Durante el año 2024, Costa Rica experimentó una disminución significativa en la llegada de nómadas digitales. De acuerdo con datos reportados por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), las solicitudes de visa bajo la Ley 10008 han disminuido aproximadamente un 50% respecto al año anterior (CR Hoy, 2024). Esta caída ha sido explicada, en primera instancia, por factores estructurales como la persistente brecha digital en zonas rurales, la percepción internacional de inseguridad y los elevados costos de vida en comparación con otros destinos competitivos (The Shillong Times, 2024). Sin embargo, limitar la discusión únicamente a estos elementos implica dejar fuera factores fundamentales.

Más allá de las condiciones locales, la disminución de nómadas digitales debe comprenderse dentro de una reconfiguración global del empleo remoto. En un mercado laboral cada vez más globalizado, empresas de Europa y Estados Unidos han comenzado a externalizar funciones administrativas, contables, de recursos humanos o incluso educativas hacia trabajadores ubicados en América Latina. Esta decisión obedece a diferencias salariales significativas, las cuales hacen que el talento latinoamericano sea mucho más atractivo desde el punto de vista de costos operativos.

Este fenómeno no es completamente nuevo. Durante décadas anteriores, industrias como la automotriz siguieron una lógica semejante. Fabricantes emblemáticos como Ford, Renault y Peugeot trasladaron parte de sus líneas de producción a Brasil y Argentina en busca de mano de obra más económica y condiciones de operación más favorables. Lo que antes fue deslocalización industrial ahora toma forma como deslocalización digital.

Sin embargo, además de las diferencias salariales entre regiones, es necesario considerar un aspecto clave del modelo actual de contratación remota: la modalidad de servicios profesionales. Una parte importante del talento contratado en América Latina trabaja bajo esquemas sin relación laboral formal, lo que implica que los empleadores no asumen ninguna responsabilidad patronal. En estos casos, los trabajadores no reciben beneficios como cotización en seguros sociales, pólizas de salud, vacaciones pagadas, aguinaldo, licencias remuneradas o protección por despido, derechos establecidos en países como Costa Rica.

En la práctica, esto significa que, aunque reciben una remuneración por sus servicios, deben asumir todos los riesgos sociales y económicos asociados a la inestabilidad laboral. La ausencia de protección social convierte este tipo de empleo en una variante moderna de precarización, una que opera silenciosamente bajo la promesa de flexibilidad y libertad del trabajo remoto.

Este fenómeno se alinea con el análisis realizado por Zygmunt Bauman (1998) en su obra La globalización: consecuencias humanas, donde argumenta que la movilidad del capital y la flexibilidad del trabajo generan formas de inseguridad antes impensadas. Bauman enfatiza que la globalización ha creado condiciones en las que los trabajadores, incluso sin moverse de su país, pueden experimentar vulnerabilidades derivadas de mercados laborales altamente deslocalizados.

En este contexto, la disminución de nómadas digitales en Costa Rica no puede atribuirse únicamente a la infraestructura o a la seguridad. El trabajo remoto globalizado está emigrando hacia modelos más económicos, donde los profesionales latinoamericanos se convierten en la opción más rentable para las empresas, aun cuando ello implique relaciones laborales más frágiles. Se trata de una precarización a la inversa: el empleo se desplaza hacia países más económicos, pero sin mejorar las condiciones de quienes lo reciben; además, no debemos perder de vista que en el país de origen del empleador disminuirán las plazas y podrían empezar a utilizar prácticas que precaricen el trabajo en ese lugar.

Así, Costa Rica enfrenta el desafío de posicionarse nuevamente como un destino atractivo para nómadas digitales, pero no puede perder de vista cómo el mercado efectúa cambios a más velocidad que la legislación, cambios que en ocasiones no se perciben hasta que ya se consideran normalidad mientras el mercado laboral global se transforma aceleradamente. Comprender este fenómeno en su totalidad exige mirar más allá de las fronteras nacionales y analizar cómo la globalización redefine la manera en que trabajamos, producimos y competimos.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.