La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anunció este jueves haber firmado un contrato para adquirir e instalar cinco nuevos tomógrafos en los hospitales México, Rafael Ángel Calderón Guardia y San Juan de Dios, con lo cual se duplicará la capacidad actual de los servicios de tomografía.

De acuerdo con la institución, los equipos vendrán a mejorar el nivel tecnológico para el diagnóstico de las patologías con más impacto de mortalidad en el país: el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

“Tener dos tomógrafos en cada uno de los hospitales es importante porque se puede tener mayor capacidad de reacción en casos de emergencia por accidentes de tránsito sin que se afecten las otras citas programadas”, justificó el presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya.

Según el gerente de infraestructura y tecnologías de la CCSS, Jorge Granados Soto, tener dos equipos en cada establecimiento elimina prácticamente la posibilidad de que el hospital se quede sin el servicio de tomógrafo, pues uno estará en funcionamiento cuando el otro esté en mantenimiento.

La Caja adquirió los equipos -con una inversión de $14,8 millones- en aras de prepararse para el crecimiento en los casos de enfermedades cardiovasculares y cáncer que se verá en los próximos años y que afectará a grupos cada vez más jóvenes de la población.

La inversión también incluye seis estaciones de análisis avanzado de las imágenes, donde los radiólogos podrán reportar los resultados de los estudios de los pacientes sin demoras.

El contrato también contempla la construcción de un edificio para el servicio del Hospital México y la remodelación de las áreas existentes en el San Juan de Dios y Calderón Guardia, lo cual mejora la infraestructura pues necesitaba actualizarse para satisfacer las necesidades actuales de trabajo y comodidad de los pacientes.

Tres de los cinco equipos presentarán imágenes del cuerpo humano en 64 cortes y los otros dos en 128 cortes, para diagnosticar enfermedades con mayor claridad y precisión. La Caja también destacó que se acortará el tiempo de exposición a Rayos X, se reducirá la dosis para lograr imágenes precisas, se optimizará la vida útil de los tubos de Rayos X y se ampliarán las capacidades diagnósticas.

Los médicos usan la tomografía, también llamada TAC, para detectar el cáncer, elegir la mejor opción de tratamiento y, luego de haberlo detectado, obtener más información con el fin de ayudar a los médicos a predecir su probabilidad de recuperación.