La iniciativa 30x30 tiene sus orígenes en estudios científicos que indican que solo vamos a lograr las metas del Acuerdo de París sobre acción climática si logramos proteger el 30% del área terrestre y de los océanos. Esto en tanto los ecosistemas saludables brindan bienes y servicios que se relacionan con la reducción de las emisiones y concentraciones de gases de efecto invernadero (lo que conocemos como mitigación). También permiten y facilitan los ajustes necesarios para que los sistemas humanos puedan adaptarse a los efectos adversos del cambio climático.

Además, en el contexto actual esa protección del 30% comienza a tener otra importancia: la protección de las áreas naturales es una forma fundamental de prevenir otra pandemia causada por alguna enfermedad de origen animal. Los ecosistemas cumplen una función de ser barrera natural y de contener los distintos virus que habitan en la vida silvestre.

La iniciativa 30x30, se presenta durante la Reunión Preparatoria de la Vigésimo Quinta Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, cuando se hace el lanzamiento de una Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y los Pueblos, que justamente tiene el objetivo de proteger el 30% de las áreas naturales del planeta para el año 2030.

¿Por qué debemos hablar de esto?

Más que hablarlo debemos integrarlo dentro de las propuestas para la recuperación económica de los países. En términos propiamente de cifras, la declaratoria sobre la importancia de proteger la naturaleza para la recuperación económica en América Latina, indica que “más de la mitad del PIB mundial depende directamente de la naturaleza”. Para un país como Costa Rica, cuya principal fuente de ingreso económico es el turismo basado en los servicios ecosistémicos, la conservación y protección de las áreas naturales se vuelve entonces una base importante para accionar. Pero debemos pensar en modelos que incluyan soluciones basadas en la naturaleza, promover buenas prácticas entre sectores productivos y generar incentivos a modo de promover que se repliquen.

También estos modelos deben reducir la desigualdad social y la pobreza a la vez que deben integrar el conocimiento local de aquellas comunidades que rodean a las áreas naturales, así como garantizar los mecanismos para que el conocimiento de las comunidades indígenas sea contemplado, sin dar lugar a la apropiación. Estamos hablando de modelos que fortalezcan las Áreas Silvestres Protegidas, ¡que les permitan funcionar de forma correcta!

A diferencia de la situación que vivimos con el COVID-19, ante la crisis climática solo tendremos puntos de no retornos si no se actúa. Estamos viviendo un momento de alta importancia que puede significar un punto más bien de transformación, que nos permita colocar a la naturaleza en el centro de las propuestas. Por eso debemos de tener mucho cuidado ante iniciativas que suenan como la explotación petrolera, que se alejan, precisamente, de la iniciativa 30x30 y de la lucha ante la crisis climática.

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