Queremos iniciar aclarando al señor José Daniel Lara, que la iniciativa para sacar el Centro Nacional de Control Eléctrico es una instrucción girada por el actual Ministro de Ambiente y Energía (MINAE), señor Carlos Manuel Rodríguez, mediante nota DM-0823-2018 del 28 de noviembre de 2018, tal como se evidenció ante el Presidente de la República el día 12 de julio de 2019 por parte del Sindicato de Ingenieros y Profesionales del ICE (SIICE) y la Asociación Sindical de Empleados Industriales de las Comunicaciones y la Energía (ASDEICE).
De allí que no se extraña en absoluto que la alternativa de traslado al MINAE sea la opción propuesta. También es importante aclarar que el CENCE no es una institución como erróneamente lo afirma en su artículo el señor Lara. CENCE es una dependencia más dentro de la estructura organizativa de la Gerencia de Electricidad, actual Dirección Corporativa de Electricidad (DCE) del ICE, creada a costa, conocimiento y sudor de los profesionales del ICE.
Claro que es muy conveniente de buenas a primeras intentar disponer de la inversión país para ponerla a la orden de intereses privados. Aclaramos también al señor Lara, que el Director del CENCE debe responder a los intereses y lineamientos del ICE por medio de la DCE. Así mismo el CEMPE también es una dependencia más en la estructura del sector eléctrico del ICE.
Atendidos los aspectos de forma, nos referimos a temas más de fondo como la objetividad en el accionar e independencia del ICE, retos y transparencia. Empezando con que en la ley constitutiva del ICE y demás leyes conexas relativas al sector, está más que claro y regulado lo que el señor Lara no ha terminado de entender.
El ICE por ley, y no el CENCE ni el CEMPE, establece que “…la razón de ser del ICE se apega (desde 1949) al principio de soberanía nacional y al mandato de desarrollar, de manera sostenible, las fuentes productoras de energía existentes en el país y prestar el servicio de electricidad…”, labor realizada con creces tomando como referencia el reconocimiento internacional de nuestra matriz energética.
Así mismo, resulta evidente por la cobertura alcanzada hasta los últimos rincones del país, que el acceso a la energía eléctrica en nuestro país es sinónimo de igualdad, diferente a otras latitudes, y con ejemplos muy cercanos como el centroamericano. Además le ha alcanzado al ICE para soportar el desarrollo de cooperativas y empresas públicas en el ámbito de la comercialización.
La cuestión de los nuevos retos
No específica el señor Lara cuáles son esos nuevos retos, y dudamos que los tenga claros, salvo la necesidad de apropiarse del CENCE. El cambio más significativo de la economía de nuestro país desde mediados del siglo XX a nuestros tiempos, ha sido la composición de la misma, pasando de una economía predominante en agricultura y manufactura a una con acento en la prestación de servicios.
Precisamente ese factor ha sido señalado en diferentes foros, como el responsable de la desaceleración de la demanda energética, tendencia que no necesariamente debe mantenerse en la medida que los nuevos retos se materialicen, según los paradigmas en una futura economía carbono neutral y disrupciones tecnológicas significativas (ejemplo 5G y crecimiento exponencialmente del consumo de datos). Mismos retos que el señor Lara no alcanza a mencionar, y que en la obsoleta institucionalidad según su criterio, ya están más que identificados para tranquilidad del país.
El tema de la transparencia
Tal como se citó, para el ICE no es un asunto de transparencia sino de mandato de ley, si en la actualidad existe poco acceso a información, procesos poco claros entre actores, y cualquier otra variable que interfiera en el óptimo desempeño del Sistema Eléctrico Nacional, respondería estrictamente a un asunto de eficiencia en la gestión del CENCE, y cualquier otra dependencia involucrada en el proceso.
Así se ha expuesto ante las máximas autoridades, incluida la señora Irene Cañas, a quien se le ha ofrecido la colaboración necesaria para que tome las medidas que correspondan. Más claro no puede estar, y lejos de ver al sistema como obstáculo, sería oportuno desideologizar la discusión y aprovechar todo el acervo país en materia energética para potenciar diversos sectores de nuestra economía.
La eficiencia y calidad de nuestro sistema energético es reconocido a nivel mundial. Así mismo, Organismos internacionales como el mismo Foro Económico Mundial, han reconocido que en economías pequeñas, la apertura de estos mercados suelen incentivar prácticas como el desabastecimiento, en aras de la optimización de precios por parte los prestadores de servicios.
Seguir la lógica de lo propuesto por el señor Lara, es precisamente lo contrario a los diagnósticos y recomendaciones internacionales. Sería como pasar de un cuasi-monopolio público a uno privado, con el “gran aliciente” para los privados que la inversión más sensible ya se hizo. Así es muy fácil hacer negocios señor Lara, y a base de “lobby” político claro está.
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