Tras aprobar la línea de crédito rápido por $508 millones para que Costa Rica afronte la emergencia por la pandemia de COVID-19, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que el país deberá volver a la ruta de la consolidación fiscal en 2021 y valorar medidas adicionales en ingresos y gastos, así como la venta de activos.
A través de un comunicado oficial, el FMI señaló que los recursos aprobados para el país deben ser destinados a gastos esenciales de salud relacionados con COVID-19 y medidas de ayuda dirigidas a los sectores más afectados y poblaciones vulnerables.
Además, la institución calificó como "amplias e importantes" las medidas implementadas por el Estado para contener la pandemia desde principios de marzo, sin embargo, señaló que esas medidas y la recesión económica mundial afectarán la economía a corto plazo y causarán un deterioro temporal de la posición fiscal del país.
Según la estimación del FMI, la pandemia de COVID-19 abrió un hueco fiscal de 1600 millones de dólares en el país (cerca del 2,5% del Producto Interno Bruto) sin embargo, señaló que las medidas de mitigación implementadas por el Gobierno son adecuadas, incluida la relajación temporal de la regla fiscal para algunas instituciones y el paquete de medidas fiscales destinadas a proteger a los sectores económicos y las poblaciones más afectadas.
"El financiamiento del FMI ayudará a proporcionar recursos muy necesarios para abordar los gastos esenciales relacionados con la pandemia y apoyar los esfuerzos para mantener la cohesión social durante la crisis. Las autoridades han mantenido una postura acomodaticia de política monetaria y un tipo de cambio flexible y proporcionan liquidez a los mercados, según sea necesario", destaca el comunicado.
Mitsuhiro Furusawa, subdirector gerente y presidente interino del FMI afirmó que la pandemia ha impactado severamente a Costa Rica, debido a su gran exposición al comercio, el turismo y la inversión extranjera directa.
La desaceleración económica mundial y las medidas de contención necesarias han impactado el crecimiento y las cuentas fiscales de Costa Rica y creado una necesidad urgente en la balanza de pagos. El financiamiento de emergencia ayudará a respaldar las medidas urgentes de salud pública y gasto social. También catalizará el apoyo de otros organismos multilaterales, que serán fundamentales para abordar las necesidades financieras restantes.
Furusawa afirmó que las autoridades costarricenses "han tomado medidas oportunas y bien dirigidas" para mitigar los efectos adversos de la pandemia, sin embargo, las necesidades médicas, sociales y económicas importantes e inmediatas provocadas por la crisis requerirán un mayor gasto fiscal y, en consecuencia, un deterioro de la posición fiscal en 2020.
Será imperativo volver al camino de la consolidación fiscal, anclado por la reforma fiscal de 2018, y volver a aplicar la regla fiscal en 2021 una vez que la crisis de salud se disipe. Acompañar la regla fiscal con medidas adicionales en ingresos y gastos durante 2021-2024, junto con la venta de activos, sería importante para colocar la deuda en una trayectoria sostenida a la baja
Finalmente, Furusawa señaló que para facilitar la recuperación y contrarrestar los shocks futuros, las autoridades costarricenses deberían mantener una política monetaria acomodaticia, flexibilidad cambiaria y salvaguardar la estabilidad del sistema financiero.
La implementación de una amplia gama de reformas estructurales respaldadas por la adhesión a la OCDE impulsaría la competitividad y la resistencia de Costa Rica ante futuras crisis.