Tras bombardeos estadounidenses a sitios nucleares.

Irán lanzó este lunes ataques con misiles contra bases militares de Estados Unidos en Qatar e Irak, como represalia directa a los bombardeos realizados por Washington el día anterior sobre instalaciones nucleares iraníes. La respuesta de Teherán marca una escalada significativa en el conflicto y eleva las alarmas sobre un enfrentamiento regional más amplio.

Según informaron medios estatales iraníes, la base aérea de Al Udeid, en Doha, y la base de Ain al-Asad, en el oeste de Irak, fueron blanco de la ofensiva. El gobierno iraní calificó la operación como “una poderosa y exitosa respuesta” a lo que llamó “la agresión estadounidense”.

“No iniciamos esta guerra ni la buscamos. Pero no dejaremos sin respuesta una invasión al gran Irán”, escribió el presidente iraní Masoud Pezeshkian en la red social X, minutos antes del ataque.

Residentes en Doha presenciaron en la noche la activación de defensas antimisiles y la interceptación de al menos uno de los proyectiles. Las autoridades de Qatar habían cerrado su espacio aéreo como medida preventiva horas antes.

El Comando Central de EE. UU. aún no ha confirmado oficialmente los daños o posibles bajas. Las bases atacadas alojan a miles de soldados estadounidenses, incluyendo el cuartel general avanzado del comando en Al Udeid.

En paralelo, Israel amplió sus operaciones militares en territorio iraní. En la capital, Teherán, misiles israelíes impactaron la prisión de Evin —conocida por albergar presos políticos y ciudadanos occidentales— y la sede de una unidad de represión del régimen, según fuentes oficiales. Las autoridades israelíes aseguraron que continuarán los ataques sobre objetivos militares y simbólicos en los próximos días.

Mientras tanto, el presidente Donald Trump reafirmó que Estados Unidos actuará de nuevo si Irán lanza más represalias. “Este es un momento decisivo. Habrá paz o tragedia para Irán”, dijo en un mensaje a la nación. En redes sociales, incluso planteó un posible cambio de régimen: “¿Por qué no habría un cambio de régimen si no pueden hacer grande a Irán?”, escribió.

El portavoz del gobierno estadounidense aclaró que se trataba de “una pregunta, no una amenaza”. No obstante, la mención generó más tensión en Teherán, que declaró que no negociará bajo presión y advirtió de futuras represalias.

En medio de la creciente incertidumbre, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que la situación corre el riesgo de “salirse rápidamente de control” y pidió una desescalada urgente.

Por su parte, Rusia condenó los ataques y el presidente Vladimir Putin calificó la ofensiva de EE. UU. e Israel como una “agresión absolutamente no provocada” durante una reunión con el canciller iraní Abbas Araghchi en Moscú.

Desde el inicio del conflicto hace 11 días, los ataques han dejado al menos 24 muertos y más de 1000 heridos en Israel. En Irán, la cifra de fallecidos asciende a 950, con más de 3.400 personas heridas, según el grupo Human Rights Activists.

En paralelo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que aún no se han detectado niveles elevados de radiación tras el bombardeo al sitio de Fordow, aunque se espera “daño significativo”. Irán aseguró haber trasladado material nuclear antes del ataque, aunque no notificó a la agencia de forma oficial.