Lo que sabíamos
En al menos las dos últimas elecciones el panorama electoral ha sido volátil. Es decir, que una importante proporción de electores cambia su voto en las últimas semanas y en especial la última semana de votación. Que en buena medida esta mayor volatilidad se debe a la poca filiación partidaria de los electores. Y que en países con poca o nula formación política o ideológica como Costa Rica los escándalos políticos (matrimonio igualitario) definen en buena medida la decisión de los electores.
Las encuestas
Seguramente no hay otro país en el que el rol de las encuestas sea tan decisivo como lo es en Costa Rica. No me refiero en particular a su impacto sobre los electores, sino sobre sus impactos negativos sobre el sistema democrático en general. Ya desde el 2010 las misiones de observación de la OEA han advertido del papel perverso que juegan las encuestas en torno al financiamiento electoral de los partidos. Sencillo, las encuestas han definido quiénes pueden acceder a fondos para pagar sus campañas. Para algunos partidos con acceso a bancos privados y grandes donantes el acceso a fondos privados ha sido fácil (PLN), pero para el partido que ha ganado una vez las elecciones y tres veces ha sido segundo, ha sido una misión imposible (PAC), sin mencionar otros partidos pequeños y menos cercanos a los grupos de poder económico. Pero el rol de las encuestas no solo ha definido qué partidos pueden competir, sino también y desde esta campaña han decidido sobre cuáles partidos los medios de comunicación informan y abren sus espacios a debate. Es decir, que las encuestas en Costa Rica también han servido de filtro para definir qué partidos políticos los electores tienen a su disposición. El candidato que este 4 de febrero terminó segundo solamente fue invitado a los debates de los medios privados por presión social y no por iniciativa de los medios, a pesar de representar al gobierno saliente.
Los medios
En la campaña 2014 los medios fueron capturados para repeler lo que un grupo de empresarios asumió como una amenaza a sus intereses -la candidatura del José María Villalta. En el 2018 las diferentes candidaturas pusieron en evidencia los intereses personales y contradictorios de los dueños de los medios y sus directores. Por un lado, Teletica y su apoyo a Juan Diego Castro; La Nación y su apoyo a Álvarez-Desanti y Repretel, La República y CRHoy y sus apoyos a las candidaturas a los partidos socialcristianos de Piza y Hernández. Sin embargo, estos apoyos no fueron públicos y por el contrario se disfrazaron de coberturas más positivas o menos negativas de sus candidatos. Una vez más se sacrificó la independencia periodística. En un país con tan pocos medios y pluralidad de voces, el rol de los medios en procesos electorales sigue siendo decisivo. Según estudios del CIEP la mayoría de costarricenses (61%) usa los debates televisivos para decidir su voto y la televisión (64%) para informarse. Pero lejos de propiciar un debate abierto y plural, los directores y dueños de medios deciden por el resto de la ciudadanía. El caso de Ignacio Santos y su indisposición de invitar al debate a Carlos Alvarado deberá sentar un precedente. Y la matemática es sencilla, los partidos que accedieron a curules en la Asamblea Legislativa fueron los únicos partidos invitados a los debates de las grandes televisoras del país. Toca coincidir además con Juan Diego Castro en su reclamo sobre lo peligroso para la democracia de que los partidos políticos dependan de una misma persona para financiarse (Leonel Baruch, Banco BCT), y quien a su vez controla uno de los medios más importantes del país (CRHoy).
Los electores
Una vez más la sacudida es, sobre todo, en la periferia del país. Una buena parte de la gente se abstuvo, más que en el promedio nacional y la otra votó abrumadoramente por Fabricio Alvarado. En el 2010 ya habían votado por Otto. Y en el 2014 también por el Frente Amplio. Es decir, es un electorado que no ha encontrado un proyecto político que responda mínimamente a sus necesidades inmediatas. La gran deuda de partidos como el PAC y el FA. Y sobre la periferia el Estado de la Nación lo ha dicho una vez sí y otra también, es otra Costa Rica, mucho más pobre y más desigual. Sobre quiénes son los electores de Fabricio hay mucho por estudiar aún. Sobre Fabricio y las iglesias –evangélicas y católicas - la fotografía toma forma cuando nos damos cuenta que estas iglesias hoy ocupan el papel que antes llenaba el Estado.
