El Ministerio de Salud de Costa Rica finalmente entregó este lunes las proyecciones del comportamiento de la pandemia de COVID-19 para el país. Según explicó el jerarca de la institución, Daniel Salas, las proyecciones fueron hechas por el equipo de modelación del Centro de Investigación en Matemática Pura y Aplicada (CIMPA) de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Salas advirtió que, dado que muy poca población costarricense ha sido expuesta al nuevo coronavirus causante de la enfermedad COVID-19, la segunda ola de la pandemia puede ser más fuerte que la primera, y hasta podría haber hasta una tercera ola.
La primera proyección habla de casos confirmados al 21 de julio del 2020 si se levantan todas las medidas y no se acatan indicaciones de prevención de contagios: 52.638 casos en Costa Rica, de los cuales 32.371 serían casos activos (es decir, con capacidad infectante) y 1197 personas internadas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), las cuales se verían desbordadas dado que la capacidad actual es inferior a las 200 camas.
La otra proyección habla de casos confirmados al 21 de julio del 2020 con la tendencia actual, con levantamiento paulatino de medidas obligatorias emitidas por el Estado y con un acatamiento de las disposiciones por parte de la población: 1368 casos en Costa Rica, de los cuales cerca de 50 serían casos activos y 3 personas estarían internadas en Cuidados Intensivos, sin sobrepasar la capacidad actual del sistema.
"No estamos en un momento de celebrar, de relajarnos, de hacer algarabía, de reunirnos, de hacer fiestas... Hay que mantener cierta riguridad, y cuando vamos a lugares públicos ir a lugares con medidas específicas que permitan distanciamiento entre personas y que se apliquen medidas de higiene", señaló el ministro Salas.
Establecidas las proyecciones, el ministerio definió cinco criterios para la reactivación de actividades en el país de manera escalonada cada 15 días, con evaluaciones para determinar si se avanza a la siguiente fase o más bien se regresa a medidas restrictivas.
La primera es que el número básico de reproducción del virus, es decir, cuántas personas logra infectar un caso confirmado de COVID-19 debe ser igual o menor a 1. La segunda es el riesgo de contagio asociado a la actividad que se pretende reabrir, seguido del riesgo individual de gravedad y letalidad de la población que asistiría a esas actividades. Finalmente, está el valor social y el riesgo colateral de esa actividad, y la capacidad de respuesta de los servicios de salud.
Para monitorear el comportamiento de la pandemia durante las fases de reapertura, se continuará con la detección de casos y seguimiento de contactos para controlar cadenas de transmisión; se mantendrán activados los sitios centinela y de vigilancia de virus respiratorios, se realizará una vigilancia activa en comunidades y poblaciones de riesgo como La Carpio, León XIII, Los Cuadros, Alajuelita, Filadelfia, Santa Rosa, Sarapiquí, entre otros; finalmente, se harán estudios de seroprevalencia en grupos de riesgo y "puntos calientes".
"El comportamiento de Costa Rica es atípico, irregular; por eso las medidas de escolamiento deben ser paulatinas y midiendo el impacto. No podemos activar todo porque la curva se nos puede ir a las nubes", enfatizó Salas.