesidades de los consumidores, que se transforman de forma adaptativa a lo que estén viviendo. En una crisis tan grave y global como lo ha sido la pandemia, definitivamente las marcas deben reinventar ciertas áreas para continuar satisfaciendo lo que el consumidor desea y necesita.
De acuerdo con Agustín Rodríguez, CEO de Wunderman Thompson, la tendencia indica que los consumidores se mostrarán más cautelosos en lo que respecta a gastos y se volcarán al ahorro (López, 2020). Por esta razón, las marcas deberían apostar por campañas publicitarias de corte social y ambiental responsable, reduciendo los intentos de promociones o venta directa. La comunicación debe ser congruente con los valores y los nuevos propósitos de los consumidores, para asegurar su consumo. Asimismo, otra de las tendencias de los consumidores post COVID-19 será una nueva ola de compradores digitales, que ya se están adaptando a elegir, pedir y comprar los productos de forma online. Además, los consumidores se inclinarán más por las compras de productos locales, lo cual está relacionado con una conciencia más profunda que presentan a raíz de la crisis.
A pesar de esta visión, muchas marcas podrían creer que es necesaria una disminución de la inversión en publicidad; sin embargo, de acuerdo con la compañía de análisis y medición de audiencias Nielsen, “cortar la publicidad por el resto de 2020 podría reducir un 11% los ingresos de las empresas durante 2021”. (López, 2020).
De este modo, se puede concluir que las marcas deben seguir invirtiendo en publicidad, optimizando las características y servicios de sus productos de acuerdo con los consumidores renovados por los meses de la gran pandemia global. Si una marca no es capaz de adaptarse estratégica y concienzudamente, y si —por el contrario— actúa impulsivamente en un intento de no reducir tanto sus ventas, es muy probable que cometa más de alguna falla en su comunicación, la cual será inmediatamente rechazada por los ahora más conscientes consumidores post COVID-19. Después de todo, la sociedad del consumo está en constante transformación; solo que, debido a la pandemia, este cambio fue brusco, inesperado y rápido.
