Llama la atención que tanto el catolicismo costarricense como el grupo religioso de don Fabricio (y Avendaño), tan orgullosos de sus tradiciones religiosas, hayan tirado sus tradiciones al basurero porque sus verdades de fe valen poco. ¿O me equivoco? ¿Sí valen más que la política? Veamos.

Para que el Partido Restauración Nacional (PRN) tuviera éxito político se alió con el catolicismo, es decir, lo que manda es hacerse con el poder, sin embargo, para que PRN sea fiel a su mensaje –si es que lo tiene- como iglesia evangélica tendrá que desmarcarse del catolicismo una vez terminada la contienda electoral porque o sigue al catolicismo en todo –porque es la religión oficial y debe obedecerle-, incluidas sus verdades de fe, o dependerá durante cuatro años de una religión que no le da a la gente lo que necesita espiritualmente, razón por la cual los evangélicos abandonaron el catolicismo.

Como don Fabricio ha dicho que recortará los gastos superfluos en un futuro gobierno de PRN, si en verdad dice la verdad, el primer gasto superfluo a recortar deberá suceder en agosto 2018 y, posteriormente, en los próximos 2 de agosto, y decirle al catolicismo costarricense que la Romería a Cartago deberá ser asumida en sus gastos solamente por los creyentes en la Virgen de los Ángeles: contratar seguridad privada para el evento de varios días, limpiar las calles antes, durante y después, y no obstruir más las vías públicas con cierres de las carreteras (aunque de repente sería mejor prohibir la romería.) Así se puede desmarcar don Fabricio del catolicismo. Si no lo hace, entonces está incumpliendo con el mandato bíblico de no permitir los cultos/rituales que son idolatría (Levítico 26,1). O don Fabricio le hace caso a la idolatría del catolicismo [procesiones, romería, venta de imágenes, inciensos (Jeremías 11,22), etc.] y le es fiel a los hombres (Éxodo 20,4; Salmo 78,58), o le es fiel a la palabra del Dios en el que creen los evangélicos (1Tesalonicenses 1,9) y corta por lo sano de una vez por todas (1Juan 5,21). ¿O don Fabricio desafiará a su Dios permitiendo estos rituales a Moloc (Levítico 18, 21). Si desafía a su Dios, entonces no es su Enviado. No más romerías a Cartago, entonces.

En consecuencia, don Fabricio, para que usted sea fiel a sus creencias y a la comunidad evangélica costarricense, no deberá participar en ninguna celebración religiosa del catolicismo como hipotético triunfador presidencial, no solamente porque dejó de ser católico, sino además porque esas celebraciones son manifestaciones de otros dioses (Éxodo 20,3), falsos. Si usted me dice que se trata del “mismo Dios”, entonces usted nunca dejó de ser católico y deberá retornar al catolicismo: “Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3,16). Caso contrario, usted asume su papel y se distancia completamente del catolicismo.

Asimismo don Fabricio, hipotético triunfador, habría de limpiar -imagino- a Costa Rica de la misma idolatría (Oseas 11,22) que se observa en el Canal 13 con la celebración dominical de la misa católica. Algunos podrían pensar que bastaría un espacio en este canal estatal para cada congregación evangélica, pero esto equivaldría a darle el mismo derecho a las demás denominaciones religiosas, lo cual es imposible pues no se puede servir a dos señores (Mateo 6,24) y menos a docenas de señores contra el Señor. Recordemos que, según don Fabricio, se deben evitar los gastos superfluos para mejorar el déficit fiscal (!).

Creo que don Fabricio estará de acuerdo conmigo en que resulta urgente corregir la educación católica moral en sus múltiples aspectos, la cual se ha enseñado en las clases de educación religiosa en escuelas y colegios públicos. De hecho, la propuesta religiosa de PRN no puede venir y dar frutos si no se eliminan las clases de educación religiosa que claramente muestran las verdades del catolicismo, cuyas clases dependen del control de sus obispos. Continuar con esto sería como cambiar el recipiente (valores de PRN) sin cambiar el líquido (catolicismo), cuando lo importante es el líquido (Marcos 2,22).

Si don Fabricio no me responde por escrito, como corresponde, podremos asumir que su ausencia de respuesta es una especie de idolatría camuflada y, dada la contundencia con la que defiende su fe verdadera, no le hará caso a los poderes de este mundo (la iglesia católica y sus rituales idolátricos), sino a la palabra de su Dios (Miqueas 5,13) en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Si he entendido bien, don Fabricio abandonó el catolicismo porque no le dio lo que él realmente necesitaba.

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