El exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, Celso Gamboa Sánchez mintió respecto a no haber sido detenido conduciendo bajo los efectos del alcohol el pasado miércoles 20 de noviembre en Turrialba de Cartago.

Según dio a conocer el medio CRHoy.com este viernes, la prueba de sangre realizada a Gamboa en el Hospital William Allen (dado que se negó a realizar la prueba de aire) arrojó que el destituido alto juez conducía con un nivel de alcohol en sangre de 1.49 miligramos, es decir, 1.98 veces el valor máximo permitido según la Ley de Tránsito y el Código Penal que es de 0.75 miligramos en sangre o 0.38 miligramos en aire.

A través de un vídeo que grabó en un vehículo conduciendo luego de ser liberado del hospital ese día, Gamboa afirmó que las pruebas de sangre habían dado negativo y que era mentira que hubiese sido detenido por la policía esa noche. Las pruebas ahora confirman que en ambos casos mintió.

Actualmente la Fiscalía Adjunta de Cartago mantiene abierto un expediente penal contra Gamboa por el delito de conducción temeraria.

Según el artículo 261 bis del Código Penal, dicho delito es castigado con prisión de uno a tres años en los casos en que el conductor maneje un vehículo en las vías públicas en carreras ilícitas; quien conduzca un vehículo automotor a una velocidad superior a 150 km/h y; y quien conduzca un vehículo automotor en las vías públicas bajo la influencia de bebidas alcohólicas, con una concentración de alcohol en sangre superior a 0.75 gramos por cada litro de sangre o con una concentración de alcohol en aire superior a 0.38 miligramos por litro.

La Ley, además, demanda que el infractor sea inhabilitado para conducir cualquier tipo de vehículo durante un plazo de 2 a 4 años; y en caso de reincidencia la pena de prisión debe aumentarse en un tercio.

Según agencias federales de los Estados Unidos, un nivel de alcohol en sangre de 1.00 a 1.99 genera a nivel de comportamiento exceso de expresión, vaivenes emocionales, enojo o tristeza, bullicio y disminución de la libido, mientras que a nivel de discapacidad se refleja en pérdida de reflejos, aumento del tiempo de reacción, motricidad fina reducida, tambaleo, titubeo, dificultad para hablar, disfunción eréctil temporal, posibilidad de intoxicación temporal y hasta amnesia.