El 10 de septiembre de 2025 una lamentable noticia movió al mundo entero: Charlie Kirk fue víctima de un tiro que le quitó la vida a sus 31 años, mientras participaba en un evento público en el campus de la Utah Valley University (UVU) en Utah, Estados Unidos. Charlie, abiertamente cristiano y de tendencia conservadora, se convirtió en uno de los eruditos políticos y líderes activistas más influyentes y reconocidos entre el público joven de los Estados Unidos y de distintos países alrededor del mundo. En 2012 Fundó Turning Point USA (TPUSA), la organización con la que promovía valores conservadores entre estudiantes universitarios.

No hay respuestas fáciles a interrogantes sobre temas como la religión, el aborto, el matrimonio y la familia, la sexualidad, y la raza; pero Charlie siempre tenía buenas respuestas a los cuestionamientos que le presentaba el público con quien debatía sus ideales en los eventos masivos que organizaba en diferentes universidades al estilo ”Prove Me Wrong” (pruébame que estoy equivocado), para analizar la verdad sobre algún particular y la validación de argumentos. Y aunque hoy esto ha cambiado mucho, la Universidad (sobre todo las mejores de todo el mundo) siempre fue considerada como una cuna del conocimiento y de la constante búsqueda de la verdad, como inscribe, por ejemplo; el antiguo escudo de la Universidad de Harvard: “Ve-ri-tas, Christo et Ecclesiae” , un simbolismo profundo relacionado con Cristo, la iglesia y la verdad; que refleja las creencias y valores de sus fundadores puritanos.

En tiempos de relativismo y de posverdad en los que vivimos, considero que la exclusión de las creencias religiosas de la esfera pública es una práctica errónea, especialmente cuando se apoyan en principios científicos, biológicos y lógicos que apuntan hacia la verdad misma. Nuestras leyes y contratos sociales son por definición una codificación de la moral basada en la tradición judeo-cristiana.

En el libro “The Naked Public Square: Religion and Democracy in America” (1984), Richard John Neuhaus plantea el argumento de que la exclusión de los principios religiosos del discurso público descansa en la falsa suposición de que los valores seculares son neutrales, sin un trasfondo dogmático o que se sostienen sin ninguna base de fe; algo similar al rechazo del concepto de la verdad misma que promueven el postmodernismo y movimientos de grupos izquierdistas extremos.

Todas las personas que participan en la esfera pública lo hacen desde una cosmovisión que han construido sobre creencias de lo que es la verdad, y la realidad es que pretender “una plaza pública desnuda” de aportes personales con fundamento moral y espiritual empobrece nuestra vida cívica y son un retroceso al ejercicio de la democracia, especialmente cuando compartir nuestra opinión es motivo para que alguien más se atribuya el derecho a quitarnos la vida, o peor aún: hacer de ello una ocasión de celebración, como comparten algunos en las redes sociales.

En el libro “Una Nación con Propósito” (2024), el doctor en Ciencias Sociales Gerardo Amarilla hace referencia a los desafíos occidentales de nuestro tiempo como una crisis de magnitud vertiginosa nunca antes vista, que da paso a una nueva época llena de síntomas sociales preocupantes como el debilitamiento de valores fundamentales, la violencia en sus distintas manifestaciones, adicciones que esclavizan a millones de personas, la depresión y diferentes afecciones a la salud mental como resultado de la falta de propósito, de rumbo y de metas en la vida; que hacen daño principalmente a la juventud.

Hoy en Costa Rica, en medio de la celebración de nuestros 204 años de independencia y de cara a nuestras próximas elecciones presidenciales en febrero de 2026, este hecho mortal nos recuerda lo frágil que es la convivencia democrática y el valor del respeto mutuo. La pluralidad de voces con sentido debe ser un pilar de las sociedades libres como la nuestra, y silenciar a alguien por sus convicciones (cualesquiera que sean) es la expresión más clara del fracaso del diálogo basado en argumentos sostenibles y la tolerancia.

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