Estudiantes del TEC lideran la restauración del Puente Uchakicha sobre el río Pacuare, una estructura vital para más de 1.900 habitantes, mientras fortalecen el vínculo entre la academia y el impacto social.
El proyecto Puente de Esperanza forma parte de una iniciativa que, desde 2013, impulsa la carrera de Ingeniería en Producción Industrial del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) por medio del curso de Administración de Proyectos.
Durante 12 años, esta propuesta académica ha permitido desarrollar 25 proyectos que demuestran que la ingeniería puede convertir el aula en un puente hacia soluciones reales para las comunidades.
Este año, estudiantes de Ingeniería en Producción Industrial e Ingeniería Física coordinan el proyecto número 26, que busca restaurar el Puente Uchakicha, una estructura colgante que conecta a la comunidad de Simiriñak, ubicada en la Reserva Indígena Chirripó Cabécar, en Turrialba, con centros educativos, comercios y servicios básicos.
Según explicaron las personas estudiantes a Delfino.cr, la iniciativa se desarrolla en conjunto con la Asociación Pro Indígena Quircó, una organización que brinda apoyo médico, odontológico, veterinario y logístico a territorios indígenas.
Un puente en riesgo: hallazgos técnicos
Para evaluar el estado actual del puente, se realizaron estudios topográficos, hidráulicos, de materiales y de impacto ambiental; todos a cargo de profesionales en cada área.
Los resultados evidenciaron una situación compleja: tablones podridos, cables corroídos y anclajes dañados, elementos que comprometen la seguridad de quienes lo cruzan.
La estructura es utilizada por más de 1.900 personas, incluidos niños, personas adultas mayores y familias que dependen de este paso para llegar a centros educativos, servicios de salud y comercios.
Las soluciones planteadas y el camino por recorrer
Aunque las propuestas se encuentran en proceso de revisión y validación por parte del ingeniero encargado, el proyecto ya perfila varias soluciones estructurales. Entre estas destacan:
- Reemplazo total de las tablas deterioradas.
- Diseño e instalación de rampas en ambos extremos, para facilitar el tránsito de motocicletas, caballos y otros medios utilizados por la comunidad.
- Incorporación de bordes de seguridad y anclajes, con el fin de reforzar la estabilidad del puente.
El cronograma preliminar proyecta iniciar los trabajos en enero de 2026, fecha sujeta a ajustes según las aprobaciones técnicas y la logística necesaria.
Voces del proyecto: experiencias que inspiran
El trabajo estudiantil ha sido fundamental para avanzar en el proceso, especialmente desde los equipos de comunicación, logística y patrocinios. Dos participantes compartieron su experiencia.
Yulin Wu Feng, estudiante de Ingeniería en Producción Industrial e integrante del equipo de Comunicación, resumió así lo vivido:
Participar en este proyecto ha sido una experiencia completamente nueva y retadora. A lo largo de la carrera hemos colaborado con distintas empresas, lo que nos permite acercarnos un poco al mundo profesional, sin embargo, esta ha sido la primera vez que trabajamos en un proyecto que depende al 100% de nosotros como estudiantes. Ha sido increíble formar parte de este equipo [...] Trabajar en Puente de Esperanza me reafirmó la idea de una ingeniería con propósito. Me llena de alegría saber que lo que hacemos se traduce en soluciones reales que pueden generar un impacto positivo y ayudar a la comunidad Simiriñak".
Por su parte, Paula Artavia, estudiante de Ingeniería Física e integrante de Comunicación y Patrocinios, subrayó el apoyo recibido por parte de pequeñas y grandes empresas:
Ha sido realmente enriquecedor ver cómo diferentes empresas y pequeños negocios se han sumado a este proyecto. No solo han participado con sus productos, sino que también nos han apoyado compartiendo la información, ayudando a difundir las actividades y, en muchos casos, ofreciendo materiales o incluso mano de obra. Para mí ha sido muy especial vivirlo de cerca, porque cada aporte refleja una intención genuina de ayudar y un compromiso real con la comunidad".
También recalcó el valor emocional y profesional de la experiencia: "Ha sido muy lindo poder aplicar todo lo aprendido a lo largo de estos años de carrera en un proyecto con un impacto real, sintiendo que de alguna manera devolvemos al país la oportunidad que nos ha dado de formarnos profesionalmente y sobre todo cuando la mayoría de nosotros estamos finalizando la carrera, este tipo de experiencias nos da una motivación enorme. Ver cómo tantas personas y comercios creen en lo que estamos haciendo y deciden unirse, cada uno desde sus posibilidades, nos demuestra que el impacto se multiplica cuando trabajamos juntos. Ha sido una experiencia que realmente me llena y que reafirma la enorme fuerza que tiene la colaboración cuando nace del compromiso y la solidaridad".
Quienes deseen apoyar pueden hacerlo a través de donaciones.
Un puente que une más que orillas
Puente de Esperanza se consolida como un ejemplo de cómo la academia puede convertirse en un motor de transformación social. A través de la ingeniería, las personas estudiantes no solo fortalecen sus habilidades técnicas, sino que conectan su formación con las realidades y necesidades del país.
Con la futura intervención del Puente Uchakicha, la comunidad de Simiriñak avanza hacia un acceso más seguro y digno, mientras este grupo de estudiantes del TEC reafirma que la ingeniería con propósito no solo construye infraestructura: también genera oportunidades.
Estudiantes también impulsan una campaña para recolectar materiales.