En una sociedad cada vez más desigual como la nuestra, muchos pastores, curas e iglesias han sacado provecho. Son quiénes proveen redes de apoyo psicosocial, cuido para los hijos e hijas, empleabilidad y muchas veces también soporte económico. Para la burbuja clase media con sede en el Valle Central esta otra Costa Rica antes de ayer domingo solo eran escenas de canal 23 y una foto en las vacaciones a la playa. Para los líderes del PLN y el PUSC que movieron su campaña a esos rincones eran moneda de cambio. El domingo 5 de febrero fue el encontronazo entre la Costa Rica clase media privilegiada del valle central, la del mito de los “igualiticos”, y la otra Costa Rica que nunca ha estado en la foto.
Lo que se viene
Como mínimo, uno esperaría la renuncia de las candidaturas y jefaturas de campaña del PLN y del PUSC. Sin embargo, Piza y Desanti han demostrado que lo de ellos es personal, no de interés nacional. Carlos Alvarado con atino anunció en su mensaje que existe ya un programa y un proyecto político con límites –Acuerdo Nacional por la Costa Rica del Bicentenario- consensuado entre diferentes partidos políticos, incluyendo al PAC-PUSC-PLN. Sin embargo, habrá quienes dentro de estos partidos prefieran pactar con Fabricio para así movilizar sus agendas particulares. Desanti en su discurso casi lo anunció así.
Por ejemplo, en materia fiscal habrá quienes dentro del PLUSC prefieran cargar un IVA alto (15% o 19%) a las clases medias y bajas, sin tener que optar por impuestos más progresivos a las clases altas. Por otro lado, en aras de atraer electores Carlos Alvarado deberá pactar, qué y hacia dónde, depende de su agenda y de las posibilidades de consensuar con otros partidos políticos.
Las guías de educación sexual y el matrimonio igualitario parecieran ser hoy una moneda de cambio. Del Frente Amplio mínimamente esperaríamos también un #meaculpa. No se trata como dijo reiteradamente José María Villalta de “errores de crecimiento”, sino de su incapacidad de pensarse autocríticamente y de actualizar su estructura. A pesar de ser un partido de izquierda el FA sigue sin llegar a las clases bajas y depende del voto de las capas medias ilustradas y progres del Valle Central. Tampoco ha logrado construir nuevos liderazgos. El terrible mal de las izquierdas latinoamericanas.
Lo que hay que hacer
Bien lo dice Pablo Hernández, acción ciudadana, acción ciudadana y más acción ciudadana. Los reproches que queden para el fútbol. Ya en 1943 una coalición imposible entre Calderón, los Comunistas y la Iglesia Católica dieron pie, para ese momento, a un progresista pacto social. La responsabilidad está en los líderes políticos actuales.
Para lo demás acción ciudadana. Acción ciudadana para exigirle al Tribunal Supremo de Elecciones una pronta y justa respuesta sobre el rol que juegan las encuestas en nuestra democracia. Acción ciudadana para que retomen el proyecto ley de franjas electorales, con el fin de que todos los partidos puedan acceder a pauta en los medios privados que hacen uso de un bien público: el espectro radioeléctrico. Acción ciudadana para presionar a los partidos tradicionales -PLN y PUSC- para que retomen una agenda política y no religiosa como la de la campaña. Acción ciudadana para apoyar proyectos informativos ciudadanos amplios y diversos: Delfino.cr y Semanario Universidad. Acción ciudadana de educación política para traducir a tíos, tías y familiares el programa de gobierno de Carlos Alvarado y Fabricio. Acción ciudadana con curas y pastores, sus derechos y libertad religiosa también están en juego. Acción ciudadana de concientización social entre nosotros los del Valle Central, sobre nuestros privilegios y las necesidades de la otra Costa Rica. Acción ciudadana para ayudar a avanzar a los que dejamos atrás.
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