La Organización Panamericana de la Salud (OPS), el organismo especializado de salud del sistema interamericano y afiliada a la Organización Mundial de la Salud, afirmó hoy estar preocupada ante el incremento de casos de COVID-19 en Costa Rica y otros países de las Américas.

En la conferencia de prensa semanal sobre la situación de la pandemia en la región, la directora de la OPS/OMS, Carissa Etienne, afirmó que les preocupan los datos que muestran que el virus está creciendo de manera exponencial en nuevos lugares, y lugares que antes habían visto un número limitado de casos.

En Mesoamérica la cantidad de casos están aumentando en México, Panamá y Costa Rica, donde estamos viendo una mayor transmisión alrededor de la frontera nicaragüense. En América del Sur el virus continúa propagándose fuertemente en Brasil, Perú y Chile. También estamos viendo en Venezuela que los casos ahora se están acumulando más rápido que en cualquier momento durante el brote del país.

Etienne resaltó además que en el Caribe los casos están en aumento en Haití, y después de más de un mes sin un nuevo caso, Suriname informó un aumento la semana pasada.

Hasta el 8 de junio se tenían más de 3,3 millones de casos reportados en la Región de las Américas, más que en cualquier otra región del mundo.

La OPS señaló que el distanciamiento físico y las órdenes de quedarse en casa han sido un desafío para todos, pero en ausencia de una vacuna o de tratamientos más efectivos, son pasos críticos para mantener a la población a salvo durante esta pandemia.

Es igualmente importante para los países diagnosticar, tratar, rastrear contactos y aislar pacientes. Sin este enfoque combinado, nuestros esfuerzos tendrán un impacto limitado y enfrentaremos el riesgo de un rebote en los casos.

La organización alertó además sobre los factores climáticos que pueden afectar la respuesta a la COVID-19, especialmente la llegada de la temporada de huracanes en América del Norte, América Central, y especialmente en el Caribe.

Aunque no se tienen datos que muestren que la temperatura o la humedad influyan en la propagación de COVID-19, sí se sabe que el invierno o la temporada de lluvias alimenta las infecciones respiratorias, como la gripe estacional y la neumonía, que pueden propagarse rápidamente en climas más fríos, a medida que más personas se reúnen en el interior para resguardarse de las temperaturas bajas.

Este es un problema para los pacientes porque las enfermedades respiratorias los dejan en mayor riesgo de infección grave por COVID-19. También es un desafío para los sistemas de salud ya exigidos que tendrán que hacer frente a la doble carga de una pandemia de coronavirus y a un pico en otras enfermedades respiratorias. No ayuda que los síntomas similares dificulten aún más el diagnóstico de COVID-19.

Costa Rica experimenta una segunda ola pandémica y a diferencia de la primera, esta afecta a poblaciones vulnerables ubicadas en zonas del Norte del país, limítrofes con Nicaragua, y con alta presencia de empresas agrícolas sobre las cuales pesan denuncias de contratar personas en condición migratoria irregular, lo que constituye un riesgo de salud pública dada la transmisión comunitaria que hay en Nicaragua y Panamá.