En cuestión de horas el Ejecutivo perdió a dos figuras importantes: el viceministro de Hacienda, Nogui Acosta Jaén, y el de Trabajo, Steven Nuñez Rímola. Ambo hicieron lo correcto: presentar la renuncia. El timing claro, es desafortunado, con la cabeza del Ejecutivo en Estados Unidos (en este momento Marvin Rodríguez Cordero es el presidente en ejercicio) y los dos ministerios en cuestión con el rancho ardiendo.

Decimos que la decisión fue la correcta porque la continuidad de ambos funcionarios era inviable. El país no puede perder un minuto de control político en temas paralelos y en discusiones que es necesario ahorrarse. Ambos cometieron faltas claras al deber de cuidado (en el caso de Acosta) y al deber de probidad (en el caso de Nuñez) y lo que corresponde es asumir la responsabilidad política del caso y hacerse a un lado.

El caso de Nuñez es para todo el país doloroso, pues el desenlace, producto de un accidente, fue trágico. Ante nada, el respeto al dolor de la familia del ofici...