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— Este fin de semana se reportó el fallecimiento de Albert Robinson Roberts, el reconocido músico nacional que durante muchos años amenizó y dejó huella en el ambiente nocturno de la capital. En su juventud Robinson fue músico, esposo, padre y un voraz lector, tal y como le reportaron a La Nación las personas que le conocieron y que hablaron de él, en un reportaje póstumo que el diario tibaseño publicó el lunes anterior. Su historia es un claro ejemplo del retrato de la realidad de muchas de las personas (personas, ante todo) que viven en condición de calle en el país.

— Así lo señalan los resultados de la investigación de la licenciada en enfermería, Karine Phillips Hidalgo, que fue publicada y presentada recientemente en la Universidad Hispanoamericana. Este documento indica que del aproximado de 3285 personas en situación de calle que calcula el IMAS que existen en el país (aunque la Municipalidad de San José reporte tener más de 3 mil, solo en la capital) el 70% tienen bachillerato concluido y el 20% cuenta incluso con estudios universitarios.

— Así como lo lee: la gran mayoría son personas con estudios que además llegan a la calle a edades bastante tempranas y en condiciones ajenas al prejuicio que se suele sostener al respecto. ¿Qué los llevó a la calle? En la mayoría de los casos, el abuso del alcohol y diversas drogas, así se desprende también de los resultados de la investigación.

— ¿Cómo entonces, atender a esta población? Pues esa es una pregunta muy, muy difícil. Así lo reconoció la directora de la organización De la Mano con la Calle, Cristina Gomar, con quien conversamos el día de ayer para atender este, uno de los temas destacados en la escala de aquellos que levantan prejuicios al por mayor en el país. ¿Prejuicio? Sí, prejuicio. Vean, hagamos un ejercicio: cuando ustedes ven un titular en prensa que habla de un indigente ¿en qué piensan? En el estereotipo, por supuesto (las fotos que suelen acompañar este tipo de notas no ayudan): nos presentan a una persona sucia, descuidada, que está por asaltarnos en media calle para comprar droga, etc., etc., etc. Eliminar ese prejuicio y verlos como los seres humanos que son, es el primer paso, según Gomar.

— "Hace falta mucho: los medios de comunicación desde hace mucho tiempo están diciendo que la gente que está en la calle nos va a asaltar, que huele mal, que es agresiva, que está en la calle porque quiere estar en la calle..." Esa idea es la que hace que no sea extraño que el 75% de las personas entrevistadas en situación de calle haya reportado haber sido víctima de algún tipo de discriminación; que el 74% dijese haber sufrido agresiones psicológicas; que el 69% hubiese sido víctima de agresiones físicas y el 27% de violencia sexual, como señaló el estudio universitario: así es como la gente reacciona a semejante estereotipo cuando lo tienen en frente.

Les preguntas y te dicen que es que 'a nosotros nos ven como basura, nos tratan horrible... nosotros somos como el estorbo de aquí, somos una problemática invisible cuando realmente somos la más visible de todas'. Si no se cambia toda esta percepción social y todo el estereotipo de la persona en calle, es muy difícil que ellos salgan de ahí.

— ¿Cuántas veces ustedes han ido manejando y le han cerrado la ventana a una persona en situación de calle en un semáforo? La mayoría de nosotros lo hemos hecho, no lo neguemos. ¿Se imaginan ustedes cómo se comportarían si supieran que una de estas personas es la que los está atendiendo en el súper o la que se sienta a su lado en el trabajo? Es lo mismo, el estereotipo también está ahí: ¿qué nos garantiza que tendríamos una actitud diferente a la del semáforo en una situación de esas? Así es como el tema sube a todas las esferas y demuestra una de los principales retos a los que se enfrenta la gente cuando quiere salir de la calle.

— Cristina aseguró que es casi imposible ayudar a una persona a salir de una situación de calle sin un proceso de apoyo psicológico y emocional que le permita dejar lo que con mayor frecuencia le llevó a la calle: las drogas. Es necesario irse a la raíz del problema, no darle cobijas.

— ¿A qué nos referimos con eso? Vean, en el 2016 el país presentó la Política Nacional para la Atención a las Personas en Situación de Abandono y Situación de Calle cuya base principal era la atención inmediata de las personas en esta situación. Ejemplo: en 2018, para uno de esos frentes fríos horribles que congelaron al país, Presidencia reportó la entrega de colchones, espumas, ropa, alimentos y cobijas a personas en situación de calle en cantones como Limón, Turrialba, Tibás, Desamparados y San José. Según datos suministrados en ese momento por el Poder Ejecutivo, el cantón central de San José cuenta con diferentes albergues y un centro dormitorio, así como carpas de atención a cargo de Organizaciones de Bienestar Social, que atienden cerca de 1.439 habitantes de calle reportados en el Sistema de Información de la Población Objetivo (SIPO) que lleva el IMAS y se estima que a diciembre del 2017 se habían atendido cerca de 6.931 personas en situación de calle.

— ¿Es esto suficiente? Parece que no... los datos de la Municipalidad de San José, que le dan la razón a Gomar, demuestran que aunque se esté tratando de atender a las víctimas del problema, lo cierto es que este no aminora su fuerza: en 10 años la cifra de personas en situación de calle, lo que ha hecho es duplicarse.

Hay una responsabilidad muy grande de muchos sectores: de los medios de comunicación, del IAFA, de las organizaciones... y por eso nosotros, desde la ONG, abordamos obviamente a las personas en situación de calle pero también el resto de las personas, procurando educar y derribar prejuicios. Hay gente aquí que podría ser amiga de tu familia, super presentados y todo que hace que uno los vea y diga "sí, algo les pasó en su vida", pero es muy difícil porque esta percepción tan negativa es para ellos una carga emocional muy fuerte.

— Gomar agrega que, de nuevo, con esto de hacer un ejercicio, nos imaginemos qué sentiríamos nosotros si nos rechazaran todos los días, nos trataran mal y nos ignoraran de semejante manera ¿horrible, verdad? Bueno, pues esta situación es la que viven jornada a jornada personas que ya de por sí sobrellevaron alguna situación traumática que las llevó a vivir en la calle. Abuso. Drogadicción. Enfermedades mentales. Abandono. En escenarios como estos, incluso el estudio puede quedarse corto. Por ese carácter multifactorial del asunto es que la problemática definitivamente no se arregla repartiendo comida los fines de semana o colchones cuando llegan las lluvias de invierno. Eliminar el prejuicio que todos llevamos dentro es una acción que tiene mucho más potencial para ayudar que la caridad o el asistencialismo.

— El fin de semana anterior murió Albert Robbinson, su nombre es conocido porque mucha gente todavía lo recuerda de su etapa artística pero ¿cuántas otras personas no están siendo tratadas como tales ni por nosotros como individuos, ni por los medios de comunicación por sociedad en general? ¿Cuántas están ahí afuera luchando contra el estereotipo mientras usted lee este reporte y se toma un café? Esa es la idea con la que Cris quiere que nos quedemos y no podemos más que honrarla. Años de trabajo en la calle respaldan su criterio: a veces la solución es mucho más sencilla de lo que imaginamos.

Esta nota es parte del Reporte: ¿Otra huelga a la vuelta de la esquina? Mientras tanto, en las calles de San José...