Diversas partes de Costa Rica sufrieron un apagón durante la tarde del domingo 20 de enero, debido a fallas eléctricas originadas en Panamá y Nicaragua.

Pero, si el fallo ocurrió fuera de nuestras fronteras, ¿por qué afectó a localidades costarricenses? La respuesta es el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC).

El SIEPAC entrelaza 16 redes eléctricas de seis naciones de América Central (México también se incorporó recientemente) a través de una línea de transmisión de más de 1800 kilómetros de longitud, la cual permite a los países comprar o vender electricidad mutuamente.

Dicho modelo fue ideado por el Instituto Costarricense de Electricidad en 1987 con el propósito de llevar corriente a todos los centroamericanos y actualmente sirve a más de 45 millones de consumidores en Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y México.

¿Por qué una falla en otro país repercute en Costa Rica? 

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Dado que las redes eléctricas están interconectadas, una falla en una de ellas puede —potencialmente— repercutir en las otras. Si bien cada país tiene sistemas protectores para evitar que ocurra una desconexión a gran escala, no son infalibles.

Durante el apagón centroamericano del 2017, una falla en una central panameña disparó 500 megavatios de energía a las redes eléctricas del SIEPAC. Cuando los sistemas de Costa Rica detectaron el evento, automáticamente se desconectaron para evitar que toda la red resultara calcinada.

Ello implicó que los enlaces del país con Panamá y Nicaragua quedaran suspendidos. La reacción en cadena continuó hacia el norte de Centroamérica, generando apagones generalizados pues la demanda fue mayor que la disponibilidad de energía.

El proceso de recuperación tras un apagón a nivel nacional en Costa Rica tarda hasta tres horas, según estimaciones del Instituto Costarricense de Electricidad. Durante ese lapso, las pérdidas económicas para el país se estiman en 8400 millones de colones.

Tras generarse el apagón, el país debe encender una a una sus plantas generadoras y conectar de forma pausada las distintas localidades. Si durante ese proceso la demanda supera la disponibilidad, el desequilibrio vuelve a causar un apagón y el proceso debe volver a comenzar.

El protocolo establece, además, que los primeros lugares que deben recuperar la corriente eléctrica son aquellos que albergan infraestructura crítica, como hospitales.

El 20 de enero del 2019 se registraron dos apagones. El primero estuvo asociado a la falla ocurrida en Panamá y cuando los países controlaron la situación a lo interno y se conectaron de nuevo a la red regional, se produjo una falla en Nicaragua que ocasionó la segunda interrupción de energía.

En el año 2014 el ICE registró ganancias de $3,6 millones al vender electricidad a otros países centroamericanos mediante el SIEPAC. Al mismo tiempo, los costarricenses se beneficiaron al no tener que pagar $44,4 millones en sobrecostos, en vista de que la institución prefirió comprar recurso más barato a otros países, que usar el más caro producido en suelo nacional.